Los lobos apenas
regresan a Alemania y las protestas ya se hacen sentir. No debemos
permitir que temores irracionales destruyan el progreso en el camino
hacia una mayor biodiversidad, opina Jennifer Wagner.
por null Jennifer Wagner
En general, los
alemanes son grandes amantes de los animales. Las mascotas como los
gatos, perros o conejillos de Indias son idolatradas. Pero para la
mayoría de los ciudadanos, esta devoción tiene un fin cuando se
trata de los "grandes" lobos "malos".
Ahora que los
lobos empiezan a regresar a Alemania desde hace algunos años, muchas
personas se sienten incómodas, especialmente si creen en las
clásicas imágenes de ovejas dulces y suaves despezadas por los
afilados dientes puntiagudos de un lobo. Ciertamente nada atractivo.
Pero aún así, deberíamos estar contentos de que los lobos se
sientan cómodos nuevamente en nuestro entorno.
Desde hace unos
150 años no se veían lobos en Alemania. Ahora, gracias a la
estricta protección que no permite cazarlos, han regresado y se
están reproduciendo. Pero apenas se empiezan a ver las alentadoras
cifras, muchas personas comienzan a mostrar su inconformidad: quienes
se oponen a los lobos no solo temen por la vida de sus propios
animales domésticos y la de su ganado, sino que algunos incluso
temen por su propia seguridad.
Preferible tener
perros pastores a matar lobos
Los miedos de
criadores de ovejas y cabras no son completamente infundados; después
de todo, el lobo es un depredador natural. Sin embargo, los seres
humanos no están en su menú, contrariamente a los conocidos cuentos
infantiles de hadas. Los lobos prefieren cazar animales que sean más
fáciles de atrapar, como ciervos, alces o jabalíes.
El ganado tampoco
es su comida favorita, aún cuando ocasionalmente lo ataca. Es por
eso que los perros pastores son importantes para los rebaños de
ovejas y cabras que pastan cerca de los bordes del bosque, ya que
protegen a los animales.
A fin de cuentas,
este es el ciclo de la naturaleza: hay una cadena alimenticia que
rige la naturaleza. Así como tenemos que aceptar que jabalíes
atraviesen nuestros jardines de flores de vez en cuando, tendremos
que acostumbrarnos a que los lobos abandonen el bosque profundo y
hagan cosas que no queremos.
De lo contrario,
¿deberíamos nosotros, por temor a que arrebaten a nuestros queridos
gatos, perros o animales de granja, inmediatamente volver a disparar
a los lobos? ¿O, como formula el anodino lenguaje burocrático
alemán, "extraerlos"?
Es normal y
comprensible que surjan conflictos cuando animales clasificados como
"peligrosos" se asientan cerca de humanos. Pero es posible
ajustarse a estos conflictos y solucionarlos, como se puede ver en
países donde los lobos y osos nunca fueron eliminados. Deberíamos
considerarnos afortunados de que nuestros bosques atraigan nuevamente
a tales animales.
Los humanos son
la verdadera amenaza
Depredadores
salvajes siempre han coexistido en el hábitat humano, no solo en las
estepas de África, sino también en Europa del Este o en América
del Norte. Una razón por la que muchos turistas viajan a Canadá,
por ejemplo, es para poder observar lobos en su hábitat. Algo
similar ocurre en Rumanía, donde viven muchas manadas de lobos. Ahí,
como en Canadá, las personas no son atacadas por los tímidos
animales salvajes, por el contrario. Estos animales son amenazados
por cazadores de dos patas: dondequiera que se liberen lobos en
Europa, llegan adinerados cazadores extranjeros que, por pura
diversión, los cazan.
La verdad, a fin
de cuentas, es que a lo largo de los siglos los humanos se han
apropiado de la naturaleza, especialmente en Alemania, donde, gracias
a su densa población, casi no hay un trozo de tierra que no haya
sido "cultivada", como arrogantemente llamamos. Así, las
personas han ocupado los campos, bosques y praderas para uso
económico, y todo lo que no les conviene y no produce dinero debe
desaparecer.
Aún así, no
debería ser tan simple, ya que la biodiversidad también tiene un
gran un valor. Es por esto que todavía tenemos que aprender a
convivir los unos con los otros: humanos, plantas -hasta las que
llamamos mala hierba- y animales salvajes. Una vida junto con los
lobos sí es posible. Incluso en Europa occidental.
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Fuente:
null Jennifer Wagner, Biodiversidad en Alemania: el mito del lobo malo, 22/10/18, Deutsche Welle. Consultado 25/10/18.
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