En la
iglesia, en una sala donde funciona un café literario bíblico, el
agua comenzó a fluir. En los barrios, los patios pierden piso.
El
temporal y los 72 milímetros caídos desde el domingo han provocado
un elevamiento de las napas freáticas en General Cabrera y en
distintos sectores el agua comienza a salir a la superficie.
En
uno de los salones de la iglesia San José el piso recientemente
colocado se inundó con el agua que fluye desde la napa.
Con
la colocación de bombas se trabaja para evitar que se reiteren las
dificultades de años atrás, cuando la ciudad convivía con esta
problemática.
Muchos
recuerdan las explicaciones del ya fallecido padre Arnaldo Tosco, por
más de 30 años cura párroco de la iglesia San José, quien decía
que al llegar el mes de mayo el piso más bajo del edificio o
proyecto “Comunidad”, aledaño a la parroquia, se inundaba.
El
sacerdote aseguraba que el agua que salía a la superficie venía de
las sierras, por corrientes subterráneas o napas que pasaban por el
centro de la ciudad. Para el cura, los días posteriores a las
Pascuas y los inicios del mes de mayo eran tiempo de napas altas
porque llegaban las aguas desde el oeste.
El
jueves el agua volvió a fluir desde el suelo y el piso bajo de la
iglesia, donde funciona un café literario bíblico y donde se
guardaba parte de la escenografía del último pesebre viviente,
tenía 3 centímetros de agua cristalina.
En la
media mañana de ayer el mismo lugar mostraba 15 centímetros.
Un
vecino cuya vivienda está próxima a la iglesia, utilizando un
método rudimentario, midió el nivel de la napa freática y, según
indicó, estaba a tan sólo cincuenta centímetros por debajo del
pavimento.
Todo
lo hecho en los últimos años amortigua los efectos que causan las
napas altas sobre los pobladores de la ciudad.
Pocos
son los baños que desbordan y los pozos negros que rebasan aguas
contaminadas a las calles debido al intenso trabajo realizado por la
administración municipal y a la conexión de las viviendas a los
nuevos tramos del sistema de cloacas construidos en la zona más
complicada desde hace muchos años, el sector cercano a avenida
Circunvalación Oeste, perteneciente a los barrios Hipódromo y Las
Rosas.
Las
calles, más cuidadas y compactadas, ahora resisten el paso de los
automóviles y las camionetas, aunque necesitarán, tras el paso del
temporal, el trabajo de la motoniveladora para tapar los pozos que se
generan por el paso de autos y la lluvia en las calles de tierra de
los barrios.
Además
de ampliar la red de cloacas, en los últimos años la Municipalidad,
bajo la administración de Marcos Carasso, colocó bombas de
descompresión de napas en esquinas estratégicas de la ciudad.
Algunas fueron robadas, otras relocalizadas y otras siguen
funcionando como lo hacen desde el primer día.
Las
napas, para algunos y en lugares puntuales y extremos de la ciudad,
ya estaban altas antes del temporal de la semana posterior a la
Pascua.
Una
vecina de barrio Argentino aseguraba que no podía cortar el césped
del patio porque agua de las napas ya había alcanzado la superficie.
La
ciudad anhela la finalización del temporal para saber si se registra
el tan ansiado descenso de las napas en algunas propiedades que
siempre deben lidiar con las molestias que ocasiona.
Caminos
y escuelas afectadas
En el
campo esas molestias son mayores aun. Los productores rurales también
se muestran impacientes y ansiosos para que el cielo despeje y la
humedad disminuya.
Si
bien las voces autorizadas, los ingenieros agrónomos, opinan que el
temporal no ha afectado de ninguna manera los cultivos, los caminos
rurales fueron un obstáculo para las docentes de 10 escuelas rurales
de la zona 4210 que no pudieron llegar a las escuelas por el barro
que se observaba en todo el norte del Departamento Juárez Celman.
La
escuela rural Juan Lavalle, de campo La Chantada, y la escuela rural
Luis Ravera, de campo San Juan, ambas pertenecientes a la zona de
Ucacha, se han visto afectadas.
Fuente:
Por las lluvias, en Cabrera las napas volvieron a subir, 27/04/19, El Puntal de Villa María.
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