Pese al ocultamiento y silencio que rodearon al tema, la Confederación Mapuche de Neuquén y organismos de derechos humanos, presentaron este martes una denuncia ante la Justicia para investigar las responsabilidades penales de los funcionarios públicos y los empresarios de YPF y la estadounidense Schlumberger por el derrame de hidrocarburos en Vaca Muerta. Las zonas inundadas de barros tóxicos (se observan en la foto satelital distribuida por Greenpeace) equivalen a 10 estadios de fútbol, y desde el Observatorio Petrolero Sur subrayaron que el hecho ocurrido el 18 de octubre último es uno de los desastres “más grandes de los últimos tiempos”. Las empresas, sabiendo del derrame pero sin informar sobre el mismo, habían pedido un “blindaje penal” que frene las protestas sociales. El fracking como técnica extractiva: la contaminación ambiental y social. Los efectos para la salud. Los países que lo prohibieron. Y el pedido de Naciones Unidas para reconsiderar la actividad en Vaca Muerta.
La Confederación
Mapuche de Neuquén, organismos de derechos humanos y abogados
ambientalistas presentaron una denuncia ante la Fiscalía general de
Neuquén para que se investiguen las responsabilidades penales que
les puede caber tanto a funcionarios públicos como a los empresarios
de YPF y la estadounidense Schlumberger por el derrame de petróleo y
barros tóxicos ocurrido en el yacimiento Bandurria Sur, Vaca Muerta.
“No hay
información oficial que indique cómo van a solucionar el daño que
han hecho”, explicó a lavaca Jorge Nahuel, werken de la
Confederación.
El subsecretario
provincial de Ambiente, Juan de Dios Luchelli, habló en un comienzo
de “algunas hectáreas” afectadas, pero las organizaciones
Greenpeace y Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN)
calcularon algo muy distinto:
Según imágenes satelitales, detectaron “un mínimo de 85 mil metros cuadrados impactados directamente por el crudo”, cifra que equivale a “10 canchas de fútbol aproximadamente”.
Hay implicadas alrededor de 77 hectáreas contaminadas, “a sólo 11,5 kilómetros de la localidad de Añelo y del río Neuquén”.
Según
Greenpeace, fue el segundo desastre ambiental que protagonizó YPF en
poco tiempo: el 17 de octubre denunció “el mayor derrame de
petróleo en Chile en los últimos 20 años”, que provocó la fuga
de 720 mil litros de hidrocarburos, que afectaron 6 mil metros
cuadrados.
Blindaje penal
Nahuel describe
al poder judicial como un “testigo pasivo” en este caso. “Van
cuatro denuncias penales que hacemos por diferentes casos como este,
pero no encontramos una respuesta judicial acorde al daño que se
está causando”.
Al contrario, el
fiscal general de Neuquén, José Gerez recibió el 24 de octubre
último a Alejandro Domínguez presidente de la Cámara de Comercio
de los Estados Unidos en la Argentina (AmCham), y a Martín Kindl,
director de relaciones institucionales del IAPG (el Instituto
Argentino del Petróleo y del Gas que congrega a las empresas
petroleras). Ambas entidades impulsan un llamado “blindaje penal”
frente a las protestas sociales que genera la actividad, idea que
mostró muy receptivo al fiscal Gerez.
Es curioso. 6
días antes del encuentro se había producido el desastre ambiental
de Bandurria, del cual los funcionarios nada informaron al fiscal
Gerez, se supone. La noticia apareció 6 días después de lobby por
el blindaje.
La multa indolora
La decana de la
Facultad de Ciencias del Ambiente y la Salud de la Universidad
Nacional del Comahue, Graciela Silva, dijo al diario Río Negro que
“no existe ningún tipo de remediación que deje el suelo igual a
como estaba antes”.
Fernando
Farinaccio, del laboratorio de Rehabilitación y Restauración de
Ecosistemas Áridos y Semiáridos de la facultad: “En estos
terrenos la vida del suelo no es tan diversa y es más lenta en sus
procesos de recuperación. La materia orgánica es poca y es muy baja
en nutrientes. Estamos hablando de áreas de 1 % de materia orgánica,
entonces el suelo es muy frágil. Estamos afectando flora y fauna que
ya de por sí es muy frágil, su recuperación es muy lenta, y su
resistencia es muy baja”.
La subsecretaría
de Ambiente de Neuquén anunció que la sanción económica a YPF
sería la “más grande de la historia”. El subsecretario
Lucchelli remarcó que, si bien aún están en el medio del proceso
de medición de impacto, la pena podría llegar a los 28 millones de
pesos, aunque es posible pensar que frente a las ganancias
extraordinarias, la suba del dólar, la suba del precio de las
naftas, y las remesas de capitales al exterior, esa cifra resulte
ínfima para las empresas.
