por
Zofeen Ebrahim
KARACHI,
Pakistán, 21 ago 2019 (IPS) - Gulab Shah lleva muchas noches de
insomnio. La preocupación de este agricultor de 45 años y su
familia aumenta ante una situación que los arrastra a migrar a la
ciudad desde la aldea donde han vivido siempre en el suroeste de
Pakistán, por la imparable entrada del agua del mar tierra adentro.
“Eso
es todo lo que yo y mis hermanos discutimos día y noche”, dijo a
IPS por teléfono desde su aldea, cerca de Kharo Chan, en el distrito
de Thatta, en la provincia de Sindh.
Shah
y su familia también pasan horas hablando sobre lo que “significará
vivir entre extraños, en un lugar extraño; adoptar un estilo de
vida desconocido; perder su cultura e identidad”.
De
las casi 2.400 hectáreas que heredó el padre de Shah, más de 1.000
han sido tragadas lentamente por el mar en los últimos 70 años.
Y
pese a que les queda aún suficiente tierra para vender y poderse
instalar en la ciudad, ¡no hay compradores!, exclamó Shah con
desaliento.
“Nadie
quiere comprar tierras que saben que pronto quedarán sumergidas por
el mar”, explicó.
Y
si decidiesen quedarse, no habría suficientes jornaleros para
trabajar en sus tierras. “Cada año más y más personas, en su
mayoría campesinos, se mudan de aquí ya que hay menos trabajo para
ellos”, explicó Shah.
Durante
millones de años, el río Indo abasteció las marismas, las 17
ensenadas, los kilómetros de pantanos y los manglares, entre los
diversos hábitats del delta con forma de abanico, antes de
desembocar en el mar Arábigo (o de Omán) y culminar un viaje de
3.180 kilómetros desde las montañas del Himalaya, en el Tibet.
Ahora,
este humedal, incluido como un sitio Ramsar por su importancia y
valor internacional, está seco y muriendo lentamente.
Las
presas colocadas a lo largo del curso del río más largo de Pakistán
succionaron sus aguas y le impiden alcanzar el estuario. Además,
produjeron una merma del depósito de sedimentos, dando al mar una
oportunidad perfecta para penetrar en la tierra.
El
cambio climático también ha tenido un impacto en lo sucedido en la
desembocadura del Indo. Las lluvias se volvieron impredecibles y los
niveles de agua no se incrementaron, al contrario de lo que sucedió
con la demanda de agua, tanto para actividades agrícolas como para
una población en crecimiento.
El
delta se mantendría prospero si obtuviese 430,5 millones de pies
cúbicos de manera constante durante los 12 meses del año, o 5.000
pies cúbicos por segundo por día, según lo prometido a través del
Acuerdo de distribución de agua provincial de 1991.
Pero
esto no sucede. “En su curso, desde las montañas hasta el mar, hay
escasez y robos, junto con pérdidas debido a un sistema de
distribución obsoleto”, explicó Usman Tanveer, representante
principal del gobierno provincial en el distrito de Thatta.
“Requerimos
un sistema de gestión del agua bien regulado desde el momento en que
el agua abandona las montañas hasta llegar al mar Arábigo”, dijo
a IPS.
Señaló
que, como un tema especializado, el agua debe estudiarse más
científicamente. “En primer lugar, necesitamos una investigación
adecuada y expertos para poder planificar las necesidades futuras de
agua y esto incluye encontrar soluciones óptimas de conservación,
sitios naturales si es necesario construir pequeñas represas (en
lugar de fruncir el ceño) siempre que aparezca la palabra presa”,
explicó a título de ejemplo.
“Necesitamos
tener un marco legal para que los robos sean disuadidos, y lo más
importante, un mecanismo integrado para recolectar el acceso de agua
de cada usuario”, concluyó Tanveer.
El
Centro de Estudios Avanzados en Agua de Estados Unidos-Pakistán
(USPCASW, en inglés), de la Universidad de Ingeniería y Tecnología
de Mehran, en el distrito de Jamshoro, también en Sindh, determinó
en 2018 en un estudio que utilizó mapas históricos e
investigaciones en el terreno, que el delta se extendía en 1833 por
12.900 kilómetros cuadrados, mientras en la actualidad solo lo hace
por un millar.
“El
impacto humano en el ambiente, el cambio en el flujo natural del río,
lo que resulta en una reducción en la deposición de sedimentos, y
el ingreso del mar y el cambio climático se tradujeron en la
contracción del delta”, dijo Altaf Ali Siyal, quien dirige el
Departamento de Gestión Integrada de Recursos Hídricos en USPCASW y
fue el autor principal del estudio.
