Especialistas
afirman que la mayor frecuencia de sequías o lluvias extremas afecta
los bienes culturales. Hay síntomas en Córdoba. La Comisión
Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos trabaja sobre la
problemática y capacita a personal en todo el país.
por
Claudio Minoldo
Jesús
María. Además del paso del tiempo y de la acción humana, el cambio
climático es el nuevo factor que viene afectando al patrimonio
arquitectónico e histórico. Sobre esa nueva matriz viene trabajando
la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos
(CNMLBH), capacitando a los responsables del resguardo patrimonial en
el país para que sumen esa perspectiva. Córdoba no es la excepción.
Los
fenómenos extremos de clima, especialmente las sequías prolongadas
o las severas inundaciones, vienen generando impactos sobre el
patrimonio y obligan a una intervención interdisciplinaria para su
resguardo. Para analizar las patologías de los edificios o lugares
ya no basta con la intervención de un arquitecto, sino que se
precisa del aporte de biólogos y arqueólogos, entre otros.
Para
citar un ejemplo, las crecidas de 2015 arrasaron con gran parte del
sistema hidráulico jesuítico de la estancia Santa Catalina y
pusieron en riesgo la puesta en valor que sobre ese bien se venía
realizando. El exceso de agua también trajo severos dolores de
cabeza a la cúpula de la iglesia de la estancia Jesús María no
tanto por las filtraciones como por la amenaza concreta a las
pinturas, que datan de la época colonial.
En
Córdoba, otro ejemplo donde el clima se suma a otros impactos es en
la histórica capilla de Tegua, en el sur provincial. Las obras de
restauración que hoy están en marcha no tendrían que haber sido
tan extremas si la intervención se hubiese dado antes.
Aunque
no hay evidencias científicas relevadas, especialistas de la CNMLBH
admitieron a este diario que las consecuencias seguramente también
son aplicables a clásicos monumentos históricos de la ciudad de
Córdoba como la Catedral, el Teatro San Martín o puntos de la
Manzana Jesuítica.
Otros
casos por investigar son sitios como Cerro Colorado, donde el
deterioro del arte rupestre en aleros serranos naturales es evidente
y podría acelerarse.
Interdisciplinariedad
Los
arquitectos Marcelo Fontanetto y Mariana Quiroga, de la CNMLBH,
participaron de un reciente encuentro internacional en Jesús María
donde se planteó esta nueva mirada.
“Es
muy importante el estudio de cómo también el cambio climático
afecta al patrimonio cultural y al edificado, sobre todo para
analizar interdisciplinariamente cómo encarar las patologías y
comprobar cuántas están asociadas a ese factor”, explicó
Fontanetto.
Para
este Magíster en Conservación y Rehabilitación del Patrimonio, al
cambio climático hay que comenzar a leerlo en los monumentos desde
el suelo con estudios de arqueología, geoarqueología y
microbiología, para después continuar con estudios sobre los
materiales utilizados en las construcciones originales.
Durante
la etapa colonial abundaba el uso de la cal y de la piedra, dos
materiales muy porosos y altamente afectables por las humedades, por
ejemplo.
Además,
otra consecuencia es que aumentó la salinidad, que viene atacando
los revoques. Mientras, las piedras se ven afectadas en el aspecto
biológico con vegetación invasiva, más los problemas que les
acarrean animales como murciélagos y palomas. Otro caso, entre
muchos posibles: el aumento de lluvias fuertes y la mayor frecuencia
de granizo impacta en las cubiertas de tejas musleras.
La
arquitecta Miranda completó la mirada: “Procuramos que ya no haya
intervenciones parciales en resguardo del patrimonio. Pasó en algún
momento cuando se reemplazó cal por cemento y eso trajo infinidad de
problemas, o cuando se utilizaron pinturas sintéticas que no dejaron
respirar los muros. Si no se empiezan a amortiguar y mitigar ahora,
no los vamos a poder dominar más adelante”.
La
solución sugerida hoy es que se utilicen materiales similares a los
originales, para poder trabajar la dilatación y la compresión por
calor sin que los materiales añadidos se vuelvan independientes o se
separen del resto.
Fuente:
Claudio Minoldo, El cambio climático ya impacta en los monumentos históricos, 28/12/17, La Voz del Interior.
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