Desde hace largo
tiempo, Berkeley Minera se ha hecho notar en varias instituciones y
medios de Salamanca. Presentamos un breve resumen de esta influencia,
que ayuda a dilucidar lo que se esconde tras los informes de la
Universidad de Salamanca favorables al proyecto minero
(contradiciendo lo que dice otro de la Universidad de Castilla-La
Mancha), los constantes anuncios en los medios impresos y digitales,
o el incansable apoyo de los ayuntamientos de la zona. El dinero, el
poder, se manifiesta en contra de los intereses de las personas y del
medio ambiente.
por José Ramón
Barrueco Sánchez
La compra de
voluntades de la empresa Berkeley Minera para conseguir adhesiones a
su proyecto en Retortillo (Salamanca) ha llegado a un extremo difícil
de imaginar en una sociedad moderna y democrática como se supone que
debiera ser la salmantina del siglo XXI. Así, la multinacional
australiana lleva años repartiendo dinero a espuertas para contar
con el favor de autoridades, instituciones, medios de comunicación o
público en general.
Desconocemos si
ha habido “mordidas” para conseguir los permisos o informes
positivos obtenidos a nivel local, autonómico, estatal o europeo,
pero lo que sí sabemos es que políticos implicados en otros casos
de corrupción o en turbios asuntos como Tomás Villanueva, José
Manuel Soria o Arias Cañete han estado relacionados con las
autorizaciones o parabienes conseguidos por Berkeley Minera.
A nivel local, en
el Ayuntamiento de Retortillo, la relación de los políticos de
turno con la empresa minera ha sido más escandalosa, por lo que la
Plataforma Stop Uranio interpuso una querella contra el equipo de
gobierno de la corporación de Retortillo de la legislatura
2011-2015, porque considerábamos que se estaban beneficiando de
permitir la apertura de la mina de uranio en ese municipio. Este
procedimiento judicial está pendiente de resolución por la
Audiencia provincial de Salamanca, que tiene que dilucidar si los
beneficios probados obtenidos por esos políticos locales son delito
o no alcanzan tal consideración.
Conviene también
recordar que en el año 2011 los ayuntamientos de Retortillo y
Villavieja de Yeltes firmaron unos convenios con la empresa Berkeley
por los que se comprometían a “agilizar las relaciones entre las
distintas partes de forma que éstas sean lo más fluidas posible,
evitando los retrasos y problemas burocráticos que sin duda tendrían
un efecto negativo sobre la marcha del proyecto”. A cambio de ello
recibieron un adelanto de los impuestos y tasas que cobrarían con la
instalación de la mina y 53.000€ cada ayuntamiento para aumentar
las arcas municipales.
La Universidad de
Salamanca, que acaba de cumplir 800 años de historia, también se ha
beneficiado del “dinero minero”. Así, varios profesores de esa
Universidad han elaborado estudios pagados por Berkeley que
presuntamente demostraban la escasa incidencia de la mina en la fauna
o flora autóctona, mientras que unas científicas de la Universidad
de Castilla La Mancha, a las que tuvo que acudir WWF, que pagó el
estudio, porque nadie de la Universidad salmantina quiso colaborar,
determinaron que “el proyecto de la mina de uranio afectaría
negativamente al río desde su tramo medio, principalmente por la
alteración del régimen hidrológico por las extracciones de agua
que requiere el funcionamiento de la mina y por un descenso de la
calidad del agua debido a los aportes de sustancias contaminantes
residuales de los vertidos provenientes de la explotación”.
La actitud de la
Universidad de Salamanca ante el proyecto de Berkeley también puede
haber estado condicionada por la presencia de José Ignacio Sánchez
Galán, presidente de Iberdrola y natural de Villavieja de Yeltes, en
el Consejo Social de esa Universidad, cuando los estudios de
viabilidad del proyecto presentados por la minera se realizaban de la
mano de la eléctrica.
Pero el colmo de
la falta de ética o mercadeo de la información es el caso de los
medios de comunicación de nuestra provincia o Comunidad Autónoma en
relación al proyecto minero. Los que somos de Salamanca sabemos que
no podemos esperar nada del único medio en papel que se edita en
nuestra provincia, pero las ausencias de información de hechos tan
relevantes como el de la manifestación convocada ahora hace una año
en la capital salmantina, que contó con la presencia de varios miles
de personas, son contrarias al código deontológico que cabe exigir
a un medio de comunicación en una sociedad desarrollada. Por el
contrario, cualquier información que quiera sacar Berkeley es
ampliamente difundida por ese periódico, llenando páginas enteras
de supuestas noticias que son únicamente propaganda pagada por la
empresa.
Un ejemplo
paradójico del comportamiento de los medios de comunicación en el
proyecto de minería de uranio de Salamanca es el de dos periódicos
más difundidos en nuestra Comunidad Autónoma. Para el Norte de
Castilla la lucha que libramos desde hace años contra Berkeley no
existe, porque nunca ha publicado nada que moleste a la minera,
mientras que la edición regional de El Mundo sí recoge el conflicto
surgido en nuestra provincia.
Los medios
digitales tampoco se libran de la crítica de falta de la
imparcialidad que cabe exigir a un medio de comunicación en el
asunto que nos atañe, contando con casos bochornosos que hacen
sonrojar a cualquier persona que conozca la situación. Así, nos
encontramos con que el medio digital con más difusión en la
provincia, sin contar con el digital del medio publicado en papel, en
la actualidad no publica nada que pueda afectar negativamente a la
empresa minera, debido a que recibe dinero mediante continuos
anuncios de Berkeley, cuando hace años publicaba todo lo que
queríamos sacar a la prensa para provocarla y conseguir que ésta se
rascara el bolsillo.
Más comprensible
puede ser que los vecinos de los pueblos afectados vean comprada su
voluntad mediante el patrocinio de fiestas, toros, paellas o vinos
navideños, ya sabemos que la condición humana nos hace flaquear en
la defensa de nuestros valores o territorios por el reparto de
dádivas y celebraciones festivas.
La conclusión
que podemos extraer de lo que está pasando en Salamanca con la
minería de uranio es que la máxima de “pan y circo”, que
inventaron los romanos, llega hasta nuestros días de la mano de
Berkeley minera con el apoyo o silencio cómplice de instituciones y
medios de comunicación salmantinos.
Fuente:
José Ramón Barrueco Sánchez, Dinero contra el pueblo: la compra de voluntades de Berkeley Minera, 18/03/19, El Salto Diario.
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