Se trata del 40 %
de la generación domiciliaria de toda la provincia. El 73,5 % de las
localidades usa esa disposición final. El resto termina en
enterramientos. Faltan políticas públicas para revertir la
situación.
por Diego
Marconetti
El problema del
destino de los residuos sólidos urbanos (RSU) se extiende por toda
la provincia de Córdoba: el 40 % de lo que se genera por
día termina en basurales a cielo abierto. Se trata de 1.320
toneladas diarias que son arrojadas a predios sin ningún tipo de
tratamiento.
Los datos se
desprenden del Diagnóstico Ambiental de la Provincia de Córdoba,
realizado por un equipo coordinado por Marcelo Tavella, director del
Centro de Investigación y Transferencia en Tecnologías y
Estrategias para el Desarrollo (Cited), de la Facultad Regional
Córdoba de la Universidad Tecnológica Nacional, y por Alberto
Ferral, director de la cátedra Unesco y de las licenciaturas en
Gestión Ambiental y en Higiene y Seguridad Laboral, de la
Universidad Blas Pascal.
El estudio se
enmarca dentro de las obligaciones de la Ley de Ambiente, y se debe
realizar uno por año. Toma datos brindados por el Observatorio
Nacional para la Gestión de Residuos Sólidos Urbanos. De allí se
obtiene que en la provincia de Córdoba se generan 3.300 toneladas
por día de residuos, con un promedio por habitante de 1,011
kilogramos y una tasa de crecimiento anual superior al 0,3 %. “En 16 años, la producción per capita de residuos ha
aumentado más de un 46 %”, afirma el Diagnóstico,
tomando como referencia que en 2000 la tasa de generación diaria por
habitante era de 0,69 kilogramos.
Ante estos
números, los especialistas encontraron que el tema es uno de los más
preocupantes para los intendentes cordobeses. “Este aumento
considerado, junto con la ausencia de políticas integrales de
gestión de residuos y la poca profesionalización de las actividades
de los gestores de residuos sólidos, tanto técnicos como
económicos, explica la fuerte importancia que los jefes y
funcionarios le asignan al problema”, se señala.
Disposición
El problema no es
la recolección, ya que el estudio arroja que hay un sistema adecuado
con frecuencias que oscilan de tres a seis veces por semana.
El mayor problema
es la disposición final. “Si bien la Provincia cuenta con un
programa para el cierre, remediación y rehabilitación de basurales
a cielo abierto, su existencia es numerosa, estimándose que más del
40 % del total de los residuos generados son inadecuadamente
dispuestos”, afirma el diagnóstico, sobre datos del Ministerio de
Ambiente y Desarrollo Sustentable.
En ese sentido,
la encuesta que realizaron los expertos arrojó que el 73,55 por
ciento de los intendentes consultados afirma realizar limpieza y
control de este tipo de basurales. Esto indica que, por lo menos en
este porcentaje, existe la presencia de este tipo de sistema de
disposición final, “pudiendo ser a su vez mayor, ya que en este
caso sólo se afirma que se brinda algún tipo de servicio respecto
al tema, y no la cantidad que disponen”.
Para simplificar,
el Diagnóstico advierte que más del 73,55 % de las
localidades cordobesas utiliza basurales.
“La situación
se vuelve más crítica si tenemos en cuenta que en dichos lugares se
observa la presencia de personas realizando tareas de recuperación
de materiales en condiciones inadecuadas, incluyendo el trabajo de
menores”, remarcan los especialistas, liderados por Tavella y
Ferral.
El diagnóstico
advierte una concentración de basurales a cielo abierto en las
Regiones Naturales de Pampa de Achala y Sierras del Sur, que se
extienden por los departamentos turísticos como Punilla, Santa María
y Colón.
Pocas
herramientas
Otro punto
preocupante que surge del Diagnóstico es que más de las mitad de
los municipios y comunas encuestados no dispone de un área dedicada
a los residuos sólidos urbanos. Tampoco poseen, en su mayoría,
legislación acorde para enfrentar la situación.
Por eso,
consideran necesario generar instancias de fortalecimiento
institucional para implementar un plan de gestión integral de los
RSU. Y, en ese sentido, dotar de instrumentos legales regionales que
lo promuevan.
Qué hacer
En el
Diagnóstico, el equipo encabezado por Ferral y Tavella afirma:
“Resulta fundamental fortalecer la implementación de una política
de supervisión e inspección de los predios destinados a la
disposición de residuos en sus tres etapas: la construcción,
funcionamiento y cierre”.
También aconseja
la profundización del proceso de regionalización de los residuos,
mediante el desarrollo de distintas instalaciones que permitan una
gestión sustentable a nivel regional, “pudiendo así las
localidades pequeñas trabajar con sus pares en la materia y llegar a
una mejor solución”.
Por último, se
recomienda fomentar el desarrollo de la valorización de los
residuos, incentivando las políticas ya existentes, fortaleciendo
los mercados de materiales reciclados y los procesos de recuperación
de los residuos, e implementando técnicas de separación de origen.
Alerta por los
residuos peligrosos
Los datos del
Diagnóstico Ambiental de la Provincia de Córdoba ponen en evidencia
una situación delicada: la mayoría de las localidades no tiene
legislación propia sobre residuos peligrosos e industriales.
“La situación
se torna crítica en aquellas localidades industriales y
agroindustriales donde sólo el 30 % dispone de legislación,
lo que hace necesario subsanar esta vacancia”, remarca el estudio.
En una encuesta
que se envió a intendentes y jefes comunales, el 82,6 % de
los consultados respondió que no poseen registros de generadores de
desechos peligrosos, el 11,6 % respondió que sí, mientras
que un 5,8 % desconoce el tema.
Los especialistas
marcan que esto es un problema netamente de gestión, ya que el
Gobierno provincial dispone de un listado con los distintos
operadores de desechos industriales, que pueden recibir esos
desechos, y existe legislación que permite clasificar aquellos
residuos considerados como peligrosos.
Otro punto sobre
el que se alerta es la falta de recolección de residuos patógenos
en las ciudades más chicas.
Un problema que
Córdoba nunca ha priorizado
por Fernando
Colautti
Se llama “informe
anual sobre el estado del ambiente en la provincia”. Es un
diagnóstico y nuevo aporte que la flamante ley 10.288 exige en
Córdoba. Pero su lectura no arroja novedades ni precisiones que no
se tengan ya por conocidas. En todos los rubros vinculados con la
problemática ambiental que aborda acumula sobre todo generalidades y
relevamientos de datos preexistentes. En ese marco, el del escaso
tratamiento de los residuos es identificado como uno de los pasivos
ambientales más relevantes de Córdoba. Y, a esta altura, resulta
una obviedad.
Dos tercios de
las localidades cordobesas arrojan sus desechos a contaminantes
basurales a cielo abierto. Representa al menos el 40 por ciento del
volumen de desechos que generamos los cordobeses. Si ese dato supone
que el otro 60 por ciento tiene buen destino, el diagnóstico estará
errado, porque sostener enterramientos donde todo termina mezclado y
simplemente acumulado (aunque tapado a la vista) no representa un
destino virtuoso.
En el mundo, se
asume que la salida más sustentable es la reducción del volumen.
Para eso, se requiere separar y clasificar los desechos para
reutilizar la mayor parte posible. Córdoba registra un ostensible
atraso en esa materia: un informe de este diario concluyó, hace un
mes, que de los 2,2 millones de habitantes de las 20 mayores
ciudades, no más de 100 mil tienen recolección diferenciada y
organizada para optimizar la clasificación y el reciclaje. Si se
suma el resto del mapa, el porcentaje baja aún más: menos del cinco
por ciento de la población cordobesa separa sus desechos en
domicilio.
De los 3,4
millones de kilos de basura que por día arrojamos los cordobeses sin
preguntar por su destino, apenas una parte insignificante es hoy
reutilizada.
Es mucho más lo
que falta que lo que se hizo ante ese pasivo ambiental.
En las últimas
dos décadas, la Provincia insistió con crear vertederos regionales
que concentren el tratamiento por zonas. Tampoco tuvo avances
notorios: hoy tienen plantas de ese tipo cinco de los 26
departamentos (San Javier, San Alberto, Calamuchita, General Roca y
Roque Sáenz Peña) y no en todos los casos funcionan como se había
planificado. El gravitante Gran Córdoba, así como las ciudades de
Villa María y Río Cuarto, tienen hoy enterramientos que distan
tanto de los basurales a cielo abierto como de los modelos a los que
se debiera aspirar.
El gran resto
deambula entre el nulo tratamiento y los anuncios de proyectos por
venir.
Nos contamina,
nos atrasa y nos empobrece
Muchos países
obtienen recursos de la basura, pero hace falta inteligencia,
inversión y trabajo en serio para eso.
por Virginia
Guevara
En Capital y en
el interior, sean pueblos o ciudades importantes. Desde el cesto
domiciliario a los desperdicios industriales y desde cada uno de los
vecinos a las máximas esferas del poder público. En cada una de las
etapas en que se producen, transportan y tratan los residuos, los
cordobeses tenemos un problema grave y extendido con la basura que
generamos.
Es un déficit
ambiental serio, que quita calidad de vida, arruina espacios públicos
y contamina áreas de todo el territorio provincial, incluidas las
turísticas.
Pero que además
atrasa décadas en términos sociales: el descontrol de la basura
supone la pérdida de muchas oportunidades laborales y económicas. Y
en paralelo genera un gasto inútil y creciente a los presupuestos
municipales.
Se trata de un
verdadero problema público, y lo real es que las políticas de
Estado sobre la basura tardan demasiado en aparecer y mucho más en
llevarse a la práctica. Hasta la información y los indicadores
confiables al respecto suelen ser escasos. Por esa razón dedicamos
el Primer plano de hoy a datos oficiales sobre los residuos: el
Diagnóstico Ambiental de la provincia de Córdoba, que asume que la
basura constituye el principal y más extendido déficit en materia
de sustentabilidad.
Asumirlo es
importante: no hay otra manera de encarar el desafío educativo y
organizativo mayúsculo que para cualquier sociedad representa la
basura.
La inteligencia,
la inversión y el esfuerzo que los países más desarrollados
aplican a las tareas de separar en origen, reciclar y valorizar la
basura es enorme y genera resultados asombrosos. Al punto de que
muchos obtienen ganancias de los residuos, porque con ellos generan
energía.
Los cordobeses,
como buena parte de los argentinos, hasta ahora sólo obtenemos
problemas crecientes y pérdidas económicas de la basura.
Es algo que se
puede revertir. Claro que hacen falta inteligencia, inversión y un
Estado capaz de convencer e involucrar a toda la población.
Fuentes:
Diego Marconetti, Por día, 1.320 toneladas de residuos van a los basurales, 10/11/17, La Voz del Interior. Consultado 10/11/17.
Alerta por los residuos peligrosos, 10/11/17, La Voz del Interior. Consultado 10/11/17.
Fernando Colautti, Un problema que Córdoba nunca ha priorizado, 10/11/17, La Voz del Interior. Consultado 10/11/17.
Virginia Guevara, Nos contamina, nos atrasa y nos empobrece, 10/11/17, La Voz del Interior. Consultado 10/11/17.
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