Los
microplásticos almacenados en el hielo del Ártico serán liberados
al medioambiente cuando la capa de hielo se derrita. La contaminación
plástica podría tener graves consecuencias para la vida marina y la
humana.
por Stuart Braun
Investigadores
del Centro Helmholtz para la Investigación Marina y Polar,
perteneciente al Instituto Alfred Wegener, (AWI por sus siglas en
alemán), con sede en Bremen, han descubierto una cantidad mayor de
microplásticos en el hielo del Mar Ártico de lo que nunca se había
encontrado en los extremos polares del planeta. Las muestras
procedentes del Océano Ártico contenían hasta 12.000 partículas
microplásticas por litro de hielo marino. Esa es una cantidad
excesiva para un agua situada en una de las regiones más remotas del
mundo. Pero ¿de dónde procede? Un posible origen podría rastrearse
en uno de los puntos de acumulación de basura del Océano Pacífico,
conocida como la "isla de basura", pero, por otro lado, las
partículas de pintura y nylon apuntan hacia las actividades de pesca
intensiva que tienen lugar en ciertos lugares del Océano Ártico.
Planeta plástico
Un estudio de
2014 ya demostró la existencia de microplásticos en el Ártico,
pero esta vez es la primera vez que se han utilizado imágenes con
infrarrojos para analizar áreas enteras de hielo. Ello ha permitido
a los investigadores del AWI encontrar una concentración de
diminutas partículas plásticas mayor de lo que en un principio
pensaban.
Ya en la década
de los 70 se encontraron pruebas de la existencia de microplásticos
en los océanos del mundo. A mediados de la primera década del siglo
XXI se ha producido una "explosión” de las investigaciones
sobre el impacto de los microplásticos. Así lo asegura Chelsea
Rochman, profesora asistente del departamento de Biología de la
Universidad de Toronto. Rochman es una de los investigadoras que han
estudiado los efectos de los "residuos antropogénicos” sobre
cientos de especies de la vida salvaje y la manera en que los
plásticos han elevado los niveles de toxicidad de los alimentos que
proceden del mar.
Tras su más
reciente investigación, sus preocupaciones arrecian: "Es
posible que al derretirse el hielo con el cambio climático se
liberen grandes cantidades de microplásticos en el medioambiente”,
dice Rochman a DW. "A menudo pensamos en las emisiones de metano
y en el derretimiento del hielo, pero ahora también hemos de tener
en cuenta los microplásticos”, prosigue Rochman. "Parecía
que el hielo marino iba a ser su depósito final, pero el
derretimiento del hielo está alterando ese destino”.
Del hielo marino
a la mesa
"El hielo no
solo atrapa los microplásticos, sino que también los transporta”,
dice a DW la bióloga Ilka Peeken, coautora de la investigación.
"Cuando los bloques de hielo se desplazan hacia partes más
cálidas del Atlántico, por ejemplo, dejan un rastro microplástico
que se adhiere a las algas y termina en los sedimentos del suelo
marino. Lo más preocupante es que gran parte es absorbida por la
cadena alimentaria.”
Los
microplásticos son tóxicos por sí mismos, pero un problema añadido
es su habilidad para absorber peligrosos químicos del agua y el
ambiente que los rodea. "Nos dimos cuenta de que más de la
mitad de las partículas microplásticas atrapadas en el hielo eran
veinte veces menores de un milímetro, lo que significa que pueden
ser fácilmente ingeridas por los microorganismos del Ártico”,
dice Peeken.
Los científicos
todavía no están seguros de qué efectos puede tener la ingesta de
microplásticos por parte de esos organismos y su posterior
transporte hasta la cadena alimentaria. Mientras que algunas
criaturas pueden ingerir residuos plásticos sin padecer consecuencia
alguna, los moluscos, como, por ejemplo, los mejillones, sufren
inflamaciones. Esto podría tener un potencial tóxico para los
humanos. "Podría haber implicaciones para la salud humana”,
confirma Peeken.
Una investigación
llevada a cabo en 2017 por Sky Ocean Rescue argumentaba que "los
consumidores de pescado absorben diminutas partículas de plástico
en su torrente sanguíneo, con efectos desconocidos para su salud”.
Los científicos creen que más del 99 por ciento de los
microplásticos son eliminados por el cuerpo humano, pero el 1 por
ciento restante permanece en el tejido corporal y podría elevar los
niveles de toxicidad a lo largo del tiempo.
Procedentes de
diversos puntos
La investigación
llevada a cabo por el AWI reunió ejemplos de hielo marino a lo largo
de tres expediciones al Océano Ártico durante la primavera de 2014
y el verano de 2015. El equipo se dio cuenta de que había una gran
variabilidad en la densidad y en la composición de las muestras, lo
que apunta a que las partículas procedían de lugares distintos.
Los témpanos
situados entre el Estrecho de Bering y el Océano Ártico contenían
altas concentraciones de partículas de polietileno, que son las
habituales en los envases, por lo que su origen probable es la
llamada "isla de basura” del Pacífico. "Esos hallazgos
sugieren que la expansión de las actividades naviera y pesquera en
el Ártico está dejando su huella”, explica Peeken.
Además de
materiales típicos de los envases como el polietileno y el
polipropileno, los investigadores encontraron un total de 17 tipos
diferentes de plásticos en el hielo marino, incluyendo el poliéster
y el acetato de celulosa, que se utiliza sobre todo en la fabricación
de filtros de cigarrillos. Aunque la investigación de los
microplásticos en el hielo marino aún se encuentra en una fase
temprana, las implicaciones de este estudio son significativas.
"Todavía tenemos que aprender mucho sobre los efectos de los
microplásticos”, dice Chelsea Rochman, "pero hay motivos para
la preocupación, especialmente en un ecosistema tan remoto y
vulnerable”, concluye la bióloga.
Deutsche Welle es
la emisora internacional de Alemania y produce periodismo
independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube
|
Fuente:
Stuart Braun, ¿Son los microplásticos del Ártico un problema para la salud?, 24/04/18, Deutsche Welle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario