Miquel Porta,
experto en Epidemiología y Salud Pública, relata en una entrevista
cómo los tóxicos están presentes en la vida cotidiana y los
ciudadanos. "Una cosa es que detectemos estos contaminantes en
todos los habitantes de España y otra cosa es que es los niveles
detectados sean peligrosos", puntualiza. "La administración
va tan retrasada con respecto al conocimiento científico que hay
mucha gente que se está adelantando a la legislación".
por Teguayco Pinto
A finales de los
años ochenta un real decreto limitó la cantidad de plomo que podía
llevar la gasolina. Más de tres décadas después diversos estudios
demostraron cómo los niveles de plomo en las ciudades españolas
habían descendido espectacularmente y cómo esto había provocado
una disminución de las concentraciones de plomo en la población
infantil española. La medida sirvió como ejemplo del impacto
positivo que puede tener la limitación de un contaminante ambiental.
Sin embargo, no todos los contaminantes tienen un efecto tan evidente
en la salud como en el caso del plomo, ni son tan fáciles de
eliminar.
En lo que
llevamos de siglo, diversos estudios han mostrado cómo los seres
humanos y la población animal están impregnados de no menos de un
centenar de productos químicos de síntesis diferentes, algunos de
ellos tóxicos y persistentes. A pesar de su prohibición hace varias
décadas, algunos compuestos como el DDT (empleado en insecticidas)
siguen apareciendo en los análisis de la población en gran parte
del mundo, mientras que otros, como los PCB (usado en aislantes,
equipos eléctricos o plaguicidas), no solo aparecen sino que ponen
en riesgo la supervivencia de algunas especies.
Hablamos con el
investigador Miquel Porta, catedrático de Medicina Preventiva y
Salud Pública de la Universidad Autónoma de Barcelona y que
recientemente ha publicado el libro Vive más y mejor. Reduciendo
tóxicos y contaminantes ambientales (Grijalbo, 2018).
Parece que las
prohibiciones no siempre tienen un efecto evidente en la salud de la
población ¿a qué se debe esto?
Las prohibiciones
han funcionado parcialmente. No sería correcto decir que han
fracasado, pero desde luego no han sido un éxito. Cuando quitas el
plomo de la gasolina, como la vida media del plomo es relativamente
corta, enseguida ves un efecto en el aire de las ciudades. También
sucede lo mismo con otros compuestos, como los plaguicidas
organoclorados, cuyas concentraciones en humanos han bajado de una
forma muy importante desde su prohibición, pero las de los PCB, por
ejemplo, están estancadas desde hace tiempo.
Los PCB son los
policlorobifenilos ¿cuál es el problema con estos contaminantes?
El problema con
los PCB es que proceden de productos industriales como los
transformadores y en España hay miles de transformadores y otros
aparatos eléctricos que nunca han sido bien reciclados. Durante el
primer gobierno de Zapatero se intentó hacer un inventario para
saber dónde estaban todos los transformadores con PCB, pero en
muchas comunidades autónomas el recuento era imposible.
Entonces ¿la
prohibición es inútil?
No exactamente,
pero en estos casos el impacto que tiene la prohibición es
extraordinariamente lento, porque seguimos detectando PCB en la
totalidad de la población, aunque las concentraciones sean un poco
más bajas.
Un estudio
reciente ha determinado que los PCB están poniendo en peligro la supervivencia de las orcas ¿qué le parece?
Cuando vi lo de
las orcas, lo primero que pensé fue que a veces nos preocupamos más
por las ballenas y los delfines que por nosotros mismos, porque los
PCB se encuentran en gran parte de la población humana. No te puedo
decir en toda, porque hay poblaciones sobre las que no se han hecho
estudios, pero en España todos tenemos concentraciones de PCB en el
cuerpo. La gente cree que esto solo afecta al mundo animal y a las
orcas que viven en zonas exóticas, pero no es así. Todo lo que hay
en el mundo animal termina afectándonos a nosotros.
¿Qué efectos
tienen este tipo de contaminantes en la salud humana?
