Edificio del reactor de la Unidad 4 de la accidentada central nuclear de Fukushima Daiichi, en Okuma, Japón, noviembre 2013. Fuente: David Guttenfelder / AP Photo. |
por Miguel Muñiz
El 10 de
septiembre de 2013 el primer ministro de Japón, Shinzo Abe,
intervino en el Foro Económico de Davos; tres días antes, el 7 de
septiembre, Tokio había sido seleccionada como sede de los Juegos
Olímpicos del 2020; la nominación, en la sesión 125 del Comité
Olímpico Internacional (COI), representó un respaldo global a los
esfuerzos combinados de los poderes económicos y políticos que
dirigen Japón para contribuir a la gobernanza internacional con la
normalización de una situación anómala; habían pasado dos años y
seis meses desde el inicio de la que sigue siendo la mayor catástrofe
nuclear de la historia, y tanto políticos como empresarios sabían
que enfrentaban una situación irreversible y en progresiva
degradación. Por eso, tanto el discurso de Abe como el informe
especial difundido en Davos por el gobierno japonés, sentaban las
bases de la normalización; en cuatro páginas había tres
referencias a Fukushima: reinicio de las nucleares cerradas,
expansión de la industria atómica japonesa, y el anuncio de la
creación del primer parque eólico flotante en la zona, con
fotografía incluida [1].
Revisar el
calendario es comprobar la firme voluntad que impulsa la
normalización. El 23 de mayo de 2011, el COI abrió el plazo de
presentación de candidaturas para 2020, Japón llevaba entonces sólo
dos meses y 12 días de catástrofe: las restricciones eléctricas,
las colas, el caos de los desplazados, las protestas, las áreas
devastadas, toneladas de ruinas acumuladas, la desatada reacción en
cadena de los reactores..., todo eso marcaba el día a día. Las
referencias continuas al tsunami, a sus víctimas y a la devastación
material visible, permitían enmascarar la otra devastación, la
ecológica y social, irreversible e invisible: la dispersión
radiactiva desde los reactores destruidos. En ese clima, las
Olimpiadas eran una oportunidad de acallar las voces críticas,
disimular el desconcierto político y tapar vergüenzas y mentiras de
una industria nuclear y una clase política presentadas hasta
entonces como el máximo de la modernidad.
En esas
condiciones se preparó la candidatura; el 2 de septiembre de 2011,
el COI anunció el nombre de las seis ciudades candidatas y se
pusieron en marcha los mecanismos de presión y negociación
habituales; el 23 de mayo de 2012, el número se redujo a tres
(Tokio, Estambul y Madrid); la campaña desplegada en toda España, a
favor de la candidatura de Madrid impidió percibir que Tokio era
claramente la favorita, como pudo comprobarse en las votaciones del
COI en la sesión del 10 de septiembre de 2013 [2].
Cumplida su
misión, Shinzo Abe no volvió a Davos en los siguientes cinco años;
hasta que el pasado 24 de enero se presentó en la noche de
celebración dedicada al Japón. Lo hizo mediante un discurso y un
brindis con una copa de sake producido en la prefectura de Fukushima
a favor del libre comercio [3].
Dos días antes
se había publicado en Japón un amplio reportaje sobre la
importancia de la producción de sake en Fukushima, sobre las
exquisiteces del sake que se serviría en Davos, y las excelentes
condiciones de fabricación que había permitido a la prefectura
acumular premios de calidad en los últimos seis años [4].
Este artículo
analiza esa normalización. Porque las referencias a Fukushima,
viniesen o no a cuento y todas en clave positiva, han arreciado desde
que comenzó 2019; aunque desde 2017 se difunden los espectaculares
videos y anuncios de la Diamond Route Japan, con una estética muy
cuidada, vinculada a la cultura de las artes marciales (especialmente
al bushido), la tradición culinaria y los deportes de montaña y
nieve. Dichos anuncios hacen referencia sólo a tres prefecturas:
Fukushima, Tochigi e Ibaraki, presentándolas como la experiencia
extrema del conocimiento de Japón [5]. Se puede entender todo lo que
esto representa, sólo en el campo de las artes marciales, con una
analogía: mencionar estas tres prefecturas como centro del bushido y
la cultura samurái [6] es como promocionar Barcelona como una de las
cunas del cante y el baile flamencos.
Porque la cuenta
atrás para las Olimpiadas ha comenzado y se refuerza una
normalización de la vida en Japón en general, y de Fukushima en
particular, en tres ejes: multiplicación de noticias banales en
clave positiva, referencia continua a Fukushima como algo pasado y
férreo control informativo de todo aquello relacionado con la
catástrofe activa. Entrar en el tercer eje desborda el marco de este
artículo, pero los ejemplos de los dos primeros abundan: el 1 de
enero de este año se informaba que las antorchas olímpicas se
fabricarían reutilizando el aluminio usado en las casas temporales,
ya abandonadas, que alojaron a las personas desplazadas de Fukushima;
el 13 de enero se rescataba una noticia (del 17 de diciembre de 2018)
sobre grupos de estudiantes de diversos centros de enseñanza de la
prefectura dedicados a desarrollar nuevos platos con productos de
Fukushima para promover su recuperación social; el 26 de enero se
informaba de la promoción de los alimentos de Fukushima en Hong
Kong; el 17 de febrero se publicaban los detalles de las actividades
de una asociación culinaria de Fukushima, formada por mujeres
mayores y dedicada a la recuperación del cultivo de una hierba
silvestre que era un ingrediente clave en la confección de un
delicado plato de arroz congelado de fama local, y susceptible de
expansión a todo Japón, etc. [7].
