viernes, 6 de octubre de 2017

A seis meses de la catástrofe, Comodoro duerme el sueño del desinterés y la apatía


por Marcelo García
especial para EES

Pasaron seis meses del temporal que afectó Comodoro Rivadavia y a esta altura pensar en una reconstrucción cabal para dar inicio a una ciudad diferente suena casi imposible.

La sociedad volvió, en su gran mayoría, al desinterés habitual y el Estado se muestra ineficaz para enfrentar los daños o una posible nueva catástrofe. En 180 días llegó solamente el 5,5 % de los fondos comprometidos para reparar las consecuencias de la catástrofe.

El temporal de fines de marzo y principios de abril parece una historia lejana, repetida y que no tiene final feliz. El poder político en sus estamentos Nacional, Provincial y Municipal se muestra ineficaz para cambiar la realidad, tanto sea para solucionar los problemas generados hace seis meses o para elaborar un plan concreto y real que se vea plasmado en el futuro para que otra tormenta no cause un nuevo desastre.

Acompañando ese panorama, gran parte de la sociedad ha vuelto a transitar el camino de la indiferencia, el culto del sálvese quien pueda y un profundo desinterés por presionar para que se resuelvan los problemas de fondo.

Así como hace 25 años pasó sin pena ni gloria la privatización de YPF, con sus consiguientes impactos sociales, laborales y económicos en la ciudad y la región; o como desde hace más de 30 años se padece el problema del agua y todos los veranos -aunque también casi buena parte de todo el año- el agua no alcanza para el consumo humano; ahora es el temporal el que vuelve a desnudar a un Estado negligente y una sociedad apática que no se involucra ni reclama para solucionar los problemas actuales y los que padecerán sus descendientes.

Contrariando la enorme solidaridad que surgió de las entrañas comodorenses apenas el agua comenzó a hacer estragos, la displicente actitud social posterior es la conclusión más preocupante de todo el proceso que aflora seis meses después de la tormenta. Oficialmente se cobró milagrosamente una sola vida, aunque varias otras no engrosan las estadísticas oficiales porque algunas muertes no fueron provocadas directamente por el caudaloso torrente de agua sino por sus consecuencias.

1.800 certificados de catástrofe
La magnitud del temporal puede cuantificarse desde lo material, aunque no hay forma de medirla en lo afectivo y en sus daños psicológicos. Más de 1.800 certificados de catástrofe solicitados desde diferentes barrios, 340 comercios damnificados, cerca de 300 cuadras dañadas, y casi 840 viviendas afectadas y destruidas por la tormenta son una cara de esa dimensión de lo cuantificable.

Seis meses después no se hizo aún la puesta en valor de los daños causados y tampoco se dimensionó de manera rigurosa el costo económico que tendrá recuperar lo perdido y proyectar lo nuevo que se debe hacer.

Esos valores rondarían entre 10.000 pesos y 40.000 pesos por persona afectada, pero oficialmente no hay ningún tipo de cuantificación que haya definido una dimensión real del problema a encarar con vistas al aquí y ahora, pero también con la mirada puesta en el futuro.

Un 5,5 % de lo anunciado
Los anuncios gubernamentales formulados desde el temporal alcanzan los 2.350 millones de pesos; de los cuales 1.500 millones serían aportados por el Gobierno nacional, 542 por el de la Provincia y otros 308 millones por el Municipio.

De esa cantidad, escasa por cierto, sólo fueron enviados para la reconstrucción un total de 131 millones de pesos; es decir que de los 2.350 millones que se comprometieron, seis meses después solamente se aportó el 5,5% de dicho total.

Según publicó el contador César Herrera, hasta agosto Nación envió 50 millones de pesos que representan el 3 % de lo comprometido; Provincia envió 43 millones que se traducen en el 8 % del total previsto; y la Municipalidad puso 38 millones de pesos que significan el 12 % de todo lo comprometido.

En su último informe brindado en el Congreso de la Nación por el ministro Jefe de Gabinete, Marcos Peña Braun detalló que el Gobierno nacional envió Aportes del Tesoro Nacional (ATN) a los Municipios chubutenses por un total de 102,5 millones de pesos; de los cuales 5 llegaron a Comodoro el 7 de abril pasado, 55 millones fueron a Comodoro y Rada Tilly el 12 de abril, otros 17 millones fueron distribuidos el mismo de abril entre las comunas de Esquel, Corcovado, Gobernador Costa, Gualjaina, Río Mayo, Trelew, Gaiman y Lago Puelo. El 11 de mayo fueron enviados 2,5 millones de pesos a Sarmiento.

Vale recordar que la Ley 23.548 de Coparticipación Federal creó el Fondo de Aportes del Tesoro Nacional a las provincias, que se compone con el 1% del total de los impuestos coparticipables y que debe ser destinado a “atender situaciones de emergencia y desequilibrios financieros de los gobiernos provinciales”.

Palabra de Peña Braun
Según lo afirmado por Peña Braun ante el Parlamento, el Presupuesto 2017 destina en concepto de ATN un total de 5.000 millones de pesos; pero hasta julio pasado sólo se habían ejecutado 2.240 millones de pesos, habiéndose entregado en promedio la mitad a los Municipios que atravesaron emergencias y la otra mitad a los Gobierno provinciales.

El sitio Chequeado.com elaboró un minucioso informe sobre el destino de los ATN en lo que va del año y llegó a la conclusión que “los mandatarios provinciales que más dinero recibieron fueron Gerardo Morales, gobernador jujeño de Cambiemos, con 300 millones de pesos; el neuquino Omar Gutiérrez, por el Movimiento Popular Neuquino (MPN), con 250 millones; y el mendocino Alfredo Cornejo, integrante de Cambiemos, con 200 millones de pesos”.

En dicha investigación concluyeron que “mientras que Cambiemos gobierna el 20 % de las provincias, sus mandatarios provinciales recibieron cerca del 50 % de los fondos que fueron directamente a los gobernadores”.

Das Neves y Linares, en deuda
Más allá del manejo discrecional de los ATN que efectúa la Administración de Mauricio Macri, se observa que ni la gestión de Mario Das Neves ni la de Carlos Linares han cumplimentado con la entrega de los fondos comprometidos y menos aún proyectaron realizar las inversiones necesarias para solucionar los problemas existentes y evitar los por venir.

La lluvia paró, el sol volvió a salir -mientras la política y los políticos juegan su juego-, mientras es válido preguntar si Comodoro y sus habitantes fueron, son y serán siempre así, que sólo mostrarán su mejor cara de involucramiento y solidaridad por unos pocos días en medio de una catástrofe, o si aún quedan resquicios para imaginar, diseñar y realizar una sociedad completamente distinta donde no haya que correr detrás de la emergencia y cargarse al hombro las consecuencias de lo previsible y evitable.

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