No hubo heridos,
pero el impacto del temporal sobre la zona urbana fue enorme. La
normalización llevará días. El centro y un barrio humilde fueron
los más afectados.
por María Laura
Ferrero
El vendaval
sorprendió a la ciudad mientras dormía. “A las 2 de la madrugada,
el viento fue tremendo, nos despertó y parecía un tren que pasaba
arriba del techo. Yo sentía que las cosas volaban afuera. Fueron
unos minutos, pero resultaron eternos. Nunca había tenido esa
sensación en una tormenta”, comentó Inés, una vecina del barrio
Vélez Sársfield, mientras retiraba un trozo de chapa llegado no
sabe de dónde que quedó incrustado en el jardín de su casa.
Más de mil
árboles caídos, roturas de vidrios y voladuras de techos de chapas,
postes arrancados, carteles por el suelo y una innumerable cantidad
de daños en plazas, comercios y galpones se repetían cuadra tras
cuadra en el centro y varios barrios del norte de la ciudad, los más
afectados por ese fenómeno que, según se estima, no duró más de
siete minutos.
“Se me caen las
lágrimas al ver tanto destrozo. Vi columnas de cemento partidas a la
mitad, árboles volteados por todos lados. Parece como si hubieran
bombardeado la ciudad”, resumió Analía, una médica de la zona
afectada.
Hasta ayer no
había en el municipio una estimación del impacto económico de los
daños, mientras el relevamiento continuaba. Pero nadie duda de que
serán millonarios. El alivio es que no se registraron personas
heridas, al menos de alguna consideración.
Claudio Vignetta,
secretario de Gestión del Riesgo y Catástrofes de de la Provincia,
señaló que tampoco hubo necesidad de evacuar familias, a pesar de
que hubo numerosas viviendas con daños. “Calculamos que hay unas
120 casas afectadas, sobre todo en barrio Parque, uno de los más
humildes de la ciudad”, señaló.
La mayoría de
las plazas lucían destrozadas. Y se relevaron importantes daños en
tres escuelas, el hospital Iturraspe, los Tribunales y las sedes de
Epec y del Banco Córdoba, entre otros organismos públicos. Entre
los privados, hubo viviendas y vehículos dañados, pero las postales
más tremendas las mostraban la destruida sala del cine Radar y la
sede de una empresa de transportes, donde los galpones sufrieron
graves deterioros y dos camiones quedaron dados vuelta por el viento.
Además, se
reportaron perjuicios en fábricas, en supermercados y en más de 20
comercios.
En barrio Parque,
con muchas viviendas precarias, hubo voladuras de techos y tanques de
agua, rajaduras de paredes y la destrucción total del tendido
eléctrico.
La energía
eléctrica volvía ayer a algunos de los barrios afectados, pero en
otros quizá la normalización demande uno o dos días más.
Entre municipio,
Provincia e instituciones como Bomberos se formó un comité de
crisis. El ministro de Desarrollo Social de la Provincia, Sergio
Tocalli, tras recorrer la zona, aseguró que demandará “muchos
días” reparar los daños, pero comprometió la asistencia oficial
con el Fondo de Catástrofes que tiene disponible la Provincia.
Fuentes
policiales, en tanto, confirmaron que se debió reforzar la seguridad
en zonas comerciales afectadas y en lugares aún sin energía, ante
denuncias de robos.
Otras regiones
El frente de
tormentas de la madrugada de ayer dejó secuelas en otras zonas de
la provincia, pero mucho menos graves que en San Francisco.
Por ejemplo, se
reportaron voladuras de techos de chapa y árboles caídos en el sur
de Punilla, y una pedrea de inusual tamaño en el sur de Calamuchita.
En tanto, varios ríos serranos registraban ayer crecidas dispares.
Ráfagas
destructivas, de 150 kilómetros por hora
Afectaron parte
de la ciudad y no hubo en pueblos vecinos.
“Nuestros
meteorólogos dicen que tiene las características de tornado. Para
mover un auto, hacen falta 130 kilómetros por hora. Y acá dio
vuelta dos camiones. En ese punto fue superior, quizá 150. Además
fue muy localizado, en una franja donde generó gran destrucción en
apenas siete minutos”, señaló a La Voz desde San Francisco el
secretario de Gestión del Riesgo y Catástrofes de la Provincia,
Claudio Vignetta.
El dramático
intento por salvar la vida de un bebé
Doce minutos
después de recibir el pedido de auxilio, dos ambulancias del
servicio municipal 107 llegaron a un humilde departamento ubicado en
calle Zuolaga 6500, en la ciudad de Córdoba, donde la pobreza y el
diluvio se combinaron en forma de tragedia. Eran las 0.57 de ayer.
Cuatro minutos antes de que los médicos se lanzaran sobre el cuerpo
que yacía sobre el piso de tierra, convertido en barro por la lluvia
torrencial que se filtraba por todos lados, un policía había
comenzado con las tareas de reanimación, que resultaron
insuficientes ante el fulminante poder de la electricidad. La víctima
se llamaba Lidia Mercedes Petel, tenía 23 años, era mamá de tres
niños y tenía un embarazo de ocho meses. Murió cuando, descalza,
intentó desplazarse por el interior de la casilla, desde el comedor
hacia la habitación.
Cuando los
médicos constataron que la joven ya no tenía signos de vida,
intentaron rescatar al bebé que estaba a pocos días de nacer:
cortaron la luz de la casa, tiraron un colchón sobre el mojado piso
de tierra, colocaron el cuerpo sobre él e intentaron el milagro:
iluminados por linternas, realizaron una cesárea.
“Se intentó la
reanimación, pero había signos de que la joven tenía muerte
cerebral. Inmediatamente se decide realizar una cesárea en el lugar
en estas condiciones. Lo sacan al bebé, pero estaba cianótico, por
lo que se estima que la descarga fue fulminante y la muerte
instantánea”, reconstruyó el jefe del servicio 107, Fernando
Zalazar.
La habitación en
la que vive la familia está al fondo de la casa de la madre de la
joven fallecida. Estaba anegada y con agua filtrándose por las
paredes, con cables por el piso y las paredes, según el relato de
los testigos directos de la tragedia. En esas condiciones de
inseguridad para la propia vida, actuaron el policía y los seis
empleados del 107 que participaron. Con ellos estaba, además, el
marido de la víctima, mientras los otros tres hijos de la pareja
-de 8, 6 y 2 años de edad- fueron a la casa de su abuela.
“La vivienda
tiene partes de chapa, otras de durlock; es realmente muy precaria”,
dijo Zalazar.
En los momentos
de mayor intensidad del temporal, entre las 0.30 y las 2, las
ambulancias del 107 debieron realizar otras cuatro intervenciones:
tres siniestros viales y la reanimación de un hombre con un paro
cardiorrespiratorio, quien fue derivado al Hospital de Urgencias. A
este último caso acudió uno de los equipos que participaron de la
cesárea en Villa Unión. Durante toda la madrugada, las ambulancias
del 107 atendieron 23 emergencias en las calles de la ciudad, en
general vinculadas a la tormenta.
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Fuente:
Millonarios daños tras 7 minutos de tornado en San Francisco, 15/12/18, La Voz del Interior.
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