La
fiscalía prometió que encontrará y procesará a los responsables
de los fuegos, pero el país sudamericano no tiene experiencia en
esta clase de investigaciones.
por
Fernando Molina
La
sequía, los fuertes vientos y la vieja costumbre de desbrozar usando
fuego han provocado, en los últimos días, numerosos incendios
forestales en una decena de municipios de la región boliviana de
Santa Cruz, especialmente en el municipio de Roboré. Los fuegos han
abrasado, hasta el momento, unas 470.000 hectáreas de bosques y
sembradíos. Aunque amenazan a algunas comunidades campesinas, se
mantienen alejados de las áreas urbanas gracias al trabajo de
contención del Ejército. Las llamas no han provocado pérdidas
humanas y los daños materiales, que se presumen cuantiosos, aún no
han sido determinados con precisión.
Este
lunes, el presidente Evo Morales sobrevoló la zona incendiada y,
aunque dijo haber visto avances importantes en los esfuerzos por
controlar los fuegos, subrayó que el desenlace definitivo dependerá
del viento, muy fuerte en esta época de año. En esta región
boliviana, la temporada de vientos coincide cada año con el periodo
de limpieza y preparación de las parcelas. Pese a la prohibición
legal, estas actividades se siguen haciendo por medio de quemas
(llamadas “chaqueos”) con el objetivo de ahorrarle trabajo al
agricultor. Una predilección favorecida por la creencia tradicional
de que el hollín mejora la fertilidad del suelo.
La
fiscalía prometió que encontraría y procesaría a quienes hubieran
provocado los fuegos, pero Bolivia no tiene experiencia en esta clase
de investigaciones: habitualmente, la humedad tropical reduce -de
forma natural- la extensión e importancia de los incendios forestales. Este año, sin embargo, la escasez de lluvia ha permitido
a los incendios prosperar. Además, según los grupos ambientalistas,
las llamas también se han visto favorecidas por la mano abierta del
Gobierno con el desmonte -la tala de árboles, cuyos ramas a menudo
se queman- como parte de su política de impulso a las actividades
agrícolas y ganaderas, consideradas prioritarias respecto a la
conservación del bosque.
Semanas
atrás, Morales suspendió los topes legales a esta práctica en el
Beni, región vecina a Santa Cruz, en la que se suele deforestar para
habilitar terrenos y destinarlos a la ganadería. Los voceros
oficialistas, sin embargo, aseguraron que no existe relación entre
estas medidas y los incendios, y que estos se deben exclusivamente a
la irresponsabilidad de quienes recurrieron al “chaqueo” para
despejar sus terrenos.
Bolivia
está inmersa en la campaña electoral para los comicios
presidenciales del próximo 20 de octubre, así que los incendios son
motivo del debate de los candidatos, que por un lado tratan de
culpabilizar a Morales de lo que está pasando y por el otro piden
que el asunto no se “politice” y recuerdan los factores
estructurales -como la pobreza de la población- que están detrás
de los problemas ambientales del país.
Fuente:
Fernando Molina, Varios incendios forestales devoran medio millón de hectáreas en Bolivia, 20 agosto 2019, El País. Consultado 20 agosto 2019.
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