Se trata del sapo
de Achala, que sólo habita las sierras de Córdoba y San Luis. Un
estudio detectó que su población está diezmada.
por Lucas Viano
Su pasión por
los reptiles y los anfibios viene desde niño. Antes de recibirse de
biólogo, Julián Lescano recorría los ríos y los arroyos serranos
para retratar esta fauna con su cámara de foto. En su álbum siempre
faltaba el sapo de Achala, una especie endémica de las sierras de
Córdoba y de San Luis.
“Me llamó la
atención no encontrar ni uno, a pesar de que la bibliografía previa
mencionaba que era la especie más común de Achala”, cuenta.
Fue por esa razón
que decidió estudiarla. Desde 2007, recorre las Sierras en busca de
este anfibio. Recién encontró los primeros en 2010. “Estábamos
bastante contentos, ya que había sido bastante decepcionante
recorrer kilómetros de arroyo, año tras año, sin resultados
positivos”, comenta el investigador del Conicet en el Instituto de
Diversidad y Ecología Animal.
Lescano asegura
que ahora el sapo de Achala (Rhinella achalensis) es la especie más
rara de las Sierras. Sólo vive en los pastizales de altura, por
encima de los 1.700 metros sobre el nivel del mar. Es uno de los
endemismos más restringidos de las Sierras.
Entre 2007 y
2016, recorrió 40 arroyos serranos (entre una a cuatro veces cada
uno) y sólo constató la presencia del sapo de Achala en el 17,5 por
ciento de los sitios. Y apenas pudo ver 11 sapos adultos en total.
Sus observaciones
contrastan con lo que testimonian estudios de años anteriores. En
2001, otros biólogos lograron capturar 423 ejemplares durante 13
períodos en los alrededores de La Posta. En otro caso, se observaron
112 sapos en el arroyo la Ciénaga. Lescano visitó esos lugares,
pero no encontró ningún adulto. Para el investigador, su estudio ya
es prueba suficiente para que la especie cambie de categoría de
conservación. Actualmente, figura como “casi amenazado”, según
la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
(UICN).
Problema global
¿Por qué la
población se ha diezmado? Según los primeros indicios, no es el
sobrepastoreo del ganado en los pastizales de altura ni la
depredación que puede estar haciendo la trucha arcoíris, una
especie introducida en los arroyos cordobeses.
“Si tuviese
dinero, apostaría todo al hongo Batrachochytrium dendrobatidis (Bd).
No tengo evidencia incontrastable, pero no hay otro factor en la zona
que haya cambiado dramáticamente en las últimas décadas como para
explicar la declinación observada”, dice.
El hongo Bd ya
fue detectado en ejemplares de esta especie recolectados en la década
de 1990. Se trata de una amenaza global para estos anfibios. En los
sapos y las ranas produce una enfermedad letal llamada
quitridiomicosis.
“Es la peor
enfermedad infecciosa registrada hasta ahora entre los vertebrados en
términos del número de especies afectadas y por su potencial como
agente de extinción. Es una de las causas principales de la
declinación global de anfibios a nivel global”, señala Romina
Ghirardi, investigadora del Conicet en Santa Fe y especialista en
micosis en organismos acuáticos.
Según la
experta, el sapo de Achala no es la excepción. Hay 24 especies
nativas afectadas por este hongo, de las cuales siete están
categorizadas con algún grado de amenaza de extinción.
“El hongo
parece poder establecerse y prosperar en ecosistemas bien diferentes.
La evidencia más antigua en un anfibio nativo de Argentina es un
ejemplar encontrado muerto en la provincia de Buenos Aires en 2002”,
detalla.
El hongo está en
todos los continentes, a excepción de la Antártida, y comenzó a
ser una amenaza en la década de 1980. El ser humano es el
responsable de esa propagación.
“La dispersión
se da por el comercio de organismos acuáticos. La rana toro
norteamericana (Lithobates catesbeianus) ha sido accidental o
intencionalmente introducida para acuicultura en Argentina en la
década de 1990 y presenta capacidad para actuar como vector de
quitridiomicosis”, comenta.
Cómo salvar a
este símbolo serrano
No existe una
solución mágica para salvar al sapo de Achala.
Lescano entiende
que una buena medida sería evitar sumar otros factores de presión
que formen un combo fatal para el sapo. Por ejemplo, el sobrepastoreo
del ganado en los pastizales donde habita.
“Hay que
comenzar a buscar nuevas poblaciones y realizar un plan de monitoreo
de las remanentes. Esto permitirá entender todas las aristas de esta
declinación, y también nos va a ofrecer datos útiles para tomar
las decisiones más efectivas para tratar revertir la situación
actual de la especie”, señala Lescano.
Para Ghirardi, se
debe hacer un trabajo de concientización de los pobladores y de la
gente vinculada al entorno donde viven estos anfibios.
“Hay que evitar
el transporte de animales, de agua o de barro de un sitio a otro,
desinfectar el material de campo cuando se trabaja en el sitio. Sin
embargo, a pesar de esas medidas, el tema no resulta sencillo, ya que
la presencia de sólo una espora puede ser suficiente para la
instalación y la multiplicación del hongo”, aclara.
Los otros
habitantes amenazados
Son especies
naturales de la provincia, también en riesgo.
Guanaco. Se trata
de un camélido que habitó todos los ambientes cordobeses, salvo los
espesos bosques chaqueños. Sobreviven unas pocas tropillas en el
noroeste provincial, en inmediaciones de las Salinas Grandes.
Lobito de río.
Un mustélido que habita algunos ríos serranos, ya en muy escaso
número.
Zorro colorado de
Achala. Es el zorro de mayor tamaño de nuestra provincia y habita
sólo en las Sierras Grandes. Es una subespecie endémica y de
distribución muy restringida.
Gato del monte.
Se trata de un felino que habitaba toda la provincia, en montes y
arbustales. Actualmente, sobrevive en escaso número.
Aguará guazú.
Un gran cánido que habitó buena parte de la provincia,
prácticamente extinguido. Se lo redescubrió en los bañados del río
Dulce y en las costas de Mar Chiquita, en muy escaso número.
Corzuela. El
único ciervo autóctono que sobrevive en Córdoba, ante la extinción
del venado de las pampas. Hay pocos ejemplares en las zonas de
bosques serranos.
Cardenal
amarillo. Una especie que, por la cacería comercial y la
modificación del ambiente, quedó al borde de la extinción en esta
provincia.
Loro hablador.
Otro que sobrevive en escaso número.
Fuente:
Lucas Viano, Una especie cordobesa está en riesgo de desaparecer, 24/12/17, La Voz del Interior. Consultado 24/12/17.
No hay comentarios:
Publicar un comentario