Martín Álvarez
Mullally, del Observatorio Petrolero Sur, apunta a lavaca que el
impacto real del derrame, “uno de los más grandes de los últimos
tiempos”, requiere un gran y delicado estudio. “De todas formas,
lo que hay que decir es que el impacto va a quedar. Fueron ríos de
lodo que provienen de subsuelo: podés encontrarte desde
hidrocarburos hasta metales pesados. Hay que hacer un estudio serio.
Lo que no hay, sin embargo, es acceso a información pública
ambiental. Hay un hermetismo muy grande”.
¿Y sobre las
sanciones? “Las sanciones son muy particulares. En 2014, después
del derrame en Loma La Lata, pagaron multas en cómodas cuotas. En
otros casos ni eso ocurre, porque hay un mecanismo a través de
causas judiciales por el cual el Estado, al no activarlas, las deja
caer. Entonces, más que sancionar, se trata de calmar el impacto
mediático social. El Estado hoy no es más que un garantista del
extractivismo petrolero”.
Fracking y
muertes
El reciente
derrame de hidrocarburos en Bandurrias Sur, Neuquén, demuestra que
el sistema de fracking para la extracción de gas y petróleo no
representa solo una amenaza a futuro, sino un daño actual y
cotidiano. En este caso, llevará al menos ocho meses para una
remediación siempre incompleta, frágil y de resultados inciertos.
¿Qué es el
fracking? El petróleo y gas tal como se conoce (como fluido) ya
prácticamente no existen en el país, ni en buena parte del mundo.
Los hidrocarburos que quedan están atrapados en la llamada roca
madre, a la que hay que fracturar con trépanos –taladros gigantes-
a más de 3.000 metros de profundidad. La excavación genera
temblores y sismos que son los que provocaron la prohibición del
fracking en países como Gran Bretaña. Bajo tierra, la perforación
se ramifica horizontalmente con 5 o 6 caños según el caso que se
extienden bajo tierra en distintas direcciones a lo largo de 3 o 4
kilómetros en cada caso. Se inyectan hasta un total de 30 millones
de litros de agua a alta presión en cada pozo, cóctel que incluye
arenas de sílice y alrededor de 600 químicos para mantener abierta
cada grieta, disolver los hidrocarburos, y extraerlos luego a la
superficie como un reflujo de barro tóxico, gas y petróleo, de
donde proviene buena parte de la contaminación ambiental que genera.
“Es un nuevo
cambio de paradigma en la explotación”, explica Álvarez Mullally.
“Neuquén tiene una lógica por la cual toda su economía gira en
torno a la renta petrolera. El fracking para extraer hidrocarburos no
convencionales cambió todas las reglas del juego dentro del mundo.
Hace que los costos sean más grandes. Recorta el salario de los
trabajadores y flexibiliza, generando más inseguridad para los
trabajadores en este año (tres muertos y dos heridos sólo en la
cuenca neuquina). Y a la contaminación ambiental se le suma un
agravante: todo el desarrollo de Vaca Muerta se hace sin la
infraestructura adecuada del Estado: no hay una política de control
y fiscalización. Entonces las petroleras hacen lo que quieren. Así
ocurren los accidentes”.
Causas y efectos
Como en Argentina
no hay estudios sobre el impacto ambiental ni en la salud humana, hay
que recurrir a los datos surgidos de investigaciones en las zonas de
fracking de los Estados Unidos realizadas por entidades como la
Sociedad Médica de Massachusetts, el Concerned Health Professionals,
o el Physicians for Social Responsibility):
El 75 % de los 600 químicos inyectados a la tierra son tóxicos para piel, ojos, sistema gastrointestinal y respiratorio.
Más de la mitad de esos químicos puede producir daños en el cerebro y en el sistema nervioso central.
El 25 % pueden desarrollar en el ser humano algún tipo de cáncer o mutaciones. Las investigaciones detectaron elementos cancerígenos como benceno y formaldehido (el benceno especialmente ligado a las leucemias), neurotóxicos en dosis letales, hidrocarburos también cancerígenos, disruptores y perturbadores hormonales (tolueno además del benceno) que provocan malformación del esperma, reducción del crecimiento fetal, padecimientos cardiovasculares, problemas respiratorios y asma.Detectaron además emisiones radiactivas, 40 % de aumento de nacimientos prematuros, malformaciones, contaminación de los suelos, del agua, del aire.
Todo coincide con lo que describen desde el punto de vista de la salud pública las comunidades argentinas cercanas a las explotaciones. En ningún caso se aplica el principio precautorio según el cual actividades con tal poder de daño deberían demostrar su inocuidad antes de ser permitidas.
La fractura
hidráulica está prohibida en Alemania, Francia, Bulgaria, Reino
Unido, España, Irlanda, Italia, Suiza, Austria, Sudáfrica,
República Checa y estados norteamericanos como el de Nueva York.
En Argentina, la
provincia de Entre Ríos ya lo prohibió en todo su territorio y hay
grandes movilizaciones en Mendoza que buscan impedir la instalación
de la actividad.
