por Maged Srour
ROMA, 3 ene 2019
(IPS) - La agricultura italiana es ejemplar por sus cultivos
orgánicos y prácticas sostenibles y porque está al frente de la
conservación de la diversidad biológica, aunque sigue preocupando
la escasez de agua, el número de trabajadores sin documentos, el
papel de las mujeres y el envejecimiento de la fuerza laboral en el
campo.
“La agricultura
italiana es la más verde de Europa”, aseguró Lorenzo Bazzana,
gerente económico de Coldiretti, la principal organización de
agricultores en este país y en Europa.
“Italia también
está al frente por sus productos orgánicos, con 72.000 operadores
orgánicos”, prosiguió Bazzana en diálogo con IPS.
De hecho, 10,5
por ciento de las tierras cultivables están dedicadas a la
agricultura orgánica, según datos de la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“Nuestro país
está al frente de la conservación de la biodiversidad, al decidir
no cultivar organismos genéticamente modificados, y 40.000 haciendas
comprometidas a mantener y preservar semillas y plantas en riesgo de
extinción”, apuntó.
“Además, tiene
primacía en términos de seguridad alimentaria, con el mayor número
de productos agroalimentarios que cumplen (normativa de) residuos
químicos irregulares”, del orden de 99,4 por ciento.
Italia y el
Índice de Sostenibilidad Alimentaria
Varios estudios
confirman los resultados positivos, como el Índice de Sostenibilidad
Alimentaria (FSI), desarrollado por la Fundación-Centro Barilla para
Nutrición y Alimentación (BCNF), un grupo de estudio
multidisciplinario que trabaja por la sostenibilidad alimentaria.
El FSI es un
indicador que analiza 34 países, que representan 87 por ciento de la
economía mundial (es decir el producto interno bruto) y las dos
terceras partes de la población mundial. Además, se concentra en
tres pilares principales, vinculados a los 17 Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS).
*agricultura
sostenible;
*pérdida y
desperdicio de alimentos;
*desafíos
nutricionales.
En lo que
respecta a la agricultura sostenible, Italia es el que está mejor
entre los 34 países listados. También está bien ubicado en función
de otros indicadores como el “impacto ambiental del agua en la
agricultura, la sostenibilidad del retiro del agua, la escasez y la
gestión” del recurso, según el informe de la BCNF, que resume los
datos enviados por el FSI en 2017.
“Italia es
pionero en nuevas técnicas para reducir la pérdida de agua en
contextos domésticos y agrarios”, precisa.
Pero la escasez
de agua en el centro y el sur de Italia, por ejemplo en el verano
boreal de 2017, reveló situaciones críticas en lo que respecta a la
mala o inadecuada infraestructura hídrica.
Este país
europeo registró resultados positivos en muchos otros indicadores
como cultivos orgánicos y por su fuerte legislación para proteger
los derechos de los pequeños agricultores.
Empleo ilegal en
la agricultura
La participación
de las mujeres es de uno por ciento y la de los jóvenes de 3,1 por
ciento, una proporción muy baja en comparación con economías
similares como la de España, donde casi una tercera parte de los
trabajadores del sector son mujeres y jóvenes, según el informe del
BCFN.
También es muy
preocupante el empleo ilegal. Según el sindicato de agricultores,
Flai-Cgil, un gran número de agricultores, unos 400.000, emplean
trabajadores de forma ilegal.
Los agricultores
emplean trabajadores sin documentos en regla a través de un mercado
negro, gestionado por organizaciones para delinquir, lo que ha
llevado a tildar el fenómeno de agromafia o caporalato, un flagelo
económico y social para el país.
No hay rotación
generacional en la agricultura
“Trabajo desde
1981 y dediqué mi vida a esta cooperativa de productos orgánicos”,
relató uno de los integrantes de la Cooperativa Nueva Agricultura,
en diálogo con IPS. La organización tiene cientos de hectáreas a
solo 10 kilómetros del centro de Roma, dedicada a productos
orgánicos.
“Nuestra
cooperativa ya es una realidad, no necesita construirse desde abajo”,
observó.
