Mientras la
empresa Chediack y el gobierno de la provincia de Córdoba incumplen
las normas establecidas para construir la autovía de montaña, las
asambleas del Valle de Punilla ejercen un reclamo pacífico al que la
policía y la Justicia responden con represión.
La impunidad
reina en el Valle de Punilla. La empresa Chediack y el gobierno de la
Provincia de Córdoba parecen dispuestos a todo con tal de que la
autovía de montaña se ponga en funcionamiento. No importa si el
costo es romper todas las leyes ambientales, detener sin motivos
legales a asambleístas, romperle a golpes las costillas a un
ciudadano, infiltrar policías de civil en las protestas u obligar a
policías de uniforme a ejecutar desalojos ilegales. Aunque eso no es
nada comparado a las consecuencias que podría dejar el desmonte
necesario para construir la autovía: el derrumbe del monte, el
bloqueo a la principal fuente de agua de la ciudad de Córdoba y
poner en riesgo la vida en las localidades de Cosquín, Bialet Masse,
San Roque y Santa María de Punilla.
El miércoles 15
de agosto las asambleas del Valle de la Punilla descubrieron que las
máquinas que trabajan en la autovía de la montaña tiraron abajo el
cerco perimetral y entraron al monte nativo. Al violar el trazado
establecido, la empresa debe perder la licitación de toda la obra y
eso es lo que -con la complicidad del gobierno provincial y el
municipal- están intentando ocultar. Y la única forma que tienen de
conseguirlo es aplicando la violencia.
Aquel miércoles
los vecinos consiguieron parar las máquinas e hicieron una denuncia
en la policía local. Luego los técnicos de las asambleas
comprobaron que los mapas de la obra aprobada no marcaban que se
pudiese desmontar en donde estaba la topadora. Y no hubo más
movimiento hasta este martes 21 bien temprano, cuando los enemigos
del monte presentaron unos croquis que nada tienen que ver con los
que fueron aprobados para poder seguir con la obra. Pero por
supuesto, se encontraron con la resistencia de las asambleas.
“Nos sacaron
los celulares y no tengo los videos”, lamenta Claudia Ferreyra,
quien se acercó a defender el monte bien temprano y pasó toda la
tarde detenida sin causa: “Nos pusimos delante de la topadora y nos
quisieron desalojar sin orden: no sólo teníamos derecho a estar
ahí, es nuestra responsabilidad como ciudadanos cuidar el medio
ambiente. Solicitamos que se presentaran de la policía ambiental con
la traza, cosa que nunca sucedió. Así que en un principio no
pudieron, pero después del receso del almuerzo los policías
vinieron con orden de la fiscalía para reprimir”. Y la represión
tuvo un saldo de cuatro personas detenidas, niños y niñas llorando
y una persona con convulsiones y las costillas rotas.
“A mi no sé
por qué me llevaron. Me detuvieron cuando estaba afuera de la obra.
Cuatro policías estaban ahorcando a un compañero, a Guillermo
Estigarribia y me metí a ayudarlo y ahí me agarraron. Nosotros ya
habíamos salido del espacio donde estaba la topadora porque varios
compañeros estaban golpeados. Uno de ellos, Néstor, había tenido
convulsiones y la policía seguía como si nada. Le negaba la
asistencia”, relata Claudia.
Horacio es
profesor de Educación Física y en cuanto destrozan el monte pide
permiso en su trabajo para ir a defenderlo, porque el monte es el
futuro de su hijo. En el mediodía del martes también se acercó al
sector en donde trabaja ilegalmente la empresa Chediack y sufrió la
represión, aunque no llegaron a detenerlo: “Había policías de
civil que te pisaban y te levantaban. Nosotros estábamos sentados en
forma pacífica. A mi me ahorcó un policía de civil”. Horacio
quedó libre porque la policía, consciente de que no estaba obrando
correctamente, se llevó solo a cuatro personas. “Se las llevaron
porque estaban mirando cómo me trasladaban. Escuché que la orden
era llevarnos a 15 personas pero el comisario dijo que estaban
ocupados y que mejor no lleven más”, cuenta Claudia.
