En el Reino
Unido, la protección medioambiental a menudo comienza a pequeña
escala y se convierte en un movimiento nacional. Así, el número de
personas que no utilizan plástico desechable aumenta constantemente.
por Greg Norman
Lo primero que
llama la atención de las playas de Tynemouth es su limpieza. No se
ve nada de basura, ni suciedad que es habitual en cualquier otro
lugar. No puede ser una coincidencia. Así, se me acercan dos
paseantes, en cuanto mi perro deja una "sorpresa” en la arena.
Me ofrecen bolsas para limpiarlo.
El pueblo, que,
como su nombre indica, se encuentra en la desembocadura del río
Tyne, está cerca de Newcastle, al noreste de Inglaterra, y se toma
en serio el estado impecable de sus playas y bahías.
Regularmente, los
habitantes y visitantes de la ciudad dedican algo de su tiempo a
limpiar las playas. A finales de octubre comienza la temporada.
Aunque, en realidad, todo el mundo puede y debe tomar la iniciativa
en cualquier momento y participar en una limpieza de tan sólo 2 minutos. Detrás de ello hay una campaña, que se está extendiendo
por todo el mundo, y que pide a la gente que emplee dos minutos de su
tiempo en recoger desperdicios cada vez que va a la playa.
A principios de
2018, Tynemouth se convirtió en la primera ciudad de la zona, y la
segunda a nivel nacional, en recibir el estatus de "libre de
plástico" como parte de una campaña de la organización
benéfica verde Surfers Against Sewage (SAS)
También hay una
buena razón para la dedicación de Tynemouth. Cada día se emplean
más de 35 millones de botellas de plástico en el Reino Unido y se
producen cientos de millones de toneladas de plástico al año.
Algunas estimaciones sugieren que casi la mitad de esas botellas no
se reciclan. El resto termina en vertederos, o en océanos y playas.
¿Qué significa
libre de plástico?
Dada la
omnipresencia del material, el término "libre de plástico”
funciona principalmente como un impulso motivacional, reflejando el
intento de reducir el plástico.
Para obtener el
título, al menos seis empresas locales tienen que comprometerse a
retirar tres productos plásticos desechables de su cadena de
suministros y reemplazarlos por alternativas ecológicas. También
tienen que sensibilizar a la población, por ejemplo, a través de
las escuelas y obtener el apoyo de las autoridades locales.
Varias
comunidades de todo el Reino Unido luchan ahora por conseguir el
título "libre de plástico”. Penzance, al sureste de
Inglaterra, la otra ciudad a la que se le ha concedido el estatus, ya
cuenta con 70 empresas locales involucradas.
En Tynemouth, por
ejemplo, el acuario ha prohibido las pequeñas bolsitas de la
cafetería en la que se sirve kétchup o mostaza. Las tapas de
plástico y las pajitas también se han eliminado. Incluso para el
cuidado de los dientes de las focas del acuario, se emplean cepillos
que no están hechos de plástico.
Otro ejemplo es
el restaurante Riley's Fish Shack, una institución local situada en
la pintoresca playa de King Edward's Bay, donde los visitantes pueden
ahora disfrutar de sus calamares a la parrilla en platos que se
pueden compostar y no en platos de poliestireno o plástico.
"Tynemouth
es una de los pueblos costeros más bonitos del país y el medio
ambiente es fundamental para la regeneración de las playas”, dice
Alan Campbell, representante de Tynemouth en el Parlamento del Reino
Unido. "Lo bueno de este proyecto es que ha surgido desde abajo,
involucrando a toda la sociedad ya sean surfistas, residentes o
empresas, que se unen para acelerar el cambio”, explica.
Concienciación
creciente
La campaña de
SAS es sólo un ejemplo del interés, aparentemente repentino, hacia
el plástico. Según los ecologistas, los medios de comunicación
conservadores y liberales que adoptan la cruzada contra el plástico
son parte del motivo para esta transformación.
En 2016, The
Daily Mail, un tabloide no famoso por su cobertura ambiental, publicó
cuatro portadas en las que pedía la prohibición de las
micro-esferas en los cosméticos. El gobierno anunció rápidamente
que prohibiría el uso de las diminutas partículas.
Sky Television
lanzó su campaña "Rescate del océano” en enero de 2017 con
el compromiso de eliminar gradualmente los plásticos de un solo uso
en sus comedores y oficinas para 2020 y la promesa de destinar más
de 20 millones de libras esterlinas (22,8 millones de euros o 26
millones de dólares estadounidenses) a programas de protección de
los ecosistemas marinos.
