por Daniel Díaz
Romero
Sala de Prensa
Ambiental
“La crisis
energética, los recursos naturales, la pobreza, el libre mercado y
la ecología se relacionan íntimamente”, asegura Enrique Leff, uno
de los intelectuales más respetados del pensamiento ambiental
latinoamericano y coordinador de la Red de Formación Ambiental del
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA - ONU).
El PNUMA es un
gigante a nivel mundial que, por ejemplo, fue responsable de la
Convención sobre Cambio Climático en Kyoto, donde Estados Unidos
abandonó la mesa de negociaciones; o la histórica Conferencia de
las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de
Janeiro que reunió, por única vez, a 168 presidentes de todo el
mundo.
Enrique Leff, es
un intelectual mexicano que se autoproclama ciudadano del mundo. Con
su hablar, firme y pausado, dialogó con Sala de Prensa Ambiental
sobre la problemática ambiental global. Con ello, entregó su cruda
visión acerca de la realidad ambiental del planeta.
Energía positiva
- Tras las
Convenciones Mundiales de Cambio Climático ¿Cuál es la postura del
PNUMA en cuanto a la crisis energética mundial?
- La política
del PNUMA es transitar hacia un uso de energías renovables y
limpias. Tenemos muy claro que no se puede seguir por la vía de la
explotación ilimitada de los hidrocarburos. Es una carrera hacia la
in-sustentabilidad, porque de allí viene una de las razones más
fuertes del calentamiento global del planeta.
- Ante esta
situación, ¿Qué capacidad de maniobra tienen los países
latinoamericanos, en el contexto que usted plantea?
- No mucha,
porque están sujetos a inercias y condicionamientos del sistema
económico y, lo que es más grave aún, cedieron en la construcción
de su política de Ciencia y Tecnología, donde hubieron interesantes
avances hacia el uso de energías renovables: el empleo del alcohol,
por ejemplo, en Brasil, que se había iniciado en las década de los
’70.
Nuestros países
fueron cediendo al imperativo del productivismo, de las ganancias en
el corto plazo, de la alta productividad económica, y poniendo en
segundo término la cuestión verdadera del manejo sustentable de los
recursos naturales. La transición hacia energías limpias pasa por
procesos de investigación científica y tecnológica. Europa y
Estados Unidos están haciendo un esfuerzo mucho más importante que nuestros
países.
- ¿Los países
de Latinoamérica -y el resto de las naciones pobres- están lejos de
usar energías limpias y sustentables por una cuestión económica?
- En América
Latina, deberíamos tomar en serio la necesidad de generar una
política hacia la sustentabilidad. Una estrategia científica y
tecnológica, una política del conocimiento para la sustentabilidad.
- ¿Cuál es la
responsabilidad del PNUMA, en este contexto?
- El PNUMA
participa en estas discusiones, acuerdos generales, en la Cumbre de
Johannesburgo, las COP, etc., pero es responsabilidad de los países
generar políticas educativas, de Ciencia y Tecnología, orientadas
fuertemente hacia la sustentabilidad. Vivimos en un mundo cada vez
más privatizado, donde el imperativo económico y el
condicionamiento de la deuda externa, lleva a una mayor dependencia
científica y tecnológica.
Esa es una verdad
muy fuerte y penosa porque, repito, en la década de los ’70 había
voluntad política en nuestros países. Surgieron los Consejos de
Ciencia y Tecnología Nacionales, porque había un criterio de
auto-determinación tecnológica.
Pero fuimos
cediendo. Caímos en un proceso de importación de tecnologías y
exportación de recursos naturales. Con ello, nos cerramos la
capacidad de decisión interna y la de generar nuestros propios
proyectos de futuro, de sustentabilidad. No es que no podamos, no es
que no tengamos: tenemos los recursos naturales y las condiciones
ecológicas que permiten, en nuestros países, adoptar medidas
alternativas pero a eso hay que traducirlo en políticas y en
acciones que generen los conocimientos para utilizar, de otra manera,
la energía y los recursos naturales.
La ONU y las
metas del milenio
- ¿Cuál es el
sentido de fijar plazos tan cortos para los programas ambientales de
la Naciones Unidas, como por ejemplo, los del Desarrollo del Milenio?
- Las metas del
milenio están trazadas a partir de cuestiones tan básicas como
reducir a la mitad la pobreza crítica y el abastecimiento de agua
potable. Había que ponerse una meta; el problema no es si es cercana
o lejana. La complicación es si tenemos los mecanismos para alcanzar
esas metas. Realmente, ese es el problema: es decir, veremos si el
libre mercado es capaz de alcanzar esas metas, en esos tiempos.
Hubo, hace diez
días, una reunión del Fondo Monetario Internacional y del Banco
Mundial, donde ellos mismos declaraban que sería muy difícil
alcanzar esas metas.
Hay comunidades
que, en otras condiciones, podrían satisfacer necesidades básicas
sin tener el dólar que sirve para el intercambio de mercancías, y
eso gracias a que los países más poblados del planeta, China e
India, no se sujetan directamente a las políticas del Fondo
Monetario Internacional y están haciendo milagros, alcanzando
objetivos que nuestros países, mas sujetos a las reglas impuestas
por el sistema económico, difícilmente van a poder alcanzar.
Los países de
América Latina, vamos por un camino incierto.
- Habla usted del
desarrollo de China e India, construido sobre la base de mano de obra
esclava, sobre-explotación de los recursos y un régimen político
autoritario…
- Sí
- ¿Ese es el
camino?
- Yo no dije que
es el camino, digo que la única meta que se va a lograr será en
esas condiciones, las otras metas del milenio, ya lo expresan los
medios y el propio FMI, serán muy difíciles de alcanzar. Hay que
reducir a la mitad los peores males del mundo en los próximos años.
Bueno, eso difícilmente se logre.
Pobre PNUMA
- Cuando el PNUMA
apoya, económica, moral o científicamente a la Secretaría de
Ambiente de un país determinado ¿Hacen un estudio de cuál es el
nivel de corrupción, de eficiencia de ese organismo?
- No. Porque no
le corresponde. El PNUMA no tiene el mandato ni los recursos para
hacer evaluaciones a los gobiernos con los cuales colabora. El PNUMA,
en América Latina, está empeñado en establecer un foro de
ministros de medio ambiente que establezca una plataforma básica de
cooperación y la generación de una agenda propia de los países de
América Latina y el Caribe.
No tiene los
mecanismos de la Organización de Estados Americanos (OEA) para
condicionar ciertas políticas a una evaluación de la democracia en
los países.
- No hablemos ya
de condicionamientos sino de control ¿Controla el PNUMA, cuando
aporta dinero para algún emprendimiento?
- Le voy a decir
la verdad, no crea que el PNUMA es una gran agencia de
financiamiento. Funciona con recursos muy limitados, no es el Banco
Interamericano de Desarrollo, o el Banco Mundial. Es un promotor de
instancias de cooperación a nivel de políticas generales.
- Tampoco tiene
una postura ideológica determinada…
- Una postura
ideológica… diría que tiene el compromiso con una transición
hacia un desarrollo sostenible. Hay muchos caminos y el PNUMA está
inserto en el contexto de esta globalización económica. Ahí está
combatiendo por mostrar los temas importantes de la sustentabilidad,
promoviendo los temas fundamentales del agua, de la sanidad, del
manejo sustentable de los recursos naturales, de la biodiversidad.
Todos esos temas
movilizaron al PNUMA para impulsar las convenciones de Cambio
Climático, de la Biodiversidad. Pero son los países los que,
finalmente, tienen que tomar las decisiones. Al Protocolo de Kyoto lo
puede haber promovido el PNUMA pero, a la hora de ver su
aplicabilidad y su puesta en marcha son los gobiernos quienes se
reúnen y, según sus estrategias de poder, sus balances de fuerzas y
sus intereses, toman las decisiones: Estados Unidos dice, “a mí no
me interesa”, por ejemplo.
