Me dice su nieto
Victorino, autor de la fotografía, que su abuela tuvo trece hijos,
de los cuales dos no pasaron de los cinco años de edad y otros cinco
no llegaron ni siquiera al año. Por entonces era muy difícil vivir.
Como tantas mujeres del campo de su tiempo, esta anciana se pasó la
vida trabajando, sin conocer el descanso hasta que los años
vencieron su figura, siempre vestida de negro.
Se trata de una
de las primeras fotografías que hizo su nieto con vocación de
dedicarle a la imagen un exhaustivo currículum, compaginado en los
últimos años con su lucha porque la multinacional minera Berkeley
no instale en Retortillo, la tierra de sus mayores, una mina de
uranio a cielo abierto. Las ultimas noticias al respecto tuvieron
como fuente el Ministerio para la Transición Ecológica. Según la
misma, el Consejo de Seguridad Nuclear ha pedido información
adicional a los promotores de la explotación, de modo que no pueda
iniciar ninguna actividad que altere de forma significativa el fondo
radiológico del emplazamiento. Está paralizada, por lo tanto, la
tramitación de los permisos requeridos para que la mina de la
empresa citada siga adelante, por los problemas existentes con los
desechos radioactivos.
No sé qué me
diría él, pero alguna vez, mientras abrazábamos las encinas
centenarias que luego fueron taladas por cientos para hacer lugar a
esa explotación criminal, en la actitud de Victorino, en su voz, en
sus gritos por calles y plazas, ya sea en aquella comarca o en la
misma ciudad de Salamanca, he visto que si lucha con ese celo y esa
rabia para que no asesinen la tierra que le dio vida y el paisaje
que le dio luz para hacerse un maestro de la mirada, ha de ser por
algo. Bien puede ser porque un día, siendo muy joven, el punto de
mira de su primera cámara se prendió en los ojos de esa anciana
vestida de luto, en cuyo fondo echó raíz no sólo la vocación de
su nieto por la fotografía, sino la amorosa querencia que le profesa
al solar campesino de sus mayores, del que su abuela es la humana
imagen de las encinas que cantara don Antonio Machado:
¿Qué tienes tú,
negra encina
campesina,
con tus ramas sin
color
en el campo sin
verdor;
con tu tronco
ceniciento
sin esbeltez ni
altiveza,
con tu vigor sin
tormento,
y tu humildad que
es firmeza?
Fuente:
Félix Población, La anciana de retortillo y la mina de Berkeley, 15/10/18, Diario del aire. Consultado 16/10/18.
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