martes, 6 de agosto de 2019

Hiroshima insta a los jóvenes a no olvidar en el 74 aniversario del bombardeo


La ciudad japonesa hace un llamamiento a los líderes mundiales, especialmente a Japón, para que suscriban el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares. Hiroshima, la ciudad del horror y de la paz.

La ciudad japonesa de Hiroshima instó hoy a los jóvenes a no olvidar ni menospreciar la tragedia atómica e hizo un llamamiento a los líderes mundiales, especialmente a Japón, para que suscriban el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares.

Para enfrentar nuestras circunstancias actuales y lograr un mundo pacífico y sostenible, debemos trascender las diferencias de estatus u opinión (...). Para lograrlo, las generaciones venideras no deben desestimar los bombardeos atómicos y la guerra como meros hechos del pasado”, dijo el alcalde de la ciudad, Kazumi Matsui, en su discurso en la ceremonia de conmemoración del 74 aniversario del bombardeo.

En un acto celebrado en el Parque de la Paz (ubicado cerca de la zona cero de la explosión), al que asistieron representantes de unos 90 países, Matsui leyó poemas y textos escritos por supervivientes, en los que hablan de los horrores del bombardeo y piden que algo así no le ocurra a futuras generaciones. “Somos suficientes”, reza uno. El alcalde de la localidad nipona pidió a la sociedad adoptar un “espíritu de tolerancia” para luchar juntos contra las adversidades actuales: el ascenso del nacionalismo, el aumento de las tensiones por la exclusividad y la rivalidad, y el desarme nuclear estancado.

Habiendo vivido dos guerras mundiales, nuestros mayores persiguieron un ideal: un mundo más allá de la guerra. Se prometieron construir un sistema de cooperación internacional. ¿No deberíamos recordar y, para la supervivencia humana, luchar por ese mundo ideal? Les pido esto especialmente a ustedes, los jóvenes, que nunca han conocido la guerra pero que liderará el futuro”, señaló.

Para Matsui, “los líderes mundiales deben avanzar con ellos, promoviendo el ideal de la sociedad civil”, e hizo un llamamiento para unirse al Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares, del que no forman ni las potencias nucleares mundiales ni Japón. El primer ministro japonés, Shinzo Abe, también ofreció unas palabras en la ceremonia en la que se refirió a la meta de lograr un mundo sin estas armas, pero evito cualquier referencia al tratado.

La bomba lanzada sobre Hiroshima hace hoy 74 años detonó con una intensidad de unos 16 kilotones a unos 600 metros de altura muy cerca de donde se levanta el parque donde tuvo lugar la ceremonia, y acabó de forma inmediata con la vida de unas 80.000 personas. El número aumentaría hacia finales de 1945, cuando el balance de muertos se elevaba a 140.000, y en los años posteriores las víctimas por la radiación sumaron más del doble.

Tres días después del ataque sobre Hiroshima, el 9 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó una segunda bomba nuclear sobre la ciudad de Nagasaki, lo que forzó la capitulación de Japón seis días después y puso fin a la Segunda Guerra Mundial.

Fuentes:
Hiroshima insta a los jóvenes a no olvidar en el 74 aniversario del bombardeo, 6 agosto 2019, La Vanguardia. Consultado 6 agosto 2019.
La obra de arte que ilustra esta entrada es “L'Homme d'Hiroshima” (El hombre de Hiroshima), un tapiz de 4,37 × 2,92 metros, realizado en 1957 por el artista Jean-Lurçat, considerado el renovador de la tapicería francesa. La silueta del hombre en desintegración resalta sobre un fondo verde, adoptando la forma del “hongo atómico”. El hombre es destruido física y moralmente, como lo prueban las llamas que salen de su cráneo. A ambos lados de este cuerpo, se rompen, se pulverizan 4 objetos simbólicos. La cruz evoca la noción de creencia. La hoz remite tanto a la labor como a la ideología. Los guantes blancos serían un símbolo de los códigos educados de nuestra civilización occidental. Por último, el libro materializa la idea de saber. Lurçat muestra así que la bomba atómica puso en entredicho numerosos fundamentos de la sociedad occidental. Texto: Museo Jean-Lurçat de la tapicería contemporánea, Angers, Francia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario