Comunidades
pobres sufren los estragos del agua contaminada.
por Fernando A.
Torres
(Visalia,
California) Numerosas comunidades del Valle Central, mayoritariamente
campesinas y latinas, sufren los estragos del agua "potable"
contaminada; un problema que se viene arrastrando por décadas y que
afecta a más de un millón de californianos.
California ocupa
el quinto lugar entre las economías más ricas del planeta y ha sido
gobernada durante siete años por el Partido Demócrata. Sin embargo,
esta crítica situación del agua contaminada continúa sin
resolverse porque, según los críticos, afecta principalmente a las
minorías étnicas, las familias de bajos recursos que no pueden
votar porque residen mayoritariamente en comunidades o pueblos que
están afuera de los límites (electorales) de las ciudades.
Con un clima que
cada año se torna más impredecible, la sequía californiana de
finales de los 70 tiene una diferencia con la presente sequía: hay
20 millones de personas más, con lo que se ha duplicado la población
a casi 40 millones. El suministro de agua subterránea es limitado, y
si baja el nivel, se incrementa la presencia de numerosos
contaminantes naturales, a los que hay que sumarle los contaminantes
de la industria agro-láctea; esta situación da como resultado que
más de 430 sistemas de distribución de agua potable no cumplen con
los criterios de salubridad. En esta crisis, las cuencas
hidrográficas (watersheds) también cobran vital importancia.
Hay más de un
millón de californianos sin acceso al agua potable libre de
contaminación por año. “Es el sucio secreto de California y
queremos cambiar eso. Somos todos parte de la crisis pero también
somos parte de la solución”, dijo la activista Susana de Anda,
quien junto a la abogada Laurel Firestone, partiendo de la convicción
de que el agua es un derecho y no privilegio, fundaron una de las
organizaciones pro-agua limpia más reconocidas del país. En el
2006, en esta ciudad ubicada en el corazón del Valle de San Joaquín,
El Centro Comunitario por el Agua, CCPA, comenzó sus actividades.
Mujeres
trabajadoras: "Con 110 grados (Farenheit)* de temperatura, 4
botellitas no nos van a servir"
“Mis niños
siempre estaban enfermos del estómago. Yo estaba regando afuera; me
dio sed y se me hizo fácil ver el agua fresca y tomar esa agua;
estuve un semana enferma del estómago, con vómitos”. Sandra
García lleva 40 años viviendo en Poplar, un caserío de campesinos
al sur de Visalia. “Los niños ahora en tiempo de calor andan
afuera, abren la manguera y toman agua. Resulta que tienen diarrea,
tienen vómitos y ¡no sabemos lo que esta pasando!”.
García, quien
tiene seis hijos y continúa trabajando en los campos, dijo que gran
parte de la contaminación proviene de la industria de la leche.
“Estamos rodeados de lecherías... Tiran el agua con la que lavan
las vacas, los orines, las medicinas, casi todo se va al canal y
nuestros pozos están cerca, entonces toda nuestra agua se está
contaminando. El pozo le da agua al pueblo. Nosotros abrimos la llave
y el agua viene directo del pozo. La gente dice 'hay que tomar agua
de las botellitas', pero estamos bañándonos, estamos cocinando, si
ponemos frijoles a cocer es mucha la cantidad de agua... No tenemos
tanto dinero para andar comprando las botellitas”.
García dijo que
cuando trabajan en el campo, los rancheros proveen agua de dudosa
higiene. “Cuando está a 110 grados (Farenheit) de temperatura, 4
botellitas no nos van a servir. Tenemos que tomar el agua que nos
llevan los mayordomos* y regularmente es agua que sacan de la
llave... pero no sabemos que clase de filtro tengan. Porque ellos no
más ponen un filtro y ya estamos pensando nosotros que esa agua esta
buena. Pero nadie se toma el trabajo de ir analizar esa agua a ver si
es cierto que no tiene nitratos, que no tiene químicos y
contaminantes”, dijo García.
