Un nuevo atlas señala que estas basuras, presentes en tierra, mar y aire, "nos perseguirán durante siglos".
por Isabel Ferrer
Plastiglomerado:
es el nombre oficial de un nuevo mineral que no existía antes en la
naturaleza, pero es ahora frecuente. Fue descubierto en 2014, en la
playa Kamilo, de la isla de Hawái, y lo forman sedimentos y desechos
plásticos. En la era actual, dominada por la acción de los seres
humanos, “los peligros de la producción y uso indiscriminado de
este material sintético, derivado de la industria petroquímica, nos
perseguirán durante siglos”, dice el politólogo holandés Michiel
Roscam Abbing, autor del Atlas de la Sopa de Plástico del Mundo,
recién publicado. El primer ejemplar ha sido entregado a Karmenu Vella, comisario europeo de Medio Ambiente, y señala que solo un
tratado internacional podrá contener un producto hoy inseparable de
nuestra vida cotidiana.
“Los océanos
cubren el 71 % de la superficie de la Tierra, y existe la creencia errónea de que solo hay islas de plástico flotando por ahí (…)
cuando lo cierto es que está por todas partes: en tierra, mar y
aire. Su acumulación y fragmentación es tal, que los daños derivados del plástico superan sus beneficios”, asegura Roscam
Abbing. Experto en medio ambiente y miembro de la Plastic Soup
Foundation (Ámsterdam), pone un ejemplo gráfico para ilustrar una
lucha que es de todos: productores, gobiernos y consumidores. Es la famosa imagen del caballito de mar con la cola enroscada en un bastoncillo para el oído, que delata la responsabilidad mal
compartida. La tomó el fotógrafo Justin Hoffman, residente en
Canadá, mientras buceaba en Indonesia, y aparece entre las
ilustraciones del Atlas. “Podría haberse evitado”, dice el
escritor. “Los bastoncillos plásticos van al retrete, y directos a las aguas superficiales y las playas. Cuando el fabricante podría
hacerlos de cartón o madera. Pero son más caros”.
En el texto se
indica que en una playa cualquiera del Reino Unido, hay un promedio
de 24 de estos bastoncillos por cada 100 metros. Otros datos: en
Estados Unidos, se tiran a la basura 2,5 millones de botellas de
plástico a la hora; cada minuto, se usa en el mundo un millón de
bolsas de plástico. Y lo peor de todo, en su opinión. Los envases pequeños, fabricados con diversos tipos de plástico, porque son útiles solo un momento. “En los países en desarrollo, la
publicidad del champú se suele hacer así, dado el diferente poder
adquisitivo de la gente. Se acumulan en grandes cantidades, y podría
fomentarse otro tipo de fabricación y consumo más responsable,
desde la propia empresa, con envases reutilizables”. En cuanto al
pan, “se ha perdido la costumbre de llevar las bolsas de tela de
toda la vida, y lo ponen en otras de plástico, destinadas a la
basura”, añade.
Una buena idea
para reducir la fabricación y uso de los plásticos es el tatuaje de
la piel de frutas y verduras con láser. “Es seguro y sostenible,
mantiene el etiquetado obligatorio y está aprobado por la UE. España
es pionera en esta tecnología (Laserfood, Valencia) y ahorra
envoltorios porque la información esencial se imprime en la piel”.
Con fotos de esta contaminación en cultivos, fondos marinos,
desagües, y cualquier otro medio o superficie imaginable, el Atlas
recuerda que todos los plásticos se degradan. Sus partículas, imposibles de recoger, son ingeridas por humanos y animales. “Un
peligro enorme: entran en organismos vivos e ignoramos sus efectos”.
De todos modos, aunque la producción responsable, el manejo
sostenible de tierra y aguas, y el reciclado y la cooperación entre
sector público y privado son esenciales, la sopa de plástico supera
las barreras nacionales Y hay una laguna legal. “Nada menos que la
falta de un tratado internacional en el marco de Naciones Unidas
dedicado a contener la sopa misma”, el consejo que cierra el Atlas.
Fuentes:
Isabel Ferrer, Así es la ‘sopa de plástico’ que asfixia al mundo, 02/05/18, El País. Consultado 02/05/18.
La obra de arte que ilustra esta entrada es de Vic Muniz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario