Hay tanta basura
acumulada en montañas de dos metros de altura en Miserere y
Tancacha, al sudeste de la ciudad de Córdoba, que bien podría ser
el límite que divide barrio Empalme de Cooperativa Los Paraísos.
Este es uno de
los 123 basurales a cielo abierto que tiene Córdoba capital, según
el último relevamiento de la Provincia, realizado en junio. Para la
Municipalidad, en cambio, este lugar es uno de los 78 registrados; y
para la agrupación política Pensando Córdoba, es uno de los 210
sitios copados por desechos.
La cantidad de
depósitos ilegales de residuos en Córdoba no logra coincidir en un
mismo mapa, ya que la Provincia entiende que hay casi el doble de
basurales a cielo abierto de los que reconoce la Municipalidad.
Frente a esta
brecha, en lo que va del año, la Secretaría de Ambiente provincial,
según le confirmó a La Voz, ya emplazó al municipio de Córdoba en
dos oportunidades (en junio y en septiembre) para que rindiera
cuentas sobre “un plan de gestión y de tratamientos” de esos
puntos de acumulación de residuos.
Según la
Provincia, “nunca hubo una respuesta formal” ante la preocupación
por la presencia de basurales en los barrios, sobre todo después de
que en junio se completó un mapa georreferenciado con datos precisos
sobre los terrenos intervenidos por pilas de basura.
“Hemos
emplazado dos veces a la Municipalidad de Córdoba para que dé
informes sobre cuál es el plan de gestión ambiental en los
basurales a cielo abierto, pero no obtuvimos una respuesta. Y como
Provincia no tenemos poder de policía sobre el tema, por lo que
automáticamente se notifica a Policía Ambiental para que controle
qué puede estar pasando”, confirmó el secretario de Ambiente
provincial, Javier Britch.
Si bien el
funcionario aclaró que el último relevamiento realizado no
evidenció un aumento de estos puntos respecto de 2016, la
preocupación de la Provincia está planteada en los nuevos usos que
se realizan de estos sitios, no sólo para depositar la basura, sino
también por la aparición de los primeros asentamientos que viven de
lo que otros tiran.
Hábitat
“En 2016,
llegamos a un pico de 140 basurales a cielo abierto, ahora estamos en
123. También puede ser que, por la misma crisis, se consume menos y
se genera menos basura, pero en estos nuevos usos hemos observado la
aparición de ranchitos entre la misma basura”, precisó el
secretario de Ambiente provincial.
Se trata de
pequeñas chozas que son construidas con la misma basura y en las que
viven circunstanciales habitantes que sacan residuos, como metales,
plásticos y cartones.
Uno de los
primeros asentamientos detectados por la Provincia está en el
sudeste de la ciudad, al costado de la Circunvalación.
“Constantemente sacamos con camiones la basura, aunque no nos
corresponde, como lo hicimos en Comunidad Renó, donde estaban
tapados de basura”, explicó Britch.
Sin embargo, el
panorama planteado por la Municipalidad es bien diferente, pues
señalan que existe un listado de 78 basurales a cielo abierto dentro
del ejido de la ciudad de Córdoba, a los que ingresan las máquinas
de Higiene Urbana una vez por semana para retirar en camiones los
residuos.
Todos estos
puntos tienen el mismo problema: a las pocas horas de haber sido
intervenidos, vuelven a llenarse de restos de poda, de escombros, de
animales muertos y de cuanto desecho pueda imaginarse.
Con limpieza
Estos 78 puntos
localizados por la Municipalidad se reparten en 61 barrios. En su
mayoría, en basurales ubicados en Alberdi, Bella Vista, Ciudad de
los Cuartetos, Las Violetas, Pueyrredón y San Vicente. “La
Circunvalación, en lo que se refiere a basurales, le corresponde la
Provincia. El resto conforma un listado de lugares que son basurales
a cielo abierto dentro del ejido de la Municipalidad, y que son
higienizados porque están en la jurisdicción municipal”, se
precisó desde la comuna ante la consulta sobre cómo se trabaja en
estos puntos.
Incluso el
basural de Miserere y Tancacha está identificado por Higiene Urbana
para su limpieza semanal, aunque es un punto crítico que no logra
mantenerse más de unas pocas horas limpio.