"No me
querían porque sabían que soy una luchadora. Sabían que soy una
peleadora"
Ruth Martinez
tuvo cuatro hijas. Una de ellas sufre de presión alta y diabetes,
otra tiene asma y su segunda hija nació con un solo riñón y
falleció en el 2010. Martínez recuerda: “Los doctores me dijeron
que esto fue a raíz de los pesticidas que se estaban rociando en el
campo”.
Martínez vive en
Ducor, un pueblito no incorporado como ciudad en el condado de
Tulare. “Allá hemos tenidos serios problemas con el agua por
muchos años. Hemos tenido que luchar mucho para que la calidad del
agua se mejore. Además de pagar la cuenta del agua mensualmente,
siempre tenemos que comprar agua embotellada. Yo compro esa agua por
que no confío en el agua que sale de la llave. Mis nietos solían
pasar el verano en mi casa cuando no tenían escuela y cuando yo los
dejaba que jugaran afuera con el agua, les salían llagas y
sarpullidos”.
Desde que tenía
12 y durante 18 años, Ruth Martinez trabajó en los campos
californianos. Después fue a la escuela donde se recibió de
enfermera. Nació en Wyoming y fue criada en Bakersfield. Martinez,
de padre mexicano y madre tejana, pasó gran parte de su tiempo
luchando junto a Cesar Chávez y Dolores Huerta en el Sindicato de
Trabajadores del Campo Unidos. “Cesar luchó para que muchos de
estos pesticidas quedaran fuera de la ley y también luchó por tener
agua limpia porque en esos tiempos el agua estaba mas contaminada que
ahora”.
A partir de sus
experiencias personales, García y Martinez decidieron involucrarse
en actividades para cambiar la situación. García lleva 12 años de
voluntaria en El Centro Comunitario por el Agua, CCPA, y Martinez
trabaja con el Centro para la Raza, la Pobreza y el Medio Ambiente de
Delano y es miembro del Consejo de Aguas de Ducor. “No me querían
allí porque sabían que yo soy una luchadora. Sabían que soy una
peleadora”, recordó Martinez.
Comunidades
pobres gravemente expuestas
Según un
reciente estudio del Centro para el Cambio Regional de la Universidad
de California en Davis, miles de residentes del Valle de San Joaquín,
la mayoría familias latinas de bajos ingresos "carecen de
acceso básico al agua potable" y, además, el agua "a
menudo es insegura" para beber "y en muchas comunidades",
el agua potable está contaminada por subproductos industriales
asociados con la agricultura, la producción de petróleo y gas, el
transporte y la manufactura.
Hay casi 350.000
personas viviendo en 450 comunidades desfavorecidas, no incorporadas
a las ciudades (también conocidas con las siglas en inglés DUC) en
todo el Valle de San Joaquín, (aproximadamente 1 de cada 9
residentes de la población total de la región). Hasta la fecha, la
mayoría de los sistemas de agua ubicados en estas comunidades pobres
no cumplen con los estándares sanitarios fijados para el agua
potable. Entre 2003 y 2014, 1.688 escuelas públicas de California se
vieron afectadas por el agua potable contaminada.
El estudio revela
que una alta concentraciones de nitratos puede causar la muerte de
bebés y mujeres embarazadas, “incluido un riesgo mayor de defectos
en el tubo neural, nacimientos prematuros, restricción del
crecimiento intrauterino, anencefalia, aumento de los niveles de
metahemoglobina que causan complicaciones en el embarazo, defectos
congénitos del sistema nervioso central y malformaciones
congénitas". Contar con agua potable limpia y asequible depende
de quién es usted y dónde vive. En los campos agrícolas más ricos
del mundo, este acceso "tiene un componente racial y étnico";
la mayoría de los residentes sin acceso a agua limpia son personas
de color, sostiene el informe.
Muchas
poblaciones siguen expuestas al grave riesgo de aguas contaminadas.