El
informe concluyó que el delta de hoy se extiende por solo entre ocho
y 10 por ciento de su territorio original.
Muchos
que vivían en el delta creían que este comenzaría a morir cuando
el hombre frenara al poderoso Indo, y parece que así ha sido. La
construcción de la presa de Sukkur (1923 a 1932) por los británicos,
y las de Kotri en 1955 y Guddu en 1962, diezmó su vida.
Antes,
la provincia de Sindh recibía 6,5 millones de pies cúbicos de agua
anuamente, ahora es menos de una décima parte. “Sería mejor si
recibiese entre un millón y millón y medio de pies cúbicos porque
así podría paulatinamente volver a su grandeza pasada”, dijo
Siyal a IPS.
El
caso de la tierra de los Shah
“Hasta
hace 10 años, alrededor de 170 hectáreas todavía eran
cultivables”, dijo Shah. Sin embargo, este año, apenas pudieron
cultivar 61 hectáreas. “La escasez aguda de agua, por un lado, y
el aumento de la salinidad por el otro, ha hecho que sea imposible
labrar toda nuestra tierra”, explicó.
Hasta
la década de los años 90, su familia cultivaba la “bananas más
dulces” y las mejores verduras en más de 170 hectáreas de tierra
y llevaban una vida próspera.
Todo
eso acabó ahora.
Hace
dos años, debido a la aguda escasez de agua, Shah y sus hermanos
decidieron cultivar la hoja de betel verde (Piper betle), en forma de
corazón, localmente llamada “paan”, en unas cinco hectáreas,
para tratar de ganarle a la escasez de agua de riego.
Soluciones
hay
Mientras,
el profesor Hassan Abbas, experto en hidrología y recursos
hídricos, tiene soluciones a largo y corto plazo para revivir el
delta.
“Una
de ellas sería rejuvenecer el curso natural del río, haciendo lo
mismo que Gran Bretaña, Estados Unidos e incluso Australia, que
desmantelan las represas y adoptan el modelo del río de flujo
libre”, planteó a IPS.
“Un
modelo de flujo libre es aquel en el que el agua, el cieno y otros
materiales naturales pueden moverse sin obstáculos. Pero lo más
importante es que se mantiene la integridad ecológica de todo el
sistema fluvial en su conjunto”, explicó Abbas.
La
otra solución, más inmediata, es modificar la forma en que los
agricultores riegan. “Necesitamos hacer que la agricultura sea
eficiente en el uso del agua sin comprometer su rendimiento. De este
modo, el agua ahorrada puede regresar a su curso y regenerar el
delta”, explicó.
Tiene
un plan piloto en mente en ese sentido, para construir la confianza y
la capacidad de los agricultores cuando se trata de una agricultura
eficiente en el uso del agua y, al mismo tiempo, detener el
suministro de agua en esa área bloqueando un canal del delta.
“Ver
así si resulta social y económicamente aceptable para los
agricultores y medir los beneficios ambientales” dijo, y agregó:
“Si hay un resultado positivo, se pueden cerrar más canales”.
“El
Indo tiene 6,5 kilómetros de planicie de inundación en cada una de
sus riberas, con arena dulce bajo la cual está el agua mineral más
limpia posible. La mayoría de las grandes ciudades están a no más
de tres kilómetros del lecho del río. Todo lo que hay que hacer es
bombear esa agua desde una profundidad de entre 90 y 120 metros,
usando, digamos energía solar, y suministrarla a las ciudades a
través de tuberías “, explicó el hidrólogo.
¿Pero
qué pasa con la aldea del Shah?
“Está
lejos, a unos 200 kilómetros del margen del río”, puntualizó
Abbas, antes de plantear que esas comunidades rurales necesitan agua
potable con urgencia para poder sobrevivir.
“Se
requeriría de una tubería mucho más larga, pero aún sería más
barato transportar hasta allí el agua de esa manera”, dijo.
Según
este hidrólogo, hay entre 15.000 y 16.000 pies cúbicos de agua
disponible en el acuífero fluvial.
“Los
pakistaníes necesitamos como máximo 15 o un máximo de 20 pies
cúbicos por año (excluyendo el agua para la agricultura) para
satisfacer nuestras necesidades. ¡Es una opción mucho más barata,
de 2.000 o 3.000 millones de dólares que una represa que cuesta
17.000 millones de dólares!”, sentenció.
T:
MF
Fuente:
Zofeen Ebrahim, El delta del Indo en Pakistán necesita agua para revivir él y su gente, 21 agosto 2019, Inter Press Service. Consultado 22 agosto 2019.
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