Sabemos que los
policlorobifenilos son cancerígenos e inmunosupresores, también que
deprimen y dificultan el desarrollo psicomotor, al igual que el
mercurio o el plomo, o que son muy tóxicos para el tiroides y pueden
causar hipotiroidismo. También sabemos que son tóxicos para el
páncreas y, aunque no sabemos si producen cáncer en este órgano,
sabemos que generan problemas asociados a la diabetes y aumentan el
riesgo de esta enfermedad.
¿Qué otros
contaminantes ambientales se detectan en los seres humanos?
Muchos,
constantemente detectamos en el cuerpo humano sustancias nuevas, como
el caso de los retardantes de llama, que no se habían detectado
hasta hace poco. En la población se han detectado ftalatos,
plaguicidas organofluorados, fenoles… Se podría decir que todos
estamos orinando plástico. Es un titular muy claro, pero también es
objetivo, porque en todo el mundo se detecta bisfenol A.
Pero no todos son
peligrosos
Aquí hay que
precisar, que tampoco quiero que esto parezca el Apocalipsis, porque
no lo es. Una cosa es que detectemos PCB, bisfenol A o ftalatos en
todos los habitantes de España y otra cosa es que es los niveles
detectados sean peligrosos.
Entonces ¿la
situación no es preocupante?
Preocupantes son,
especialmente las concentraciones altas, y también hay mucha
evidencia acumulada de que algunas sustancias con acciones hormonales
tienen efectos adversos para la salud incluso a concentraciones
bajas. Además, también tenemos el efecto cóctel que es un gran
problema. En cualquier caso, lo que no hay que hacer es dejarse
llevar por el miedo.
¿Qué es el
efecto cóctel?
Muchas veces las
sustancias tóxicas actúan por mecanismos similares, con lo que el
efecto de cada una de ellas se suma al anterior. Esto es lo que se
conoce como efecto cóctel y aún está por ver si los efectos son
aditivos o multiplicativos, pero está demostrado que están ahí.
Sin embargo, la
regulación solo actúa sobre compuestos individuales
Sí, y es algo
que me parece un claro ejemplo de inoperancia, inmovilismo y falta de
respuesta. Esto lo sabemos desde hace décadas y me impresiona que en
2018 aún estemos discutiendo si hay que hacer algo o no. Incluso la
EFSA [Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria], que es una
institución que está bajo mucha presión política, reconoce el
problema.
En su libro
muestra cómo algunos ciudadanos y empresas están tomando medidas
¿cree que sirven de algo?
El mundo ya no es
el que había tras la segunda guerra mundial, en el que las medidas
solo las tomaban las agencias institucionales o no las tomaba nadie.
Hoy en día la administración va tan retrasada con respecto al
conocimiento científico que hay mucha gente que se está adelantando
a la legislación. Por ejemplo, hay empresas que están empezando a
quitar ftalatos de sus productos, porque se dan cuenta de que son
tóxicos, y en los supermercados ya se ven productos cosméticos sin
ftalatos o sin parabenos, pese a que no son ilegales.
Hay quien opina
que este tipo de movimientos fomentan un miedo irracional a los
productos químicos de síntesis, una especie de quimiofobia ¿qué
opina?
Yo creo que
quienes hablan de quimiofobia se han inventado un espantapájaros. Es
un truco muy viejo que ya utilizó la industria del tabaco y que
continuamente utilizan los mercenarios de la duda. Lo primero que
hacen es inventarse un enemigo que no existe, en este caso, la
quimiofobia.
¿Realmente cree
que no existe la quimiofobia?
Bueno, no digo
que no exista, digo que es algo extremadamente residual. En mi libro
constantemente estoy hablando de los beneficios de muchos productos
químicos sintéticos, pero no se puede negar que algunos de ellos
nos están pasando factura.
Fuente:
Teguayco Pinto, "Estamos orinando plástico: se han detectado fenoles en toda la población", 15/10/18, eldiario.es. Consultado 17/10/18.
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