jueves, 17 de enero de 2019

Chequeando la extensión de vida de la Central Nuclear Embalse


Con motivo de la finalización de la extensión de vida de la Central Nuclear Embalse, la empresa estatal Nucleoelétrica Argentina SA difundió un video en el cual su presidente, ingeniero Omar Semmoloni, dice: “Hemos desarrollado un proyecto en tiempo y forma” ¿Será cierto?

por Cristian Basualdo

El denominado Proyecto de Extensión de Vida (PEV) de la Central Nuclear Embalse (CNE) comenzó hace más de 15 años con los estudios de factibilidad y envejecimiento de los sistemas existentes (1). En mayo de 2007, Nucleoeléctrica completó el documento “Proyecto extensión de vida de la Central Nuclear Embalse - Análisis Técnico Preliminar”, en el cual asumió que “los trabajos se realizarán entre enero de 2011 y julio 2012”, y que “la inversión prevista para el proyecto de extensión de vida alcanza los 704 millones de dólares”.

El PEV fue dividido en 3 etapas o fases, la primera consistió en el análisis de los sistemas, estructuras y componentes críticos, la segunda en la implementación de los resultados de los análisis de la etapa anterior, y la tercera incluyó las tareas de reacondicionamiento.

El 15 de julio de 2011, La Voz del Interior tituló: “Postergan un año la parada de la central nuclear de Embalse”, la nota informó que la extensión de vida no comenzaría ese año. El por entonces ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, explicó que “estamos combinando lo de Embalse con el arranque de Atucha II, generando con menor potencia que es lo que está permitido dentro de la norma. Y la vamos a ir apagando de a poco, a medida que vayamos poniendo también de a poco en marcha Atucha II”.

El 24 de agosto de 2011, De Vido firmó 7 contratos con la empresa Atomic Energy of Canada Limited (AECL) por un monto de 444 millones de dólares (2). A través de un comunicado, Nucleoeléctrica señaló que "la inversión del proyecto es de 1.366 millones de dólares, y el 60 % será desarrollada localmente por proveedores y contratistas nacionales".

Para tener todo esto bien claro: la central embalseña es un modelo CANDU 6, cuya vida de diseño está dada por la vida permitida a los tubos de presión del reactor, que tiene en cuenta las horas integradas de operación del reactor y no el mero paso del tiempo cronológico. El diseñador canadiense fijó la vida de diseño en 210.240 horas efectivas de plena potencia (3); este límite se cumplió en marzo de 2012. Poco antes que eso ocurra la Autoridad Regulatoria Nuclear modificó la licencia de operación mediante la Resolución 98/2012, a fin de prolongar el funcionamiento del reactor hasta las 225.000 horas efectivas de plena potencia, dando otra muestra de la relación incestuosa entre el regulador y la operadora de la centrales nucleares argentinas.

Así las cosas, la nueva fecha para la parada de largo plazo se fijó en noviembre de 2013, pero un mes antes la central realizó tan solo un mantenimiento de rutina. En dicha oportunidad, La Voz del Interior informó que “en abril de 2014, si no hay nuevos cambios de fechas, la nuclear de Embalse parará por casi 2 años porque serán reemplazados sus sectores críticos para renovar su utilidad”.

Para marzo de 2014, el mismo medio utilizó un título que ya resulta familiar: “Postergarían por un año la salida de servicio de la Nuclear de Embalse”, en el texto de la nota se lee que “no será desde el próximo abril, como se había informado en 2013. Tampoco sería durante el segundo semestre de 2014, como ya se venía especulando”.

En enero de 2015, el título de La Voz del Interior fue: “Redefinen la fecha del parate por dos años de la Central Nuclear”, y como ya resultaba ridículo seguir tirando fechas, el resto de la nota aclara que “aunque se había anunciado para el 1° de febrero, a días de esa fecha no hay certeza sobre el momento en que se dispondrá la salida de servicio de la Central Nuclear de Embalse”.

