Ecuador, México,
Brasil y Perú son algunos de los países que sufren los impactos del
extractivismo. Ese y otros temas se abordaron en la Cumbre Climática
de los Pueblos de Bonn, Alemania.
por Judit Alonso
Unas 20.000
personas acudieron el lunes (06.11.2017) al Centro Mundial de
Conferencias de Bonn (Alemania) para participar del primer día de la
cumbre sobre cambio climático que organiza las Naciones Unidas
(COP23) hasta el próximo 17 de noviembre. Al mismo tiempo, en el
Centro Científico de dicha ciudad se reunía un número reducido de
participantes en el marco de la Cumbre Climática de los Pueblos.
En este evento,
que se lleva a cabo desde el pasado fin de semana y que finalizará
este martes (07.11), se darán talleres y paneles dedicados a
diversas temáticas como migración y cambio climático, justicia
climática, producción agraria y extractivismo, entre otras.
Antonio Zambrano,
coordinador nacional del Movimiento Ciudadano frente al Cambio
Climático (MOCICC) del Perú y moderador de un panel sobre las
consecuencias del extractivismo aseguró que su organización
pretende “empujar que temas que no se quieren discutir se discutan:
las industrias carboneras, la deforestación, la violencia contra la
mujer, las migraciones forzadas”. También planteó que buscan
“denunciar la hipocresía de los gobiernos de América Latina”.
Una cuestión con
la que acordó la ecuatoriana Natalie Greene de la Plataforma
Nacional de Justicia Climática: “Ecuador muestra una imagen
internacional diferente a la que vivimos internamente” criticó.
Greene admitió que en “2008 fue el primer país en reconocer los
derechos de la Madre Tierra y que ahora es sujeto de derecho".
Sin embargo, planteó que “el gobierno de Correa afectó mucho”.
La ecuatoriana
destacó la importancia de participar en este tipo de eventos para
poder dar a conocer la verdadera situación del país. “Ahora se
quieren meter a gran escala a sacar cobre” a pesar de que “hay
mucha resistencia de la Amazonía”, explicó. La activista recordó
que “Ecuador es uno de los países más biodiversos del mundo”.
Por este motivo, planteó que “hacer minería a gran escala es un
crimen” e insistió en que “hay que dejar el petróleo y el
carbón bajo tierra”.
Criminalización
y represión
“El cambio
climático es irreversible y en las negociaciones no se alcanzan los
acuerdos necesarios para estabilizar la temperatura del planeta”,
lamentó Martín Vilela de la Plataforma boliviana frente al Cambio
Climático. El activista criticó el hecho de que “Bolivia siga
impulsando el capitalismo”. Según el joven, el gobierno ha llevado
a cabo “mucho más que políticas neoliberales” con las que se
pretende ofrecer “seguridad para las inversiones extranjeras”.
Asimismo, criticó
que ahora sea posible explorar en busca de carbón en parques
naturales y territorios indígenas “eliminando procesos de consulta
previa”. Enumeró algunos casos como la concesión para extraer
carbón en Parque Nacional Tariquía, la construcción de la represa
de Rositas - ubicada en el centro del país que afecta a 14
comunidades - o lo que considera es el “caso más significativo en
la historia del extractivismo de toda Bolivia”: la construcción de
la carretera que atraviesa el Territorio Indígena y Parque Nacional
Isiboro-Secure (TIPNIS).
Hace unos meses
se aprobó la construcción de la misma a pesar de que “hay mucha
represión dentro del parque”, añadió. Vilela denunció que
existe “una criminalización de la protesta y del pensamiento
divergente”.
El pueblo
indígena Zoque, que vive alrededor del volcán Chichonal, también
tuvo que enfrentarse con el gobierno mexicano luego de que éste
asignara unas tierras en las que explotar petróleo. “No hay
consulta previa, es una farsa. El marco legal está al servicio de
las empresas”, criticó Kjell Kühne, director de la organización
LINGO que aboga por dejar los combustibles fósiles bajo el suelo.
“Hubo
modificaciones en la Constitución y ahora es legal la exploración y
explotación de hidrocarburos aunque despoje a las comunidades. Pero
la gente no se va a dejar”, agregó recordando que la protesta del
pueblo indígena hizo recular al gobierno mexicano. “Fue histórico.
Un primer gran caso que inspiró a la resistencia del país”, se
congratuló.
Este alemán
aficando en México cuestionó que no esté en agenda el debate sobre
la utilización de combustibles fósibles, ya que en varios países
como Alemania “la extracción sigue en sus planes”.
En este sentido
abogó por incluir la veda petrolera en el proceso de negociación,
tal y como lo hizo México con respecto a la Selva Lacandona durante
la pasada COP13 de la Biodiversidad que se llevó a cabo en ese mismo
país.
Kühne denunció
que en el sector extractivista “los intereses suelen estar bien
organizados y por eso hay tanta violencia contra los defensores y
rige la impunidad en esas relaciones”.
Fuente:
Judit Alonso, Extractivismo y cambio climático en América Latina, 07/11/17, Deutsche Welle.
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