Efectos:
ambiente, salud, sociedad y economía
El problema del
fracking en la Argentina está encendiendo alarmas a nivel
internacional. El Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales de las Naciones Unidas recomendó este mes al país
“reconsiderar la explotación a gran escala de combustibles fósiles
no convencionales mediante el ‘fracking’ en la región de Vaca
Muerta” ya que sus efectos contradicen los compromisos firmados por
el Estado en el Acuerdo de Paris “con un impacto negativo sobre el
calentamiento global y el disfrute de los derechos, económicos y
sociales de la población mundial y las futuras generaciones”.
Además, alienta a que Argentina “fomente energías alternativas y
renovables”.
En el mismo
sentido, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos realizó el
3 de octubre la primera de sus audiencias para determinar si el
fracking está poniendo en riesgo los derechos humanos en la región,
en la cual hay 5.000 pozos: 2.000 se encuentran en Argentina.
La extracción de
hidrocarburos mediante el fracking y los combustibles fósiles
resulta además anacrónica desde lo energético, y antieconómica:
cada pozo implica una inversión de 20 millones de dólares, con una
vida útil que no excede los 6 años. Con esa cifra se puede
desarrollar un parque eólico con seis aerogeneradores, que producen
cuatro veces más energía en ese lapso de tiempo, según lo ha
difundido el OPSur. Pero como los generadores eólicos tienen una
capacidad productiva de 20 años, terminan brindando 70 veces más
energía. Todo con la misma inversión, sin contaminar, y generando
más empleo que el fracking.
La contaminación
social
La fractura
hidráulica genera además empobrecimiento social ya que establece
enclaves en los que el beneficio económico se concentra en un
pequeño sector técnico trasladado a las zonas de explotación,
ajeno a las comunidades que no obtienen siquiera el beneficio de
empleos, mientras el único derrame que se comprueba no es el
económico sino el de los hidrocarburos.
Añelo, en pleno
corazón de Vaca Muerta, no tiene hospital, muchos de los nuevos
barrios son hechos con containers y el edificio de la Municipalidad
es una construcción prefabricada. La actividad provoca lo que las
comunidades llaman contaminación social. La llegada de contingentes
de técnicos y trabajadores a Añelo triplicó su población de 2.500
a 8.000 habitantes (principalmene hombres) e hizo nacer tres
industrias: hoteles, casinos y prostíbulos.
Otra realidad que
denuncian las comunidades es el crecimiento del comercio y consumo de
drogas ilegales. El propio secretario del gremio petrolero de Neuquén
y actual senador, Guillermo Pereyra, informó que el 40% de los
trabajadores en la zona de Vaca Muerta son adictos. El problema se
atribuye tanto al trasplante de trabajadores y técnicos a lugares
inhóspitos con salarios por encima de la media y sin posibilidad de
desarrollo de una vida social, como a la creciente presión que las
empresas ejercen para maximizar ganancias a costa de ellos. El dato
no sirvió para crear mecanismos de contención y tratamiento del
problema, sino que varias empresas lo usaron para justificar
reducciones de personal.
Los pueblos
originarios de las áreas de explotación están viendo vulnerados el
derecho a ser consultados y dar su consentimiento cuando se realizan
actividades que puedan afectar su territorio, según consta en el
Artículo 75 de la Constitución Nacional y en el convenio 169
firmado por el país ante la OIT. Al contrario, sus reclamos tienden
a ser criminalizados, siendo que son ellos quienes están exigiendo
el cumplimiento de la ley.
Se puede sumar a
los impactos relevantes la crisis y desempleo que produce el fracking
en economías regionales como la frutihortícola en la zona del Alto
Valle, que ve su territorio invadido por las perforaciones.
La falta de
información y el hermetismo alrededor de la actividad impide que se
conozca fehacientemente la cantidad real de accidentes, derrames y
explosiones que se producen. Una excepción es el registro del Enlace
por la Justicia Energética y Socioambiental, que da cuenta de 14
explosiones, incendios, derrames y accidentes producidos en las
explotaciones de fracking en Allen, Río Negro, en los últimos
cuatro años.
Además, solo en
este año, hubo tres muertos y dos heridos por accidentes de trabajo
en yacimientos de Neuquén, lo cual muestra la precariedad e
inseguridad a la que están sometidos los propios obreros petroleros.
Las empresas
lograron, además, un “blindaje sindical” firmado por los
sindicatos del sector y el gobierno neuquino a comienzos de octubre,
para impedir medidas de fuerza y protestas en los yacimientos,
vulnerando derechos constitucionales. Dicho blindaje se suma al
“blindaje penal” reclamado por las empresas multinacionales al
fiscal Gerez. Se suma, en el análisis de esta avanzada, el proyecto
de instalación de una base militar estadounidense en la zona de
Vaca Muerta, para una declamada “ayuda humanitaria”.
Un dato: Gerez es
el mismo fiscal a quien la Confederación Mapuche de Neuquén y
organismos de derechos humanos exigieron que active la causa contra
funcionarios y empresarios.
Fuente:
Fracking y un desastre anunciado: Neuquén después del derrame, noviembre 2018, Lavaca.
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