Finalmente la tan anunciada parada de largo plazo se produjo el 31 de diciembre de 2015. La publicidad de Nucleoeléctrica destaca los 32 años de operación de la central, jugando con el tiempo cronológico y las horas efectivas de plena potencia. Pero los hechos no dejan de existir aunque se los oculte: en 2015 la central funcionó solamente en julio y algunos días en diciembre.

Otro aspecto a considerar es que la Provincia de Córdoba intimó varias veces a Nucleoeléctrica a presentar el Estudio de Impacto Ambiental (EsIA) (4). El 31 de marzo de 2016 la empresa inició el trámite ante la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático, que originó el Expediente N.º 0517-021445/2016. La correspondiente Audiencia Pública se realizó el 7 de julio de 2016 en la localidad de Embalse, los funcionarios del átomo no escatimaron elogios hacia el proyecto, y los argumentos se desarrollaron, a grandes rasgos, alrededor del cambio climático y las crisis energéticas, que se convirtieron en las principales banderas del lobby nuclear argentino. El ingeniero Semmoloni precisó en su intervención que llevaban gastado 1.388 millones de dólares y para terminar el proyecto necesitaban 760 millones más”.


La Provincia autorizó el EsIA, en un trámite exprés dada la magnitud del proyecto (5), mediante la Resolución N.º 203/16 emitida el 22 de julio de 2016. En la documentación se indica un plazo de 20 meses para la finalización de las obras, lo que nos deja una fecha para la criticidad del reactor: marzo de 2018.

La Provincia realizó una auditoría a la central embalseña en agosto de 2017, el informe indica que “se recibió información del estado de avance de las obras ejecutadas por la parada programada. En el momento de la auditoría presentan un 55 % de avance de obra. En junio/ julio de 2018 se elevará la potencia hasa la criticidad, de ahí en más se irá subiendo la potencia, según las Recomendaciones del Ente Regulador”.

Para finalizar el chequeo un dato es clave: el reactor fue puesto a crítico el 4 de enero de 2019, a un costo de 2.142 millones de dólares, entonces resulta que la demora fue de 6 años y 10 meses, y el costo superó más del 300 % del previsto originalmente. La frase del ingeniero Semmoloni: “Hemos desarrollado un proyecto en tiempo y forma” es FALSA.

Referencias:
  1. En el año 2002 mediante la Disposición 144 se creó un grupo de trabajo para realizar el informe de estado de los generadores de vapor de las centrales nucleares Atucha I y Embalse, por considerarse estos componentes críticos para la extensión de vida. 
  2. La empresa estatal canadiense AECL desarrolló la tecnología CANDU, era propietaria de los derechos intelectuales del retubado, y tenía la experiencia técnica necesaria para llevar a cabo las tareas de este tipo de proyectos en el mundo. El 30 de junio de 2011, AECL, la empresa SNC Lavalin y CANDU Energy suscribieron un acuerdo de venta de activos. CANDU Energy es propiedad de SNC Lavalin. El 2 de octubre de 2011 se realizó la transferencia de la división reactores de AECL a CANDU Energy. Los contratos de largo plazo que NASA firmó con AECL preveían su cesión a la firma CANDU Energy. Las cesiones de los contratos fueron aceptadas por NASA el 11 de enero de 2012. 
  3. El cálculo del número de horas efectivas a plena potencia resulta de operar 30 años a una potencia del 80 % (30 x 365 x 24 x 0,8 = 210.240). 
  4. Mediante Nota emitida el 14 de abril de 2011, la Secretaría de Ambiente de la Provincia de Córdoba requirió por primera vez a Nucleoeléctrica Argentina SA la realización de un EsIA para el PEV de la CNE, con objeto de emitir la Licencia Ambiental correspondiente, contemplada en la Ley N.º 7343, Principios Rectores para la Preservación, Conservación, Defensa y Mejoramiento del Ambiente, Decreto 2131/00, Artículo 28. Posteriormente el marco legal se complementó con la Ley N.º 10.208, de Política Ambiental Provincial. 
  5. A efectos de realizar una comparación, cabe mencionar que en Estados Unidos los trámites para una central nuclear demandan 12 años, de los cuales 3 se dedican a consultas con la comunidad.

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