Estas comunidades, que no tienen acceso a los servicios de una ciudad
por estar fuera de sus límites, están compuestas por las llamadas
"personas de color". Subrepresentadas y desatendidas, las
familias gastan más dinero en agua embotellada (algunos gastan hasta
el 10% de sus ingresos mensuales en agua) y están gravemente
expuestas a contaminantes como el nitrato, el arsénico y el plomo.
"Como revela nuestro estudio , esto es cierto incluso para la
gran cantidad de residentes que viven cerca de un Sistema de Agua
Comunitario (SAC) que cumple con los requisitos de calidad del
agua", dijo Jonathan London, profesor de ecología humana de UC
Davis y uno de los principales autores del informe.
“Son malas y
buenas noticias”, aseveró Jenny Rempel, directora de Educación
del CCPA. El estudio muestra por primera vez que dos tercios de los
residentes viven a solo 500 pies** de un sistema público de agua
potable, pero, sin embargo, no la reciben. Rempel dijo que el estudio
ha demolido la creencia de que mucha gente vive muy lejos de los
sistemas de distribución de agua. “Ahora necesitamos los fondos
para solucionar el problema. ¡500 pies; es una distancia muy
corta!”, exclamó.
Calidad y
cantidad: 2018 podría ser un año histórico para el agua en
California
Varias
iniciativas y proyectos de ley pendientes podrían hacer del 2018 un
año histórico en la conservación, reutilización, equidad, sanidad
y limpieza del agua en California. Los proyectos de ley #1668 y #606
proponen objetivos de eficiencia basados en mejorar los esfuerzos de
planificación para enfrentar la sequía. La ley #966 permitiría que
que las comunidades puedan crear programas de reciclaje de agua para
usos adicionales.
El proyecto de
ley #919 permitiría que la Junta Estatal de Control de Recursos
Hídricos desarrolle un plan para desplegar una red de medidores de
flujo para una mejor comprensión de estos y un mejor manejo de los
recursos hídricos. La Proposición 68, denominada Ley de Agua Limpia
y Parques Seguros de California, fue aprobada el 5 de junio pasado
con mas del 57 % de los votos. Esta permitirá que la infraestructura
hídrica cumpla con los requisitos para la distribución de agua
limpia.
El Fondo para el
Agua Potable, Segura y Asequible es el proyecto de ley SB 623, que
ahora está bajo consideración del gobernador. La legislación
propone crear una fuente sostenible de fondos pagados por todas las
partes interesadas. Se trata de un aumento de tarifas de 130 millones
de dólares anuales en las áreas de fertilizantes y la industria
agro-láctea, una pequeña tarifa en las facturas de agua y 95
centavos para los usuarios residenciales, con excepción de las
personas de bajos ingresos.
Karina Gallardo,
una organizadora comunitaria de esta ciudad, dijo que la ley cuenta
con el apoyo del gobernador y de más de cien organizaciones
comunitarias. “Ese fondo nos daría mas dinero, sería más
sostenible a lo largo del tiempo. Y no es solo para la comunidad del
valle sino para toda California. Lo bonito de este fondo es que
estamos trabajando unidos para todos y se dará prioridad a
comunidades rurales y de bajos recursos”, dijo Gallardo.
El autor del SB
623, el Senador Bill Mooning (demócrata de Carmel) dijo que su
proyecto está logrando consenso y unidad en todo el estado. Este fue
el resultado de negociaciones de sectores variados. “Es un plan de
grupos de la agricultura, grupos por la protección del medio
ambiente, grupos por la justicia en las comunidades del Valle
Central, Valle de Salinas, Valle de Pájaro”, dijo Mooning.
Fernando A.
Torres es un periodista radicado en California, que escribió este
artículo como parte del proyecto Laboratorio de Estrategias
Ambientales Narrativas (LENS) de la UCLA, en el programa 2018
Watershed Fellowship.
Notas:
* 110 grados Farenheit equivalen a aproximadamente 43 grados Celsius.
** 500 pies equivalen a aproximadamente 150 metros.
Versión editada
por Silvia Arana para Rebelión.
Fuente:
Fernando A. Torres, El sucio secreto de California, 28/06/18, Rebelión.
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