viernes, 6 de octubre de 2017

La paradoja psicológica del cambio climático

Es Falso optimismo creer que el cambio climático logrará resolverse sin que debamos cambiar el modo de vida.

por Lucas Viano

La Economía parece ser la llave para destrabar el problema del cambio climático. Desde medidas puntuales como cobrar un impuesto al carbono hasta el más drástico cambio de modelo.

Sin embargo, poco se habla de los aspectos psicológicos. El psicólogo y economista noruego Per Espen Stoknes sostiene que existe una paradoja psicológica en el cambio climático. Mientras que aumenta la certidumbre científica de que el ser humano es el principal responsable del calentamiento del planeta, hay descenso en la preocupación y en el apoyo a políticas ambientales ambiciosas.

Las personas están sensibilizadas, pero no pasan a la acción. La paradoja se refleja, por ejemplo, en una encuesta realizada en 2014 por la Fundación Vida Silvestre. El 82 por ciento de los argentinos aseguró estar preocupado o muy preocupado por los temas ambientales, pero sólo el 27 por ciento dijo estar haciendo algo para cuidar el ambiente.

Una de las razones que sostienen esta paradoja es el falso optimismo de que el problema será resuelto por la ciencia y la tecnología sin que se requiera un cambio en nuestro modo de vida.

A su vez, la complejidad del tema a veces genera la sensación de que la gente no puede tener control sobre él y que la solución está en manos de otros. En el cambio climático, convergen asuntos científicos y diplomáticos, ambos inaccesibles para la gente común. La frase que se oye es la siguiente: “Si ellos (científicos y diplomáticos) no hacen nada, menos puedo hacer yo”.

Hay una disonancia entre los que se piensa y las acciones que muchas veces se resuelven echándoles la culpa a otros: el gobierno, los países desarrollados, las multinacionales. O se duda de que realmente los seres humanos somos los responsables del cambio climático.

Stoknes señala que el camino es el mensaje que dio el papa Francisco en su Laudato Si. Pensar que los seres humanos somos socios de la naturaleza y no sus explotadores. “Necesitamos historias sobre un nuevo tipo de felicidad no basada en el consumo material”, dice Stoknes.

Se trata de un desafío más mental que económico.
Fuente:
Lucas Viano, La paradoja psicológica del cambio climático, 05/10/17, La Voz del Interior.

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