“Lo que me
preocupa, y nos preocupa a todos, es el reemplazo generacional. La
mayoría de los que trabajamos aquí somos mayores, más de 50 o 60
años. No hay jóvenes, no quieren trabajar”, acotó.
El temor de los
agricultores, criadores y apicultores es que llegue el día en que
esa área se muera porque nadie gestionará todas las actividades que
la Cooperativa Agricoltura Nuova maneja en la actualidad.
“Me atemoriza
esa perspectiva”, comentó Davide Pastorelli, uno de los más
jóvenes integrantes de la cooperativa, en diálogo con IPS.
Pastorelli tiene
30 años y trabaja en la cooperativa desde hace 10, ocupándose de la
producción de leche y queso. Cada poco tiempo, tiene que capacitar
trabajadores porque se quedan se van.
“Muchos jóvenes
simplemente no están dispuestos a trabajar duro en la tierra, esa es
la realidad”, explicó. “Si no hubiera tantos migrantes y muchos
discapacitados, que se quedan por un período relativamente largo de
tiempo, no sé cómo podríamos avanzar”, añadió.
La suya es una
“cooperativa integrada”, es decir que promueve una política de
integración, lo que explica la presencia de inmigrantes y de
personas con dificultades intelectuales.
“La ley nos
exige que tengamos por lo menos 30 por ciento de personas
discapacitadas, pero hay muchas más”, precisó Letizia, otra
integrante de la cooperativa.
“Todavía le
queda mucho por delante a Italia”
Los datos del FSI
indican que Italia va por buen camino, pero al mismo tiempo, no debe
subestimar los desafíos que tiene por delante, ya sea a corto como a
largo plazo.
Por ejemplo, la
puntuación de este país en el pilar nutricional fue solo moderado,
aunque obtuvo buena nota en las categorías “calidad de vida” y
“esperanza de vida”, y mala nota en los patrones de dieta.
En particular,
los indicadores de “actividad física”, “número de personas
por restaurante de comida rápida” o “respuesta política a
patrones de dieta” no registraron buenos resultados, en comparación
con otros países, lo que deja al pilar nutricional como el que más
atención necesita en Italia.
Tampoco debe
subestimarse el objetivo de reducir el desperdicio de alimentos y
crear conciencia sobre la dieta.
Italia, gracias a
una profunda atención a la calidad de los alimentos y a una
tradición relacionada con la “dieta Mediterránea”, identificada
por nutricionistas como la más equilibrada del mundo, está entre
las mejores por su relación con la longevidad, ya que obtuvo 89,1 de
100 puntos otorgados por el FSI.
“Pero es verdad
que, en especial en las nuevas generaciones, existe el riesgo de que
los buenos hábitos alimentarios vinculados a la dieta Mediterránea
se pierdan por otros modelos menos equilibrados, tomados de malos
hábitos y de comportamientos importados”, alertó Bazzana.
“En las 130
investigaciones vinculadas al ‘Manifiesto de Alimentación y Salud’, un documento editado por por la organización Navdanya Internacional, que busca ser una herramienta útil para todos los que
quieren comenzar una transición hacia un paradigma más sostenible,
muchas de las cuestiones planteadas, conciernen a Italia”, indicó
el especialista Lucio Cavazzoni.
“El hecho de
que en la actualidad se compren alimentos enlatados e inundados de
una comercialización artera en los supermercados, separa el
conocimiento sobre los alimentos de su función nutricional, la que a
menudo es muy pobre”, explicó. “Tenemos que recuperar esos
pasos”, acotó Cavazzoni.
El punto
fundamental de la discusión es que el consumo de los productos
biológicos debe volverse algo “popular”, es decir “de la
gente”, precisó.
“No quiere
decir masificado y trivializado”, puntualizó.
“Y tenemos que
revivir los mercados agrícolas porque la producción industrial y
los supermercados no solo perjudican a los pequeños productores,
sino que comprometen la calidad misma de nuestra comida”, alertó
Cavazzoni.
“Conectar a los
consumidores con los productores, sin abandonar la cuestión de la
calidad y con ella el precio máximo de los alimentos, es un aspecto
fundamental en el que tenemos que trabajar”, añadió.
Traducción:
Verónica Firme
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