En la comisaría
no hubo golpes: los policías reconocían que sus compañeros habían
actuado mal. Sin embargo el comisario al liberar a las cuatro
personas detenidas les advirtió que en caso de volver, las detendrán
nuevamente, pero esta vez por 72 horas. “El comisario dice que el
gobierno los manda y ellos tienen que cumplir”, nos dice Claudia.
La Policía obedece aunque los pedidos del Gobierno estén por fuera
de la ley.
“Las maquinas
intentaron avanzar contra los vecinos que se interpusieron delante de
la máquina y rápidamente llegó la policía a decir que debía
cumplir una orden de un fiscal de Carlos Paz: que tenían permiso
para -con su fuerza represiva- permitir que siga el trabajo de los
obreros y de las máquinas. O sea para correr a los vecinos y
desmontar el monte nativo. Sin embargo en los medios masivos de
comunicación, como La Voz del Interior, hablan de confrontación”,
denuncia Javier, vecino de la asamblea Bialet Massé e integrante del
colectivo Ecos Córdoba.
Así como Clarín
titula la represión a trabajadores y trabajadoras del Astillero Río
Santiago en La Plata como “incidentes”, el diario del Grupo en la
provincia de Córdoba respeta la misma línea editorial: “Autovía
de Punilla: enfrentamiento entre vecinos y policías”, es el título
que elige en su sitio web.
Por supuesto La
Voz del Interior omite la información que cuenta Javier: “La lucha
es en defensa de la montaña, de la vida y de las cuencas. El lago
San Roque es el que provee agua a la capital de Córdoba: es un
sistema natural, complejo y ancestral que la autovía de montaña
viene a destrozar”.
El periódico del
Diario Clarín tampoco habla del apriete policial, de las amenazas o
del amedrentamiento: “A los consejos deliberantes siempre asistimos
vecinos y vecinas. Sin embargo desde hace un tiempo también mandan a
los obreros de la empresa Chediack y a gente de la UOCRA. Es algo que
suelen hacer los gobiernos extractivistas: como los espacios los
llenamos de vecinos y vecinas, mandan a los empleados para acusarnos
de que los vamos a dejar sin trabajo”.
Las asambleas del
Valle tienen muy claro lo que quieren: “Queremos un pueblo
sustentable, que siga teniendo ríos, que los comerciantes y
cabañeros puedan seguir trabajando y que no se dañe la montaña que
es lo que atrae al turismo”, enumera Javier y niega que la autovía
de montaña pueda traerles beneficios: “Por cómo piensan
construirla, llevaría riqueza y progreso solo para unos pocos:
habría negocios inmobiliarios gigantes y destrozaría la montaña,
que es lo más importante que tenemos”.
La obra de la
autovía que uniría la comuna de San Roque y la ciudad de Cosquín
aún no cuenta con licencia ambiental para poder iniciarse. Mientras
que en la obra Autovía Variante Costa Azul y puente sobre el lago
San Roque conexión Ruta E-55, los asambleístas comprobaron que no
se respetó el trazado, la licencia debiera caerse. Debiera estar
caída desde el mismo momento en que se cayó el cerco perimetral.
“Se tiene que caer la licencia, porque se desmonta más de lo
estipulado”, explican desde las asambleas. Así de simple. Pero,
como siempre, los medios masivos lo ocultan, y el Gobierno y la
Policía niegan la ley ejerciendo la violencia. Y como siempre, la
lucha la dan las organizaciones y las asambleas. Claudia este
miércoles está lista: “Este miércoles hacemos un abrazo
solidario al monte y seguro va a haber represión de nuevo. Pero no
vamos a bajar los brazos”, arenga Claudia. “Si llegan a dar
licencia ambiental al tramo que se viene se va a romper la paz
social”, anuncia Javier. La lucha no termina hasta que el monte
esté a salvo.
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Autovía de Montaña en Punilla: Las Asambleas resisten desmonte ilegal, la policía responde con detenciones y represiónFuente:
A salvar el monte, 22/08/18, Revista Crítica.
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