La
ONU reconoce que el mundo se aleja de conseguir avances en seguridad
alimentaria para 2030. Las tierras no restauradas, las pérdidas de
recursos genéticos, la sobrepesca, la volatilidad de los precios o
la vulnerabilidad de los pequeños agricultores lastran los ODS.
por
Ángeles Lucas
Cuando
las cosas van bien, un bebé llega al mundo con un pan debajo del
brazo; cuando algo se eterniza, se dice que se hace más largo que un
día sin pan; en cuanto falta el dinero, no hay ni para un pedazo de
pan que llevarse a la boca; y cuando un problema no termina de
resolverse, el refranero popular responderá con pan para hoy y
hambre para mañana. Pero la realidad trasciende al imaginario
colectivo. No hay pan hoy para 821 millones de personas, y habrá
hambre para mañana si las dinámicas mundiales no giran en otra
dirección. El panorama para erradicar la inseguridad alimentaria se
perfila desolador; la subalimentación aumenta por tercer año consecutivo, cerca de 2.000 millones de personas no tienen acceso
regular a alimentos nutritivos y suficientes, y el cambio climático,
la violencia y la inestabilidad económica generan una desigualdad
que lastra alcanzar que en 2030 ninguna persona pase hambre, como
dicta el segundo de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
de la ONU, que reconoce que "el mundo está lejos de alcanzar
estos ODS relacionados con la alimentación y la agricultura".
Pero
los desafíos van más allá. La cuestión avanzaría si, por
ejemplo, se eliminaran de forma urgente las emisiones de gases de
efecto invernadero que calientan la tierra y condenan las cosechas y
las aguas; también si los hombres dejaran de matarse entre ellos y
de cortar las carreteras y los puertos para que accedan los
suministros a la población, y si la distribución de las riquezas
fuese más equitativa y todos pudieran adquirir pan y mucho más.
Pero el informe Seguimiento del progreso en los indicadores de los ODS relacionados con la alimentación y la agricultura, lanzado este
jueves por la Organización de la ONU para la Alimentación y la
Agricultura (FAO), revela más urgencias pendientes. "Puede
haber países o incluso regiones que registran avances, sin embargo,
el panorama mundial aún está en declive. Hay casos en los que los
datos globales pueden moverse en la dirección correcta, pero a una
velocidad manifiestamente insuficiente como para alcanzar el objetivo
en 2030", declara Pietro Gennari, jefe de Estadística de la
FAO, una organización que lleva por lema fiat panis (hágase el
pan).
Este
informe analiza cuatro de los ODS vinculados con la alimentación y
la agricultura, que son: Conseguir el hambre cero; disponer de agua y
saneamiento; utilizar de forma sostenible los océanos y mares; y
proteger los bosques y luchar contra la desertificación. Estos
cuatro objetivos se subdividen a su vez en indicadores específicos
para evaluarlos de forma más precisa, y entre los que no se
consiguen aparecen coloreados en rojo los siguientes: registrar y
conservar la diversidad genética de semillas, plantas y animales
-beneficioso para evitar su extinción-; restaurar las poblaciones de
peces en el menor tiempo posible y promover su sostenibilidad;
garantizar la conservación, restauración y uso sostenible de los
ecosistemas terrestres y de aguas dulces, en particular bosques,
humedales, montañas y tierras secas; o revisar el correcto
funcionamiento de los mercados de productos alimenticios y ayudar a
limitar la extrema volatilidad de los precios de los alimentos,
decididos en rascacielos estadounidenses. "Durante el período
2016-2017, la alta volatilidad afectó a una cuarta parte de los
países de África y Asia occidental, y a una quinta parte de ellos
en Asia central y meridional. Los países en desarrollo sin litoral
son particularmente propensos a esa variabilidad con un 37 % de los
países afectados durante el período", se lee en el informe.
Para
Gennari, una de las cuestiones más relevantes que refleja el informe
es que no se aumenta la inversión en infraestructura rural,
investigación agrícola y servicios de extensión, incluso con más
cooperación internacional. "Una mayor inversión en el sector
agrícola (que incluye la pesca y la silvicultura) probablemente
ayudaría a mejorar muchos de los indicadores. No obstante, el gasto
público en agricultura ha disminuido con respecto a su contribución
al Producto Interno Bruto (PIB) en la mayoría de los países",
destaca el experto, que indica que los ingresos y la productividad de
los pequeños agricultores son más bajas, aproximadamente la mitad
que las de los grandes productores. "Estos datos, que están
disponibles por primera vez este año, corroboran que se exija
específicamente duplicar los ingresos y la productividad de los agricultores a pequeña escala, conscientes de que enfrentan mayores
limitaciones para acceder a mercados, crédito, recursos productivos
y otros servicios", reflexiona Gennari. La FAO estima que hay
unas 570 millones de granjas en el mundo, de las cuales la mayoría
son pequeñas, y son sus que producen hasta el 80 % de los alimentos
del mundo y "paradójicamente" una gran parte de la
población es "vulnerable".
Datos
obtenidos de los indicadores:
A finales de 2018, las existencias mundiales de materiales fitogenéticos conservados en bancos de genes en 99 países y 17 centros regionales e internacionales sumaban 5,3 millones de muestras; un aumento del 1,8% respecto al año anterior.
De un total de 7.760 razas locales (incluidas las extintas), solo 258 tienen material genético almacenado. De estas, solo 79 tienen suficiente material almacenado para permitir su reconstitución en caso de extinción.
Entre 2000 y 2015, el mundo perdió un área de bosque del tamaño de Madagascar, aunque la tasa de deforestación parece estar disminuyendo.
A partir de 2001, los gobiernos asignaron menos del 2 % de los presupuestos a la agricultura. La participación de la agricultura en el gasto total fluctuó alrededor del 1,6 %. En contraste, la contribución del sector agrícola al PIB mundial en realidad aumentó en el mismo período del 4,13 % al 6,15 %.
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Fuente:
Ángeles Lucas, Sin pan para hoy, y con hambre para mañana, 19 julio 2019, El País. Consultado 20 julio 2019.
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