- Quiere decir
que, últimamente, las Naciones Unidas tiene un poder más que
limitado.
- Sí, seamos
claros: el mundo ha visto el poder real que puede tener Naciones
Unidas cuando debe enfrentar a las grandes potencias en temas como
las guerras. Ese es el poder real.
La ONU no es un
poder supremo; no es un poder por encima de; busca negociar, dirimir
conflictos. Hay espacios en los cuales la intervención de la ONU
tiene un papel muy importante: el apartheid en Sudáfrica en algún
momento; pero cuando hay una cuestión como la guerra de Irak o
cuestiones como el Protocolo de Kyoto, si el país mas poderoso de
este mundo decide intervenir -o decide no intervenir-, la ONU no
tiene una herramienta que le permita doblegar la voluntad política
de la potencia más grande del mundo.
- Entonces, ¿En
qué medida cumplen una función importante, estos organismos?
- Yo creo que es
necesario que existan y, por eso, lo reclaman los mismos países. El
resto de los Estados demanda que exista una instancia internacional
que promueva los temas importantes, aliente acuerdos y negociaciones
internacionales, porque de alguna manera, hay un avance. Hoy se habla
de manejo ecosistémico de los recursos, del manejo del agua y la
importancia de la biodiversidad.
El PNUMA puede
movilizar el tema de la conservación de la biodiversidad, pero si
las empresas transnacionales se unen para generar estrategias de
poder en el conocimiento, inventan la transgénesis e invaden de
transgénicos un país como la Argentina, bueno, ahí las Naciones
Unidas no tienen el poder de intervenir.
- ¿En ese caso
que acciones se siguen?
- ¿Se siguen o
deben seguirse? Ese tipo de acciones no las debe tomar el PNUMA, sino
la ciudadanía. Debe movilizar a los gobiernos en temas
controversiales como el de los transgénicos. ¿Queremos, más
productividad que supuestamente genera mas empleo y nos saca de la
deuda o hay otros criterios fuertes en temas fundamentales?
Hoy en día, no
hay que esperar de la lucidez, la benevolencia, o la ética
intrínseca de las transnacionales; ni siquiera de los organismos
internacionales.
Me pusieron en el
lugar del PNUMA, pero soy una persona que escribe, que piensa; soy un
ciudadano y yo hablo mas desde esa posición y desde allí: creo debe
venir la lucidez de un movimiento social, que promueva la renovación
de la educación. No solo el derecho, también la renovación.
Hay temas donde
la ciudadanía no se organiza para proteger la biodiversidad, la
gestión participativa y democrática del agua. El PNUMA moviliza el
tema pero en los embates para la privatización, no puede decir:
oiga, no va a haber una gobernabilidad global del agua. Ahí se
mueven otros actores, entonces es la ciudadanía la que debe estar
consciente y por eso es importante la educación ambiental, para
organizarse políticamente y estar con la defensa de los intereses de
los pueblos y de la sustentabilidad del planeta.
- ¿La revisión
de los temas ambientales no puede fracasar, después de su aparición
tempestuosa?
- Digamos que no
ha llegado a ser explosivo. Espero que no sea eso, una cosa explosiva
y que ahí termine, solo un brote de lucidez, un retoño incendiario
por necesidades emancipatorias. Creo que hay una comunidad en la
búsqueda de repensar al mundo, y de conducirlo a través de un
proceso de creación de conciencia, de conocimientos; de forjar
nuevas maneras de formar a las generaciones futuras y a las actuales.
La educación no es solo para los niños, ahora es para nosotros
también.
Fuente:
Daniel Díaz Romero, Los peores males del mundo, 01/10/17, Sala de Prensa Ambiental.
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