miércoles, 9 de mayo de 2018

Carne de res: culpable de la deforestación en América Latina

El comercio de la carne de res, madera, soya y el aceite de palma son las principales causas de la deforestación en el mundo. En América Latina, ésta va ligada a la creación de zonas de pasto para la cría de ganado.

por Judit Alonso

Los bosques son uno de los mayores aliados para luchar contra el cambio climático reduciendo las emisiones de dióxido de carbono en el planeta. Sin embargo, su presencia se ve cada vez más reducida para satisfacer la demanda global de carne de res, soya, madera y aceite de palma. Global Forest Coalition, una coalición internacional de ONG, analizó dichas causas de la deforestación mundial y reclamó que éstas se incluyan las negociaciones climáticas preparatorias para la COP24 que se están llevando a cabo en la ciudad alemana de Bonn.

Según un informe del Centro para la Investigación Forestal Internacional, CIFOR, (por sus siglas en inglés), la creación de zonas de pasto para satisfacer la demanda de productos de ganadería fue la causa del 70 por ciento de la deforestación en siete países de Surámerica entre 1990 y 2005. Uno de ellos, Paraguay, presenta la tasa de deforestación "más alta del mundo”, aseguró Miguel Lovera, de la organización Henoi Iniciativa Amotocodie. "En estos momentos es de entre 650 y 2.000 hectáreas al día”, lamentó criticando que la quema de bosques para este fin genera "entre el 70 y 80 por ciento de las emisiones de efecto invernadero nacionales”.

Lovera criticó el desarrollo insostenible del negocio agrícola que "emplea como máximo a 2.000 personas en Paraguay, de una población económicamente activa de 4 millones”, así como el gran uso de pesticidas, "unos 70 litros por año por cápita”. Igualmente denunció que la actividad, que supone "entrar en la loca comercialización de la comida, solo como producto básico, no como una necesidad para la humanidad”, conlleva "una gran paradoja”. "En Paraguay, tenemos que importar entre el 50 y 60 por ciento de los alimentos”, agregó.

En el país vecino, Bolivia, la situación no es mucho mejor. Según datos de la Fundación Solón, "Bolivia ocupa el séptimo lugar en el ranking de los 10 países que a nivel mundial perdieron mayor superficie de bosques en los últimos 25 años”. Asimismo, el país es el segundo lugar en Sudamérica, después de Paraguay, en emisiones per cápita. Y es que "el 81 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero son por la combustión de naturaleza viva”.

A pesar de contar con objetivos de cero deforestación ilegal en 2020, según la contribución nacional al Acuerdo de París, el gobierno ha aprobado diferentes normas para legalizar y ampliar el desmonte de bosques "que está lejos de contribuir a la preservación de los bosques”, critican desde la entidad boliviana, que fue representada por su director ejecutivo, Pablo Solón.

Acuerdos comerciales: ¿perjudican más que ayudan?
Además de atacar la demanda, los activistas reclamaron que se aborde el suministro de estos cuatro productos básicos. "Cualquier acción climática debe desafiar los acuerdos de libre comercio que promueven la deforestación de la carne de res. El actual acuerdo de la UE-Mercosur, por ejemplo, supone peores impactos en América del Sur porque la Union Europea se está preparando para comprar grandes cantidades de carne de América Latina, lo que destruirá nuestros bosques para la cría de ganado", alertó el activista paraguayo.

Asimismo, "la producción de soya, principalmente para piensos animales, está convirtiendo ecosistemas preciosos como el Cerrado de Brasil en una gran granja de soya. Muchas especies endémicas se están extinguiendo”, denunció Diana Aguilar de la organización FASE.

Por otro lado, la presión que ejercen las grandes empresas en las cumbres internacionales ensombrecen las decisiones que se toman en ellas. Un ejemplo de ello es lo sucedido con la Declaración de Nueva York sobre los Bosques de 2015, según Simone Lovera, Directora Ejecutiva de Global Forest Coalition. "Sabemos que hay muchas empresas que pasaron un año intentando de desautorizar el objetivo específico de cero deforestación en 2020 y convertirla en 2030”, criticó recordando la gran diferencia que puede suponer que se retrase una década este objetivo para países como Paraguay.

Teniendo en cuenta las consecuencias medioambientales que provoca la deforestación a causa de la carne de res, "debe haber límites y regulaciones con tipos de bienes, teniendo en cuenta el impacto que tienen”, abogó Solón. Con experiencia en acuerdos de libre comercio sugirió como alternativa "traer la discusión a la mesa” presentando "un caso particular a los diferentes foros internacionales”.


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Fuente:
Judit Alonso, Carne de res: culpable de la deforestación en América Latina, 09/05/18, Deutsche Welle.

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