La isla de
Tangier podría desaparecer por la erosión y el aumento del nivel
del mar, pero la mayoría de sus residentes no creen en el cambio
climático. Y esperan que Trump construya un muro para salvarlos.
por Sandy Hausman
Tangier es una
isla pantanosa situada en la bahía de Chesapeake, un amplio estuario
a unos 145 kilómetros al sur de Washington D.C. Se tarda una hora en
barco para llegar a la isla, de tan solo tres kilómetros cuadrados
(300 hectáreas).
En los últimos
240 años, esa lejanía ha permitido el desarrollo de una cultura
propia. Apenas 500 personas habitan la isla, la mayoría, cristianas
conservadoras. Hablan un dialecto que no existe en ningún otro lugar
del mundo. No tienen servicio de telefonía móvil y la mayoría se
desplaza a pie, en bicicleta o en carrito de golf.
Tangier ha
sobrevivido durante siglos a los huracanes, y sus residentes a las
epidemias, de modo que están acostumbrados a los desastres. Sin
embargo, los científicos creen que la isla podría desaparecer
pronto. Desde mediados del siglo XIX, Tangier ha perdido dos tercios
de su superficie a causa del agua.
Al acercarse a la
isla, su vulnerabilidad es evidente. Los edificios y árboles a lo
largo de la orilla parecen apoyarse directamente en el agua. Con
marea alta, el agua se eleva desde las alcantarillas e inunda calles
y jardines.
El Servicio
Geológico de Estados Unidos considera que el cambio climático es la
causa del aumento del nivel del mar. Asimismo, algunos científicos
incluso creen que la isla podría desaparecer, pero los lugareños
insisten en que la culpa es únicamente de la erosión.
"Es posible
verlo, especialmente después de las tormentas”, afirma el alcalde
James Eskridge, de 60 años, "pero no vemos un aumento en el
nivel del mar”.
Dwayne Crockett,
de 40 años, profesor de historia de la escuela secundaria, está de
acuerdo. Cita la Biblia para apoyar su creencia de que la elevación
del nivel del mar no es un factor en los problemas de Tangier.
Después de que
Noé y sus animales sobrevivieran en el arca, dice, "el Señor
prometió: '¡Nunca más destruiré la tierra con un diluvio!'”.
Crockett y Eskridge también recuerdan haber jugado en calles y
jardines inundados cuando eran niños.
"La erosión
siempre ha sido nuestra gran preocupación”, explica Crockett.
"Recuerdo que cuando era pequeño, la parte occidental de
nuestra isla fue arrasada a un ritmo alarmante, amenazando nuestra
pista de aterrizaje y nuestra planta de tratamiento de aguas
residuales. Finalmente, conseguimos que el Estado construyera un
dique en el oeste, que, gracias a Dios, detuvo la erosión de esa
área en un cien por ciento”, explica.
Trump al rescate
Ahora, Crockett
lucha junto con el alcalde por la construcción de un muro que rodee
la isla, y tienen de su lado a un aliado sorprendente: Donald Trump.
El canal de televisión CNN visitó recientemente Tangier y
entrevistó a Eskridge sobre el fuerte apoyo que los votantes locales
le dieron a Donald Trump en 2016, más del 85 % de la población lo
apoyaron.
"¿Qué le
diría al presidente?” preguntó CNN a Eskridge. "Dígale que
lo quiero como a un miembro de mi familia”, respondió Eskridge.
Trump vio por
casualidad el programa de televisión y quiso hablar con este
apasionado fan. "En ese momento, yo estaba pescando cangrejos”,
recuerda Eskridge. "Era lunes por la mañana y mi hijo vino a
buscarme. Me dijo que tenía que ir a casa porque el presidente
quería hablar conmigo. Le dije: ‘¿El presidente de qué?'”,
recuerda el alcalde.
