La escuela
Hagenbeck de Berlín ofrece clases especiales: todas las asignaturas
tratan el tema de la biodiversidad. Los estudiantes aprenden por qué
es importante la protección de especies y de ecosistemas.
Son las ocho de
la mañana y, apoyados al otro lado de una puerta, un grupo de
adolescentes observa las cómicas travesuras de Oreo, Agro y Wilma.
Las tres cabras han captado la atención de los niños de tal manera
que momentáneamente son más interesantes que el indispensable
teléfono móvil.
La escena tiene
lugar frente a una granja escuela, que alberga patos, gallinas,
cerdos y muchos otros animales, además de las cabras. La granja, al
igual que el huerto contiguo, pertenecen a la escuela secundaria de
Hagenbeck, en el distrito nororiental de Pankow, en Berlín. Unos 400
niños estudian en esta escuela poco espectacular, ubicada en un
edificio prefabricado de mediana altura, pero que, sin embargo,
ejerce una gran atracción.
"Elegí esta
escuela porque me gustan mucho los animales y los huertos”, cuenta
Yara de 12 años, junto a sus compañeras, Lina y Elodie. Las tres
niñas cortan y preparan las manzanas, que han recogido del propio
manzano de la escuela para alimentar a las cabras.
"Hay que
tener cuidado de alimentarlas de una en una”, explica Elodie. "De
lo contrario, si alguna se queda con hambre, pueden llegar a
pelearse”. Cuando se le pregunta si es más divertido esto que
sentarse en el aula, responde sin dudarlo.
"Definitivamente,
sí”.
No solo animales
Esto no significa
que no haya clases en la escuela. Los estudiantes de Hagenbeck
reciben clases de matemáticas, alemán, deporte, física e idiomas,
al igual que otros alumnos de escuelas más convencionales. Es solo
que aquí, la biodiversidad está presente en todas las asignaturas.
"Todos los
profesores se reunieron y discutieron sobre la mejor manera de
integrar la biodiversidad”, explica a DW la subdirectora, Claudia
Krötenheerdt.
El resultado fue
un plan de estudios en el que la biodiversidad no sólo se encuentra
en las clases de biología, sino también en las lecciones de
matemáticas, donde se incluyen actividades como la medición de los
bancales elevados del huerto; así como en las clases de tecnología,
donde se construyen soportes para las plantas de judías; o en las
clases de alemán, donde "Rebelión en la granja” se establece
como lectura estándar en relación con la granja escuela.
"Por lo que
sé, somos la única escuela en Alemania que lo hace”, afirma
Krötenheerdt.
El proyecto se
inició en 2007, después de que el gobierno alemán introdujera una
estrategia nacional para contrarrestar la pérdida de hábitat y de
biodiversidad. Cumpliendo con su función social, Krötenheert y sus
colegas buscaron una forma de involucrar a la escuela en este asunto
y surgió la idea de que la biodiversidad fuera el tema clave de la
escuela. De esto hace ya ocho años.
Aprendiendo con
palas y rastrillos
En el huerto
escolar, contiguo a la granja, los alumnos deben podar las plantas.
Kolja, de 12 años, pregunta si debe cortar todo y recibe una
respuesta contundente.
"No te haría
ningún daño escuchar”, le reprende Elke Mahrenholz, responsable
del huerto. "Corta sólo lo que está seco”.
Avergonzado,
juega tímidamente con sus tijeras de podar, pero no es tan distraído
como parece. Más tarde, nos revela que ya ha aprendido mucho como,
por ejemplo, "qué es la fotosíntesis”. Así como, "la
sostenibilidad, mediante la cual se pueden convertir cosas que ya no
se necesitan en algo nuevo con otro propósito”, explica.
De este modo,
algunos de los bancales elevados del huerto están hechos de los
potros de salto que se empleaban anteriormente en las clases de
gimnasia.
"Aquí se
puede añadir un poco más de estiércol de caballo”, aconseja
Mahrenholz a los estudiantes, que ya han retirado las plantas secas y
ahora colocan nuevos vegetales en los bancales.
A finales de
verano, la pala y el rastrillo son parte de las herramientas de
enseñanza, además del lápiz y el cuaderno. En invierno, cuando no
hay mucho que hacer en el huerto, Mahrenholz acerca a los alumnos a
la ciencia del suelo. Les enseña, por ejemplo, cómo mejorar la
calidad de la tierra con fertilizantes naturales, o qué diversidad
de especies alberga el suelo.
Las tres hermanas
Detrás de los
bancales, algunos estudiantes se ocupan de "las tres hermanas”.
"Cada año,
plantamos una mezcla de cultivos. Este año nos centramos en las tres
hermanas, que consisten en maíz, calabaza y judías", explica
Eric, de 13 años, muy serio.
"El maíz es
tan alto que se eleva por encima de las hermanas menores y les da
sombra”, añade Charlotte. "La hermana mediana, la judía,
crece en la planta de maíz y le proporciona apoyo”.
Por último, "la
calabaza es la hermana más pequeña, cuyas hojas grandes mantienen
el suelo húmedo y evitan el crecimiento de malas hierbas”, explica
Tabea. Con una tímida sonrisa recoge la calabaza que ha señalado
durante su pequeña charla.
"De este
modo, los niños aprenden que las mezclas de cultivos son una
alternativa válida a los monocultivos de la agricultura
convencional”, explica Mahrenholz. Esto "les ayuda a entender
que nuestra agricultura tiene que alejarse de los monocultivos hacia
cultivos más mixtos”, añade.
Los estudiantes
pueden incluso saborear el éxito de su aprendizaje probando los
frutos de su trabajo, cuando se reúnen para cocinar las verduras y
hierbas que han cosechado en el huerto.
Se requiere
pensamiento creativo
Entre clase y
clase, los niños vienen al patio de la escuela a pasar el rato. Pero
no es un patio común. Una parte está llena de juncos altos que dan
la impresión de estar en otro lugar. Sólo cuando el viento los
balancea, quedan a la vista el edificio de la escuela y la otra parte
del patio.
Por ahora, esta
otra parte sigue siendo un desierto de hormigón estéril, pero hay
planes para cambiarlo. Tan pronto como haya suficiente dinero.
Sin embargo, para
que esta escuela galardonada siga avanzando no todo es cuestión de
financiación.
"Se necesita
mucha iniciativa y creatividad”, señala la subdirectora.
Padres,
profesores y otros miembros del personal continuarán trabajando para
conseguirlo. Y es que todos quieren que las tres cabras y las tres
hermanas sigan en el plan de estudios de la escuela berlinesa de
Hagenbeck.
Fuente:
Mabel Gundlach, Una escuela de Berlín enseña biodiversidad, 04/09/18, Deutsche Welle. Consultado 06/09/18.
No hay comentarios:
Publicar un comentario