De hecho, fue uno
de los terrenos elegidos por el municipio en 2015 para transformarlo
en un espacio verde con canchas de fútbol y juegos, pero hoy sólo
le quedan dos arcos que debieron ser removidos para que no quedaran
enterrados entre los escombros.
Por el reciclado
El mapeo
realizado por la Fundación Pensado Córdoba -del secretario de
Asuntos Institucionales de la Provincia y candidato a intendente
Miguel Siciliano- incluye un gráfico interactivo con imágenes de
cada uno de los basurales que fue completado en octubre, luego de un
relevamiento realizado por 20 personas. En total, suma 210 lugares
con depósitos de basura, dentro y fuera del anillo de
Circunvalación, y con sitios prácticamente crónicos.
“Fueron 30 días
de trabajo con los dirigentes territoriales y nos siguen enviando
material con la dirección y la foto de nuevos basurales. Por lo que
en un trabajo serio lo hicimos georreferencial, pero no para
quedarnos sólo con un mapa”, señaló Siciliano. “Queremos
aportar una propuesta, una vez más se lo vamos a presentar al
intendente (Ramón) Mestre, porque nos alarma la cifra. Un basural
cada 2,5 barrios de la ciudad”, insistió Siciliano, quien reiteró
que la intención es acercar alternativas, más allá del sondeo. “En
primer lugar, una política de separación de residuos domiciliarios
para facilitar su reutilización y reciclado. En segundo lugar,
prohibir la tracción a sangre y aprovechar la experiencia de los
carreros para generar espacios de recolección, separación y
reciclado sustentable”, manifestó.
Por la falta de
recolección
Para el
legislador provincial y vocero del Sindicato Único de Recolección
de Residuos y Barrido de Córdoba (Surrbac), Franco Saillén, el
número de basurales a cielo abierto “llega a 250”, y van en
aumento por las deficiencias en las prestadoras de recolección.
“Por el mismo
problema de la recolección, en alguna medida se aumenta la cantidad
de basurales. Hay lugares como Villa Urquiza, donde no están
permitidos, pero la Municipalidad no hace nada o de palabra permite
que se tire basura”, aseguró Saillén, aunque reconoció que en
muchos casos es el mismo vecino quien vuelve a arrojar basura a las
pocas horas de que fue limpiado el terreno.
Según la
Provincia, la Circunvalación es uno de los puntos más críticos por
la presencia de basurales, por lo que la empresa Camino de las
Sierras, a cargo de este corredor, dispone por día 20 camiones que
levantan la basura y la trasladan al predio de enterramiento de
Piedra Blanca.
Los chicos
quieren volver al campito
Como el predio
está repleto de basura, los chicos mudaron los arcos a unos 50
metros, aunque el lugar tampoco es el adecuado.
Un grupo de
pequeños de Cooperativa Los Paraísos contó cómo las montañas de
basura que tira la gente los dejó sin la posibilidad de jugar al
fútbol.
“Miren lo que
pasó, no podemos jugar más”, dice Maximiliano (11), quien vive en
Cooperativa Los Paraísos, frente al basural de Miserere y Tancacha.
“Yo juego de ‘9’”, insiste y señala la montaña de basura
que ocupa el terreno que terminó con la cancha de fútbol inaugurada
en 2015, cuando el intendente Ramón Mestre lanzó un programa para
erradicar los basurales y reconvertirlos en potreros deportivos.
“Se ratearon
todo, al otro día no quedó nada: los juegos, los bancos. Por eso,
agarramos los arcos y los corrimos; está lleno de basura para
jugar”, señala Gastón (14), que se suma a la charla para recordar
que ellos mismos rescataron lo que pudieron antes de que terminara en
medio de los restos de escombros y de poda.
Como el predio
está repleto de basura, pese a que una vez a la semana ingresan las
máquinas de la Municipalidad y retiran las pilas de desechos, los
chicos mudaron los arcos a unos 50 metros, aunque el lugar tampoco es
el adecuado. Los colocaron al costado de un canal cargado de mugre y
de restos de basura nauseabunda. Para llegar, tienen que cruzar por
un tablón que improvisaron.
“Y bueno, si se
nos cae la pelota al agua, fuimos. No podemos sacarla”, dice Gastón
para afirmar que así, por lo menos, se quedaron con un pedazo de
tierra.