Eskridge pensó
que alguien le estaba tomando el pelo, pero poco después pudo hablar
directamente con Donald Trump, quien le hizo vagas promesas de apoyar
su proyecto. Desde entonces, Eskridge se ha reunido con tres miembros
de la administración Trump y ha recibido a expertos del Cuerpo de
Ingenieros del Ejército. También ha hablado con periodistas de 22
países, con la esperanza de mantener la difícil situación de su
isla en el centro de atención internacional.
"No estamos
hablando solo de un trozo de tierra”, dice Eskridge. "Estamos
hablando de familias, una comunidad, una cultura y una forma de vida.
Producimos mucho pescado y marisco, y desde la Primera Guerra Mundial
hemos tenido mucha gente sirviendo en el Ejército. Entonces nos
consideraban importantes, así que espero que sigamos siéndolo”.
"Se puede
considerar Tangier como una prueba”, añade Crockett. "Si no
es posible salvar una pequeña isla de 450 habitantes, entonces es
una pérdida de tiempo intentarlo en grandes ciudades como Nueva York
o Boston”, defiende.
Los amantes de
los animales también han alzado la voz. Para ellos, se trata de
salvar un hábitat importante. "Es un área maravillosa para la
vida silvestre”, enfatiza Jim Gott, propietario del Bay View Inn.
"Este es un importante lugar de descanso para aves migratorias y
mariposas. La pérdida de la isla sería devastadora para estas
especies”, aclara.
El estado de
Virginia recientemente acordó construir un simple muro de piedra
para proteger el puerto de Tangier, un proyecto que ha sido discutido
durante casi 20 años. Se espera que el dique cueste solo tres
millones de dólares estadounidenses, pero el precio de un muro
sofisticado para rodear toda la isla sería mucho más caro. El
Cuerpo de Ingenieros del Ejército ha solicitado fondos para realizar
un estudio de viabilidad y del gasto real.
¿Cambio
climático o solo erosión?
"El área ha
estado sujeta a tormentas más frecuentes e intensas”, cuenta Jill
Bieri, bióloga marina de la ONG Nature Conservancy. "Tangier
está sintiendo todos los efectos de esto”. Su propuesta sería
proteger la isla de las olas destructivas con la ayuda de arrecifes
de ostras artificiales, estructuras submarinas de hormigón a las que
se adhieren los bivalvos, creando una barrera natural. La erosión
también podría minimizarse alisando la orilla y plantando especies
tolerantes a la sal o bombeando arena desde el fondo de la bahía de
Cheseapake para rellenar la isla.
A pesar de todo,
nadie está seguro de si Tangier puede salvarse o por cuánto tiempo.
"La tasa de erosión está aumentando”, dice Bieri. "Esto
se debe al aumento del nivel del mar, y aunque no puedo decir si un
muro protegerá o no la isla, no creo que a largo plazo nada hecho
por el ser humano pueda protegernos de lo que sucederá de forma
natural en las zonas costeras”, lamenta.
De momento, los
isleños consiguen superar las adversidades de las inundaciones. El
comienzo de la escuela se retrasa a menudo. Desplazarse de la isla
podría ser un reto, según la mesonera Maureen Gott. Cuando ella y
su esposo compraron su propiedad hace siete años, desconocían con
qué frecuencia se enfrentarían a las inundaciones.
"Depende de
la luna, si hay luna nueva o luna llena, de la dirección y de la
velocidad del viento. Si hay tormenta o no”, explica. Incluso
cuando un huracán no golpea la zona directamente, las fuertes
lluvias en la región hacen que los ríos se desborden y desemboquen
en la bahía de Chesapeake, lo que también causa problemas en
Tangier.
En un tono más
alegre, añade que el incierto futuro de Tangier ha hecho que más
turistas lo visiten. Alex Shtogren vino de Baltimore para pasar un
fin de semana, intrigado por la antigua e inusual forma de vida de la
isla. "Quería verlo mientras existe”, confiesa. "La
gente dice que es la zona cero del cambio climático, así que sentí
que era ahora o nunca”.
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Fuente:
Sandy Hausman, Con dos tercios de la tierra ya desaparecida, ¿puede un muro salvar la isla de Tangier?, 27/11/18, Deutsche Welle. Consultado 30/11/18.
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