Pero el momento
que realmente impactó al público llegó a finales del año pasado
con la emisión de la serie documental "Planeta Azul II”
narrada por el locutor y naturalista Sir David Attenborough, que
mostraba el verdadero impacto de los desechos plásticos en el océano
y su vida silvestre.
"Creo que
Planeta Azul se emitió en un momento idóneo. De repente, había
campañas en marcha sobre las que la gente podía preguntar e
involucrarse”, dice McCallum, jefe de campaña por los océanos de
Greenpeace UK. "Pero a medida que pase el tiempo, el problema
del plástico se irá olvidando. Así que tenemos que mantenerlo vivo
el mayor tiempo posible”, cuenta.
El poder de
empezar desde abajo
Las campañas de
base, como la practicada por SAS, son otro motivo del creciente
interés. Natalie Fee es un ejemplo de cómo la lucha contra la
contaminación plástica ha crecido desde las campañas populares
hasta convertirse en una acción nacional más amplia.
Fee fundó el
grupo "City to Sea” durante una reunión con amigos y
voluntarios de ideas afines en un pub de Bristol en 2014. Dos años
más tarde, entraron en la escena nacional con la campaña "Switch
the Stick”, pidiendo a los minoristas que cambiaran los
bastoncillos de algodón hechos de plástico por bastoncillos de
papel.
"Realmente
no tenía ninguna expectativa, estaba harta de la situación del
bastoncillo de algodón y pensé que podía intentarlo y hacer algo
al respecto”, explica Fee a DW.
Premios y charlas
TED
La campaña ganó
varios premios y llevó a Natalie Fee a los escenarios de las charlas
TED, una serie de conferencias donde se presentan conceptos
innovadores. El grupo cuenta ahora con 17 empleados a tiempo completo
y acaba de celebrar el primer Día Nacional de Recarga del Reino
Unido, que consiste en conseguir que la gente recargue sus botellas
con agua del grifo gratis de las empresas participantes en lugar de
comprar botellas nuevas.
Hasta ahora,
12.500 restaurantes, estaciones de tren y otras empresas se han
adherido al programa y se pueden realizar búsquedas mediante una
aplicación de móvil. No obstante, Fee admite estar sorprendida por
cómo se ha extendido el tema del plástico.
"Es una
forma sencilla de adentrarse en el ecologismo”, dice Fee.
"Recientemente hemos realizado una encuesta que muestra que el
85 por ciento de la gente en el Reino Unido está preocupada por la
contaminación plástica y está tratando de hacer algo al respecto”,
cuenta.
McCallum, que
acaba de escribir una nueva guía para aquellas personas que tratan
de vivir sin plástico debido a la explosión de interés en el tema,
comparte la opinión. "Tiene sentido porque es algo tangible.
Hay una clara conexión entre lo que tengo en la mano y lo que me
encuentro en la playa”, dice a DW.
Un largo camino
por delante
Sin embargo, los
viejos hábitos son difíciles de erradicar y, a pesar de los planes
de reducción de plástico de las empresas, como los supermercados,
todavía queda mucho camino por recorrer.
David Potts,
director ejecutivo de la cadena de supermercados Morrisons, admitió
recientemente que sólo uno de cada diez clientes utilizaba envases
propios en los mostradores de alimentos frescos de las tiendas.
Aunque no parezca mucho, el consumo de plástico en las más de cien
tiendas de la cadena está disminuyendo. Pero muestra cuánto queda
por recorrer antes de que los hábitos de compra cambien
permanentemente.
De regreso al
pintoresco pueblo de Tynemouth "libre de plástico”, compruebo
que los refrescos en botellas de plástico de un solo uso son fáciles
de encontrar. Incluso Riley's Fish Shack sigue vendiendo agua en
botellas de plástico.
"No hay un
material alternativo que podamos utilizar en la medida que empleamos
el plástico y que vaya a resolver el problema”, explica McCallum.
Asimismo, afirma que no hay una infraestructura de reciclaje adecuada
para hacer frente al volumen de plástico que producimos.
"Así que la
única forma de salir de este caos, es producir menos”, concluye
McCallum.
Fuente:
Greg Norman, En el Reino Unido, la población lucha contra el plástico desechable, 09/10/18, Deutsche Welle.
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