“Esperen, no se
vayan. Allá vienen los futboleros que están todo el día”, se
mete en la charla Zacarías (12), quien está contento porque, ese
día, en el basural encontró un poco de cobre. “Lo pagan 100 pesos
el kilo. Es un pedazo de un nebulizador”, dice y lo atesora en su
campera.
En menos de dos
minutos, lo que fue un comentario de unos pocos se transformó en un
pedido del equipo. Julio (13), Santiago (12) y Agustín (10)
aparecieron por detrás de la montaña de basura.
“Llevamos los
arcos para poder jugar. Acá no se puede con esa basura. Vienen
camionetas y chatas, y tiran de todo. Un día dijimos que íbamos a a
decirles que no tiraran, fuimos al CPC (Empalme), pero nos cansamos”,
dice Zacarías, que, aunque no jugó al fútbol ese día, está
contento por su cosecha en la basura. “Al cartón lo pagan 10
pesos; al aluminio, 16. Pero nosotros queremos jugar al fútbol”,
repite.
“Les queremos
pedir que nos saquen la basura”, toma la posta Agustín, quien,
pese a ser el más chico de la banda, oficia de vocero. “No, no se
puede jugar más ahí, vengan a ver”, repite, y se esperanza para
que con una nueva limpieza se acuerden de ellos.
Una cancha de
fútbol tapada por los residuos
En Cooperativa
Los Paraísos, una montaña de basura ocupa ahora el terreno que
terminó con la cancha de fútbol inaugurada en 2015. Fue cuando el
intendente Ramón Mestre lanzó un programa para erradicar los
basurales y reconvertirlos en potreros deportivos.
“Acá vino
Mestre, yo jugué con él”, dice uno de los chicos del lugar, que
espera recuperar la cancha, al igual que todos sus amigos.
Parque del Este:
los vecinos piden vivir sin baldíos llenos de residuos
“Yo soy Rubí
Lencina y vivo en Bajada de Piedra e Isidro Olivera”, se presenta
la vecina, para advertir que Parque del Este es un barrio olvidado
con basurales a cielo abierto.
El reclamo en
este sector de la ciudad es por la falta de recolección, que genera
la acumulación de desechos en los terrenos baldíos, además de los
problemas por desbordes cloacales.
“Al lado de mi
casa hay un sitio lleno de desperdicios, de pedazos de televisores,
de yuyos. La gente viene y tira animales muertos, pero la
Municipalidad no hace nada. Ya hace tres meses que esperamos que
vengan”, comentó Rubí, quien sumó en su pedido a Liliana
Pizarro, otra vecina. “Hay un terrible basural de cosas sin uso y
los desechos cloacales, y todo en el mismo lugar. Nos preocupa porque
tenemos chicos con granos, y no sabemos de qué se trata”, explicó
la mujer.
A su lado, otra
señora con un bebé en brazos se suma para decir que teme por la
cantidad de basura acumulada. “Vivimos frente a un basural, por lo
que pedimos que se frene esto, ya que ahora empezaron los niños con
diarrea, con problemas respiratorios, por la misma quema de
neumáticos. A la noche, esto no nos deja respirar. Ni hablar del
olor. Duele la vista y la picazón que tenemos en la piel”, resumió
Lourdes Ledesma, también próxima a la calle Bajada de Piedra.
La situación de
este grupo de vecinos llegó al Concejo Deliberante, donde la
concejala Nadia Fernández (Unión por Córdoba) elevó un pedido de
informe para que el municipio declare la emergencia ambiental por la
contaminación del lugar.
“Realmente la
situación que viven los vecinos en Parque del Este es intolerable.
No tienen servicio de recolección de basura, no cuentan con red
cloacal, ni siquiera con calles asfaltadas... La problemática de los
basurales a cielo abierto en la ciudad es alarmante y aun más si
tenemos en cuenta que afecta a barrios humildes y con escasos
recursos económicos”, expresó la concejala, quien hace unos meses
solicitó la intervención por una situación similar en Comunidad
Renó, donde unas 400 familias denunciaron el avance de baldíos
repletos de residuos.
Fuentes:
Basurales a cielo abierto, un mapa que se extiende, 15/10/18, La Voz del Interior. Consultado 17/10/18.
Los chicos quieren volver al campito, 15/10/18, La Voz del Interior. Consultado 17/10/18.
Parque del Este: los vecinos piden vivir sin baldíos llenos de residuos, 15/10/18, La Voz del Interior. Consultado 17/10/18.
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