De cara a las
Olimpiadas, la pieza clave en el refuerzo de la normalización son
los “tours” por zonas cercanas a los reactores destruidos, su
objetivo es presentar la contaminación radiactiva como algo relativo
e incluso inocuo. Este trabajo incluye difundir propaganda que
relativiza las dosis de seguridad, banalizar las clasificaciones de
riesgo, y minimizar los impactos de la radiación en la salud, es
siniestramente lógico: hay que animar a viajar y “experimentar”.
Esta línea, ya iniciada en 2018, se inscribe en la morbosa industria
de explotación comercial y turística de escenarios catastróficos y
sensaciones de peligro; una industria desarrollada desde hace años
por la catástrofe de Chernóbil, y ampliada en los recorridos
turísticos por zonas devastadas, como el Nueva Orleans destruido por
el Katrina, tanto en las fechas cercanas al desastre como hoy mismo
[8].
La normalización
se complementa con el control informativo, ello implica presiones
para evitar o reducir la difusión de informaciones consideradas
conflictivas. El control es mucho mayor en el interior de Japón que
fuera: informaciones que ocupan titulares en medios críticos
internacionales apenas se mencionan en los medios japoneses, a ello
hay que sumar la autocensura, y técnicas de probada eficacia como la
demora informativa, que permiten hacer digerible lo malo presente
contrastándolo con lo peor pasado, o sofocar la reacción social
haciéndola extemporánea, por el procedimiento de difundir
informaciones conflictivas con un retraso de meses o años.
El despliegue
orquestado de la normalización pone en el mismo plano una
información local con otra que afecta a amplias capas sociales. Así
la decisión del gobierno japonés y Tepco, publicada el 22 de enero,
de liberar masivamente agua contaminada al Pacífico por motivos
económicos, es una información más, casi equivalente a los premios
en la confección de licor, y aún más cuando se inscribe en la
normalidad de haber entregado los preceptivos informes a la
Asociación Internacional de Energía Atómica; o como el 12 de
febrero, allí la publicidad sobre el primer contacto de un robot con
el combustible fundido, permite dejar en segundo plano el hecho de
que la fisión nuclear continúa activa desde hace ocho años [9].
Más ejemplos: el
15 de febrero, se dieron datos sobre los progresos de reconstrucción
en la prefectura de Fukushima, pero no se dieron datos sobre la
situación material y la salud de las 42.105 personas reconocidas
oficialmente como desplazadas, de las que 32.769 eran de otras
prefecturas; y aunque el 20 de febrero se supo que un tribunal de
distrito ha ordenado a Tepco y al estado japonés que paguen 3,78
millones de euros a los evacuados, no se destacó el hecho de que han
pasado 8 años de pleitos, y que el regateo y los litigios continúan
[10].
Preguntas sin
respuesta en un marco normalizado
Más allá de la
denuncia, las personas que propugnamos el cierre ordenado y urgente
de todos los reactores nucleares operativos, tenemos la obligación
de interrogarnos sobre cuál debe ser la línea de actuación
correcta hacia los sectores sociales víctimas de una catástrofe
irreversible en términos ecológicos y humanos, con secuelas que no
tienen equivalente en ninguna catástrofe industrial. No se puede
tolerar la impunidad, pero ¿cómo se afronta un futuro de progresiva
degradación social y de salud desde una perspectiva ética? Las
víctimas, las presentes y las futuras, deben ser reconocidas y
compensadas, pero es necesario también superar secuelas que van más
allá del reconocimiento y la compensación. La estrategia del poder
es clara: el olvido y la amnesia selectiva inducidas socialmente, el
arte de mirar para otro lado. Pero los que nos oponemos a semejante
estrategia carecemos de estrategia alternativa en clave propositiva,
algo que vaya más allá de la necesaria denuncia.
Notas
[1] Véase
https://www.japantimes.co.jp/news/2013/09/10/business/economy-business/abe-hoping-to-prove-to-the-world-that-japan-truly-is-back/#.XG6Kx42CHxg,
el informe especial en
http://info.japantimes.co.jp/ads/pdf/20130911-Summer_Davos_Special.pdf.
[3] 24/1/2019:
https://www.japantimes.co.jp/news/2019/01/24/national/abe-makes-sales-pitch-fukushima-sake-davos/
[4] 22/1/2019:
https://www.japantimes.co.jp/life/2019/01/22/food/japan-night-reception-serve-selection-gold-prize-winning-sake/.
[7] 1/1/2019:
https://www.japantimes.co.jp/news/2019/01/01/national/2020-olympic-torches-made-recycled-aluminum-fukushima-temporary-housing/
[8] 18/2/2019:
https://dunrenard.wordpress.com/2019/02/18/tour-brings-foreigners-to-areas-devastated-by-nuclear-accident/.
6/2018: “Japan
Radiation - Are You Still at Risk From Fukushima?”,
https://www.worldnomads.com/travel-safety/eastern-asia/japan/how-dangerous-is-the-radiation-in-japan.
2019, Chernóbil:
https://gamma-travel.com/tours?gclid=EAIaIQobChMI2ebEu9zW4AIVCYfVCh2Z7g3jEAAYAiAAEgJ86fD_BwE.
[9] 22/01/2019:
https://www.scmp.com/news/asia/east-asia/article/2183175/greenpeace-slams-japans-plan-dump-radioactive-fukushima-water?fbclid
[10] 15/2/2019:
https://www.jaif.or.jp/en/fukushima/.
Miguel Muñiz
Gutiérrez mantiene la página de divulgación energética
www.sirenovablesnuclearno.org
Fuente:
Miguel Muñiz, Fukushima 2019, avances prácticos para normalizar la catástrofe, 25/02/19, Mientras Tanto. Consultado 13/03/19.
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