Los pinares, sin
un adecuado plan de manejo y control, representan un riesgo ante
incendios, por su alta combustibilidad.
por Fernando
Colautti
Los pinares, sin
un adecuado plan de manejo y control, representan un riesgo ante
incendios, por su alta combustibilidad.
Las sierras
cordobesas supieron tener más de 35 mil hectáreas de pinares
implantados. En su mayor parte sembrados hace unos 40 años por una
ley de promoción que ofrecía créditos y desgravaba impuestos. La
idea original, que nunca funcionó, era generar celulosa para la
industria del papel.
El valle de
Calamuchita fue el centro de ese fenómeno, que le dejó en varias
áreas esos paisajes vestidos de pinares. También se sumaron
forestaciones implantadas en partes de Paravachasca y de las Sierras
del Sur.
Hoy, queda menos
de un tercio de esa superficie “apinada”: no más de 11 mil
hectáreas.
Un factor del
franco retroceso ha sido que la tasa de extracción fue muy superior
a la de reforestación. Otro, el impacto de los incendios: sólo el
devastador fuego de 2013 arrasó casi 11 mil hectáreas de pinares en
Calamuchita, lo que representó unos 11 millones de árboles
quemados.
La extracción
nunca tuvo destino de papel. Su utilidad económica y laboral fue la
industria de la madera para aserraderos.
Los pinares, sin
un adecuado plan de manejo y control, representan un riesgo ante
incendios, por su alta combustibilidad. En Córdoba, dominó el
descontrol: a los productores forestales que tuvieron manejo de sus
predios se sumaron muchos que los olvidaron. Aún hoy ocurre: quedan
enormes superficies con restos quemados de incendios nunca
levantados, que son combustible para expandir futuros fuegos.
Desde la Cámara
de la Madera, defienden a la industria forestal. Señalan que con
adecuados manejo y control representa una actividad económica
sustentable. Pero piden medidas de prevención de incendios y más
control para quienes sólo amontonaron forestaciones entre cerros.
Mientras, en la
última década, diversos trabajos de universidades sumaron
evidencias de que las plantas exóticas generan en suelos serranos
más impacto hídrico que las nativas, por su mayor consumo de agua,
además de tener mayor potencial de propagación del fuego y de ser
invasoras, por lo que requieren control.
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Fuente:
Fernando Colautti, Queda un tercio de los pinos plantados, 12/06/18, La Voz del Interior. Consultado 12/06/18.
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