En las centrales atómicas europeas hay serias deficiencias de seguridad. En su mayoría, no están suficientemente protegidas de accidentes o atentados terroristas. ¿Cuáles son los principales peligros potenciales?
por Gero Rueter
Fueron solo un
par de fuegos artificiales los que en la madrugada de este
jueves (12.10.2017) iluminaron el cielo sobre la central atómica
francesa de Cattenom. Activistas de Greenpeace habían traspasado
dos barreras de seguridad y lanzado los fuegos artificiales cerca de
la piscina de refrigeración de combustible gastado. Del mismo modo
podrían haber llegado hasta allí también terroristas para hacer
estallar una bomba, con devastadoras consecuencias para toda Europa.
Greenpeace se
proponía llamar la atención sobre las deficiencias de seguridad en
estas piscinas, utilizadas para enfriar las barras de combustible ya
utilizadas. Si el agua de refrigeración se sale de los estanques o
deja de ser enfriada, las barras en cuestión liberarían grandes
cantidades de radiactividad.
Peligro conocido
Los sistemas de
seguridad se concentran hasta ahora principalmente en los reactores
propiamente tales. Las piscinas de refrigeración, en cambio, apenas
se han tenido en cuenta. Pero en la catástrofe nuclear de Fukushima
quedó en evidencia que estas piscinas con barras de combustible
altamente radiactivas pueden representar un gran peligro.
En Japón, tras
las explosiones ocurridas en los reactores se presentó el peligro de
que las piscinas directamente contiguas se vaciaran. Las autoridades
trataron de estabilizarlas durante semanas, para evitar una
contaminación radiactiva aún más devastadora.
Si la
radiactividad de las barras de combustible ya usadas hubiera sido
liberada, "se habría tenido que evacuar a la gente en un
perímetro de 250 kilómetros; el área de Tokio se habría visto
afectada, y con ello unos 50 millones de personas”, dijo a DW el
entonces jefe de Gobierno, Naoto Kan.
Estudio explosivo
Por encargo de
Greenpeace, siete expertos de seguridad independientes examinaron 58
centrales atómicas francesas y siete belgas, detectando la falta de
seguridad en las piscinas de refrigeración. Precisamente por razones
de seguridad, la organización ambientalista no dio a conocer a la
opinión pública este amplio estudio, sino que lo entregó a las
autoridades francesas y belgas.
"No queremos
aumentar aún más el riesgo para la población. Ahora las
autoridades tienen que velar por la seguridad de la gente”, afirma
Heinz Smital, de Greenpeace, y agrega: "Las centrales atómicas
examinadas ponen en peligro a personas en toda Europa. La medida más
segura sería desconectarlas”.
Los encargados
deberían saber desde hace tiempo cuán peligrosa es la situación.
En 2014, drones sobrevolaron reiteradamente 19 plantas atómicas
francesas. Pese a intensas investigaciones, los responsables no
fueron encontrados. Ese mismo año, Greenpeace elaboró un estudio
sobre los peligros ligados a atentados terroristas desde el aire.
"Pero, básicamente, no ha pasado nada”, dice Smital a DW.
El alto costo de
las medidas necesarias para poner a salvo las plantas nucleares de la
amenaza terrorista puede ser una de las causas. Greenpeace calcula
que se requerirían cerca de 1000 millones de euros por cada central.
Pero la empresa EDF, que lucha con altas deudas, ingresos
decrecientes y otros gastos, solo planea invertir un total de 700
millones de euros en seguridad hasta 2023, según informaciones del
periódico alemán Tageszeitung.
¿Y en Alemania?
En comparación
con Francia, la seguridad de las centrales atómicas alemanas es
mejor, según Greenpeace y la Liga Alemana para la Protección del
Medioambiente y la Naturaleza (BUND). La razón radica en que, tras
la catástrofe de Fukushima, fueron desconectados los reactores más
antiguos y, con dos excepciones, las piscinas de enfriamiento de las
barras de combustible gastadas se encuentran al interior del manto de
los reactores, lo cual es más seguro.
No obstante, las
organizaciones ambientalistas consideran que el peligro sigue siendo
demasiado grande. "Cada día aumenta la probabilidad de un gran
desastre”, afirma Hubert Weiger, presidente de BUND. La
organización realizó en 2016 un amplio estudio sobre la seguridad
de las plantas nucleares que quedan en Alemania y ahora examinó
también los depósitos transitorios de residuos atómicos altamente
radioactivos. Según la experta en seguridad Oda Becker, en algunos
de ellos la protección contra el terrorismo es insuficiente. "Un
grupo terrorista armado y decidido seguiría estando en condiciones
de entrar en un depósito que no sea subterráneo”, indicó.
Fuente:
Gero Rueter, Plantas nucleares europeas: el peligro que acecha, 13/10/17, Deutsche Welle.
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