miércoles, 18 de abril de 2018

Abortos espontáneos y leucemia, las consecuencias del uso masivo de agrotóxicos en el agro


En diálogo con CIUDAD TV y RADIO CIUDAD, el bioquímico y director del Laboratorio de Biología Molecular dependiente de la UNNE, Horacio Lucero, aseguró que en la Argentina se oculta lo que en los países europeos es visto con gran preocupación: las consecuencias del uso de plaguicidas en la producción agrícola.

Horacio Lucero es bioquímico y director del Laboratorio de Biología Molecular del Instituto de Medicina Regional dependiente de la Universidad Nacional del Nordeste. Desde hace años, al igual que médicos de distintos puntos del país, investigan el impacto en la salud de las personas del uso intensivo de agrotóxicos en la producción agrícola. En ese contexto, apuntó que se multiplican los casos de abortos espontáneos y leucemias en personas expuestas a las fumigaciones con plaguicidas en las zonas rurales de la provincia del Chaco y distintas zonas del país.

Nosotros priorizamos la salud de las personas que están expuestas a este tipo de productos, y vemos que hay un gran silencio a nivel no sólo a nivel de las corporaciones sino de las personas que tendrían que defender la salud”, aseguró Lucero. Y agregó: “siempre digo que alguien tendría que hablar de cuáles son las consecuencias de este modelo en la salud del ser humano”, sostuvo.

Ante la reciente publicación de una revista de origen rumano de una de sus investigaciones, Lucero advirtió que “la noticia es por qué los medios extranjeros se ocupan mucho más que los medios locales y eso es lo que me produce gran desazón porque las autoridades no desconocen esta problemática y son las que tendrían que tomar cartas en el asunto: estoy hablando a nivel nacional, en las provincias está pasando lo mismo, aparte es un problema mundial, global”. En ese contexto, reveló que “hay países de la Comunidad Económica Europea donde las semillas transgénicas no entran. Porque el emprendimiento transgénico está emparentado con el paquete tecnológico, que es la aplicación de agroquímicos en grandes volúmenes en los cuáles la población que está expuesta es cada vez mayor y ya se están teniendo datos de aumento de enfermedades y de contaminación en alimentos y en aguas de los ríos como se denunció acá en las investigaciones que hizo Damián Marino en el río Paraná”.

Los países europeos están muy interesados porque ellos reciben nuestros productos, específicamente la soja transgénica para la producción de alimentos para chanchos y otros subproductos, y están preocupados por la contaminación que están teniendo y quieren saber cuál es la cadena de contaminación que se produce en el país por eso es que esto tiene tanta repercusión afuera”, expresó.

No es un problema inventado ni de ecologistas fundamentalistas”
Lucero aseveró que “yo estoy viendo hechos concretos de poblaciones que se están enfermando, o de niños que vienen con serias malformaciones congénitas de madres que han estado expuestas en el útero. Cuando uno ve esas cosas, no se olvida jamás, por eso me empecé a involucrar y a leer y me di cuenta que el negocio es formidable”.

En ese sentido, aclaró que el poder de las corporaciones opera descalificando a quiénes alertan sobre las consecuencias del modelo de los agronegocios. “A uno siempre lo quieren colocar que está en contra del progreso y la tecnología, eso es una gran falacia. Nadie podría estar en contra de los autos y del progreso que trajo a la humanidad la industria automotriz, lo que si estamos buscando es que los autos sean cada vez más sustentables; eso también es lo que estamos buscando con los emprendimientos agropecuarios, que cada vez dependan menos de un bagaje de sustancias químicas que están contaminando la tierra, el medioambiente y a los humanos”, reflexionó.

El investigador de la UNNE recalcó que “lo que estamos tratando de discutir es hacer una participación reflexiva de la comunidad para que nos demos cuenta de que no es un problema inventado, ni de ecologistas fundamentalistas. Porque lo primero que hacen es catalogarte, una vez que te catalogan es como que todo lo que vos digas está desacreditado. Lo mío no es una posición ideológica sino que es una posición científica, me baso en cosas que están comprobadas. El que dice que no existe está faltando a la verdad”, sostuvo.

Abortos espontáneos y leucemia
Lucero precisó que el impacto del uso intensivo de agroquímicos en las zonas rurales se manifiesta a partir del crecimiento de casos de abortos espontáneos y de leucemia. “Cuando están presentes en las celdas embrionarias pueden llegar a producir alternaciones tan graves que directamente causan la interrupción del embarazo; hay parejas jóvenes del interior que vienen y relatan que tienen 3, 4 o 5 abortos a repetición si causa aparente”, describió.

En tanto, aseguró que “cuando uno ve un chico que tiene alteraciones en los miembros superiores, inferiores, malformación o falta de miembros, porque durante el período de organogénesis -cuando se están formando los órganos en las primeras ocho semanas de gestación- cualquier sustancia que esté en el medioambiente materno puede llegar a producir una alteración muy grave, por eso a las embarazadas se les aconseja no tomar nada hasta las primeras doce semanas de gestación”.

En cambio, cuando se trata de un organismo ya constituído, el bioquímico señaló que “puede producir un caos proliferativo, una leucemia”. Al respecto, informó que “eso está hace muchísimos años: hay ya una entidad en medicina que es una enfermedad asociada a un oncohematológico con patrones muy bien definidos de alternaciones genéticas vinculadas a la exposición de plaguicidas”.

Glifosato, el más “inofensivo”
Lucero aclaró que se habla del glifosato porque es el más utilizado –se aplican millones de litros por año en todo el país- pero que en realidad se trata de uno de los herbicidas “más inofensivos”. Consideró, en ese sentido, que el problema es que “los controles son muy débiles, porque si uno dice se están aplicando estas cosas en un área confinada, donde no hay poblaciones alrededor, y eso no llega por aire ni alimento, si ese producto del campo después va a terminar en un alimento procesado hay que ver cómo se hace para sacárselo de encima”.

En ese sentido, reveló que “están encontrando en hortalizas, en frutas, en aguas de los ríos, casi todas las fuentes de alimentación tienen rastros de plaguicidas”.

El problema es que cuando el plaguicida produce una intoxicación aguda, uno sabe lo que tiene que hacer para salvarle la vida a esa persona, lo que no sabemos es con las intoxicaciones crónicas a pequeñas dosis, qué es lo que puede producir esto que estamos viendo nosotros, que es el aumento de las enfermedades oncohematológicas”, subrayó.

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