Referentes
barriales explicaron los problemas por la acumulación de residuos y
los escapes cloacales en zonas cercanas a escuelas. Desde la
Municipalidad dicen que se intensificaron los operativos de limpieza,
pero que se tiran desechos horas después de las remediaciones.
por Verónica
Suppo
Son casi las 14 y
el sol se hace sentir a través de los ventanales abiertos de la
escuela Maestro Moyano, de barrio El Chingolo I. Hace ya 15 minutos
que los chicos ingresaron porque es hora de ir al comedor, aunque
afuera hay un olor penetrante y nauseabundo por las cloacas que
corren a metros del edificio y por el basural que está al frente.
Las mamás todavía están en la puerta y aseguran que estos olores
están en todo el barrio.
“La escuela
está rodeada por el basural que está al frente, adonde llevan de
todo, inclusive perros muertos, y en las calles corre la cloaca; pero
nunca lo limpian. Esto es así siempre y los chicos tienen que comer
así, con estos olores en el comedor”, cuenta Noelia Soria, que
acaba de dejar a tres de sus hijos más grandes en la escuela, y a
dos más pequeños en el Jardín Egidio Cerrito.
“Cuando hace
calor, esto es peor. No sé si por las elecciones aparecerán (los
candidatos)”, agrega Erika Sarria, que también recién deja a sus
tres hijos en el colegio. Sobre la calle pública principal está el
patio de la escuela, justo al frente del basural, y en la esquina,
por donde ingresan los alumnos, hay una cañería que desborda de
líquidos en cascada.
Esta postal se
repite en otras cuadras del barrio. Ariel Romero, presidente del
centro vecinal El Chingolo I, completa el relato de las mujeres y
describe sus intensas gestiones para que alguien los escuche. “La
gente viene, tira lo que sea y se hace un basural. Y así tenemos el
olor feo de las cloacas, cuando tenemos los chicos en la escuela. Las
cañerías se llenan y revientan por las calles. Vamos a pedir al CPC
Guiñazú, pero no pasa nada. Ya no sabemos qué hacer”, comenta en
tono desconsolado al relatar el cuadro de situación de esta zona
próxima a Juan B. Justo al 7000.
A pocas cuadras
de ahí, en Villa Azalais Oeste, el presidente del centro vecinal de
ese barrio, Luis Carballo, tiene la misma amargura: “El canal está
lleno de basura, la gente viene y tira, cuando este lugar da al patio
trasero del Ipem 70 profesor Humberto Dionisi”. “Nadie se hace
cargo de limpiar el canal. La Provincia dice que es la Municipalidad
y al revés. Presentamos notas, pero la gente sigue tirando basura de
noche, en la costa del canal, vuelve el olor y se desborda con
animales muertos y esto también entra a las aulas, porque el Ipem
está pegado”, resume Luis, quien intenta con los vecinos llevar
adelante una campaña de concientización. “No es fácil porque se
generan situaciones tensas entre quien vive en el barrio, y pide que
no tiren residuos, y el que no le importa y deja la basura”,
explica.
El año pasado,
la escuela Trinidad Moreno, de barrio Yofre Sur, fue noticia cuando
se conoció que por decisión de la Provincia sus alumnos debían
mudarse para tomar clases en otro establecimiento debido a los
constantes problemas por el humo generado por un basural clandestino.
Actualmente, la institución está en pleno proceso de remediación.
Está, tal vez, unos pasos más adelante en relación con los de
otras zonas afectadas.
Patricia
Depiante, presidenta del centro vecinal de Yofre Sur, cuenta que,
tras el episodio, los vecinos consiguieron que la Municipalidad
hiciera cercar casi en su totalidad el basural, que ocupa varias
hectáreas de barrancas; y que se realizan diversos estudios para
abordar el tema.
“Es muy difícil
porque la gente sigue tirando. Hasta un caballo muerto dejaron hace
poco. Ahora, los vecinos están más advertidos porque la
Municipalidad nos pidió que los denunciáramos”, explica. Sobre
esta experiencia del año pasado y en un intento de remediación,
Depiante se ilusiona y apoya un proyecto de recuperación de las
barrancas. “Lo que logramos con la Municipalidad y el dueño de
estos terrenos es que cerraran cuatro accesos. También sabemos que
se trabaja en un relevamiento del aire con la UTN y esperamos que se
pueda dar el proyecto de una reserva. Sería muy importante, porque
hay especies que pueden recuperarse”, insiste la mujer.
En Nuestro Hogar
III, los vecinos también temen por los pequeños que concurren al
jardín Albert Sabin. La postal es similar a las anteriores, por lo
que decidieron ayer subir fotos a las redes sociales para contar su
preocupación.
Una situación
parecida se revela a diario en Campo de la Ribera, frente al colegio
Florencio Escardó, sobre Martín Cartechini, donde comenzaron a
acumularse bolsas con residuos.
Desde la
Municipalidad hicieron saber que para la limpieza de los basurales se
tiene en cuenta la proximidad a lugares concurridos, aunque
reconocieron que a las pocas horas de que ingresan los camiones para
retirar residuos, vuelven a llegar vecinos para arrojar otros.
“Lamentablemente,
estamos detrás del problema, necesitamos mayor concientización. Y
doy fe de que, en el caso de Yofre Sur, trabajé con los vecinos,
empezamos a cerrarlo. Ahora tenemos el problema de que están tirando
en Los Pinos, el barrio próximo”, explica Francisco Guzmán,
subsecretario de Higiene Urbana municipal. “Sacamos toneladas en el
basural que está al lado del Club Atalaya, y el lunes vamos otra
vez”, resume el funcionario.
En el Club
Atalaya, se juega al fútbol a metros de la basura
La basura
acumulada, más el olor y el humo, ya complicó en reiteradas
oportunidades las actividades deportivas que niños y adolescentes
realizan en el club.
En Darwin y Canal
Maestro Norte hay un olor nauseabundo. El agua está estancada y
marrón. A metros de ahí, el paredón del Club Deportivo Atalaya, en
barrio Argüello Lourdes, pone el límite entre el basural
clandestino y las canchas de fútbol. Hace menos de una semana, las
máquinas de la Municipalidad ingresaron y retiraron cientos de
residuos, escombros y neumáticos, pero la limpieza parece no
alcanzar porque se ven pilas de residuos que colindan con la tapia.
Hay un grupo de hombres que revuelve entre los neumáticos y otro que
está apostado esperando para seguir con el trabajo. Al parecer, más
basura entró en las últimas horas. “Esto siempre se quema y el
olor llega hasta nuestras casas; lo limpian y sigue así”, asegura
Carolina, en el momento que cruza el puente del canal con su hija de
5 años y un bebé de dos meses en los brazos.
La basura
acumulada, más el olor y el humo, ya complicó en reiteradas
oportunidades las actividades deportivas que niños y adolescentes
realizan en el club. Una cortina de humo espeso se puede ver en las
fotos que los mismos vecinos subieron a las redes para graficar el
momento y el lugar en el que los chicos juegan, con el basural en
llamas de fondo.
La concejala
María Eugenia Reales contó a La Voz que se solicitó a la
Municipalidad la limpieza del Canal Maestro Norte desde noviembre de
2017. “Pedimos para que el municipio procure un ambiente sano y
equilibrado, que proteja el ecosistema humano, natural y biológico”,
resumió la edil, al precisar parte de los fundamentos planteados.
También autoridades del club solicitaron vía una nota al Concejo
Deliberante por la limpieza de los terrenos.
Fuentes:
Verónica Suppo, Basurales clandestinos: cinco colegios rodeados, 12/04/19, La Voz del Interior.
En el Club Atalaya, se juega al fútbol a metros de la basura, 12/04/19, La Voz del Interior.
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