jueves, 20 de diciembre de 2018

Ecologistas unánimes: sentencia del Prestige no plasma daño real ocasionado



Las organizaciones ecologistas han sido unánimes al valorar la sentencia emitida por el Supremo sobre la catástrofe del Prestige, y han estimado que la resolución "no refleja, en absoluto," el daño real ocasionado.

El Tribunal Supremo dictó este jueves la sentencia definitiva sobre la responsabilidad civil derivada de la catástrofe del Prestige, que fija indemnizaciones por más de 1.500 millones de euros, que deben repartirse entre el Estado español y el francés, la Xunta de Galicia y 269 afectados.

Mario Rodríguez, director de Greenpeace, ha subrayado que la sentencia se ha fundamentado sobre temas menores ya que, a su juicio, una catástrofe de este calibre, la mayor de España en cuanto a mareas negras y daños medioambientales, es difícil valorarla porque no tiene precio.

Además -ha incidido Rodríguez- la sentencia tampoco tiene un carácter disuasorio que evite que un desastre de tal envergadura se repita en tiempos futuros: este problema no se puede zanjar con 1.500 millones de euros, es una cantidad menor para la dimensión del problema.

Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF, ha manifestado que se trata de una “sentencia ejemplar“, y ha subrayado la importancia de que se pague ya y que las indemnizaciones lleguen a todos los damnificados, algo que a su juicio será lo más complicado.

Es muy importante “aprender de los errores”, ha insistido Del Olmo para destacar, que esta sentencia también es “un aviso” para los miles y miles de barcos que navegan cercanos a nuestras costas en condiciones aún peligrosas.

Del Olmo no ha querido pasar por alto el papel desarrollado por la sociedad civil en el desastre Prestige, y ha valorado y felicitado la movilización de todos estos años y que ha desempeñado un papel tan importante para llegar hoy hasta la resolución de esta sentencia.

Para Eneko Aiarbe, responsable de pesca de Ecologistas en Acción, las sentencias emitidas a lo largo del proceso penal de este caso nunca han llegado a cubrir todas las responsabilidades del accidente por lo que es muy difícil depurar todas las responsabilidades.

El daño es imposible de cuantificar -ha señalado Aiabe- para incidir en que el Prestige fue un caso ejemplar de “mala gestión” que se ha quedado sin cubrir adecuadamente en la sentencia inicial y por supuesto en esta definitiva.

Asimismo se ha felicitado por que el dictamen “penalice al que contamina”, algo que, a su juicio, no sucede todos los días.

El Tribunal Supremo fija en más de 1.500 millones de euros las indemnizaciones del Prestige

Madrid (EFE).- El Tribunal Supremo ha dictado la sentencia definitiva sobre la responsabilidad civil derivada de la catástrofe del Prestige, que fija indemnizaciones por más de 1.500 millones de euros que deben repartirse entre el Estado español y el francés, la Xunta de Galicia y otros 269 afectados.

El alto tribunal ha estimado los recursos de la Fiscalía, la Abogacía del Estado y el Estado francés, entre otros, contra el auto de responsabilidad civil dictado en noviembre de 2017 por la Audiencia de A Coruña, en ejecución de la sentencia penal definitiva sobre el caso dictada por el Supremo en 2016, que condenó a 2 años de cárcel al capitán del petrolero, que se hundió en 2002 frente a las costas de Galicia.

La cantidad deberán abonar el capitán del barco, Apostolos Ioannis Mangouras -que fue condenado a 2 años de cárcel-, la compañía aseguradora, The London Steamship Owners Mutual Insurance Association, el Fondo Internacional de Indemnización de Daños debidos a la Contaminación por Hidrocarburos (FIDAC) y subsidiariamente la propietaria del buque, Mare Shipping INC.

16 años de litigios

Ahora, 16 años después, el Supremo fija las indemnizaciones definitivas en más de 1.500 millones de euros, incluyendo el IVA y los intereses, siendo el Estado español el principal perjudicado y, por tanto, al que le corresponde el grueso de dicha cantidad.

La Audiencia de A Coruña ya decretó una responsabilidad civil de 1.573 millones de euros para el Estado, si bien ahora el Supremo eleva algo más esa cantidad al estimar los recursos de la Fiscalía, la Abogacía del Estado, el Estado francés y parcialmente el FIDAC recurrieron el auto ante el Supremo, que ahora les da la razón.

A diferencia de lo que decretó el auto de la Audiencia, el Supremo establece que en las indemnizaciones debe incluirse el IVA abonado en las tareas de reparación del daño sufrido, un concepto que asciende a 43,6 millones de euros en el caso de España.

De lo reconocido a España, dice el Supremo, tampoco pueden descontarse lo recibido en concepto de ayudas de fondos comunitarios, cuantificado por la aseguradora londinense en más de 275 millones de euros.

La sentencia, de la que ha sido ponente el juez Andrés Martínez Arrieta, añade también los intereses al entender que las indemnizaciones deben comprender los intereses moratorios por los daños y perjuicios ocurridos desde el escrito de conclusiones provisionales (en el que se pidió el pago de la indemnización) y los procesales devengados desde el pronunciamiento sobre responsabilidad civil.

El Supremo rebaja a 1,1 millones la indemnización reconocida a la Xunta de Galicia por la tarea de la Sociedad Gallega de Residuos Industriales (SOGARISA), 751.555 euros menos que lo que fijó la Audiencia de A Coruña al entender que esta cantidad -correspondiente al coste estimado de la puesta a punto de dicha instalación- no se solicitó en el juicio.

En cualquier caso, el grueso de la indemnización a la Xunta ya fue formalizada en 2005 mediante un acuerdo con el Estado por más de 500 millones de euros.
En contra de lo que dijo la Audiencia, el Supremo establece que es el juez y no las partes quien debe instar a Reino Unido -donde tiene sede la aseguradora- para ejecutar la resolución. Dicha aseguradora depositó en la causa 22,7 millones de euros, que debe distribuirse entre los perjudicados. Por otra parte, el Supremo da la razón al FIDAC al determinar que el ámbito de su responsabilidad se limita únicamente a los daños materiales y no a los medioambientales y morales, que deben ser cubiertos por el resto de responsables civiles.

Noviembre de 2002

Fue el 19 de noviembre de 2002 cuando ocurrió esta catástrofe ambiental; tras seis días a las deriva frente a Fisterra (A Coruña). El ‘Prestige’, que operaba bajo bandera de Bahamas, se partió en dos y se hundió provocando una marea negra de más 67.000 toneladas de fuel. La marea negra frente a la Costa de la Muerte (Galicia), afectó a unos 2.000 kilómetros de las costas española, francesa y portuguesa.

La fauna marina y las aves sufrieron las fatales consecuencias y el sector pesquero se vio forzado a paralizar sus actividades, mientras una “marea de solidaridad”, integrada por miles de voluntarios, apoyados por militares, procedían a la recogida de “chapapote” en las playas contaminadas.

El hundimiento del petrolero generó también en Galicia un movimiento social que arrastró a miles de personas, convocados por la plataforma “Nunca Máis”, a numerosas manifestaciones.

Este suceso desencadenó la mayor respuesta solidaria de la sociedad civil en España frente a una catástrofe medioambiental, con miles de voluntarios de todo el país que se trasladaron a Galicia para ayudar a limpiar a mano el crudo esparcido por las playas y rocas de la costa afectada.

El barco transportaba 77.000 toneladas y el derrame de la carga causó una de las catástrofes medioambientales más grandes de la historia de la navegación.

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