especial para EES
Pasaron seis
meses del temporal que afectó Comodoro Rivadavia y a esta altura
pensar en una reconstrucción cabal para dar inicio a una ciudad
diferente suena casi imposible.
La sociedad
volvió, en su gran mayoría, al desinterés habitual y el Estado se
muestra ineficaz para enfrentar los daños o una posible nueva
catástrofe. En 180 días llegó solamente el 5,5 % de los fondos
comprometidos para reparar las consecuencias de la catástrofe.
El temporal de
fines de marzo y principios de abril parece una historia lejana,
repetida y que no tiene final feliz. El poder político en sus
estamentos Nacional, Provincial y Municipal se muestra ineficaz para
cambiar la realidad, tanto sea para solucionar los problemas
generados hace seis meses o para elaborar un plan concreto y real que
se vea plasmado en el futuro para que otra tormenta no cause un nuevo
desastre.
Acompañando ese
panorama, gran parte de la sociedad ha vuelto a transitar el camino
de la indiferencia, el culto del sálvese quien pueda y un profundo
desinterés por presionar para que se resuelvan los problemas de
fondo.
Así como hace 25
años pasó sin pena ni gloria la privatización de YPF, con sus
consiguientes impactos sociales, laborales y económicos en la ciudad
y la región; o como desde hace más de 30 años se padece el
problema del agua y todos los veranos -aunque también casi buena
parte de todo el año- el agua no alcanza para el consumo humano;
ahora es el temporal el que vuelve a desnudar a un Estado negligente
y una sociedad apática que no se involucra ni reclama para
solucionar los problemas actuales y los que padecerán sus
descendientes.
Contrariando la
enorme solidaridad que surgió de las entrañas comodorenses apenas
el agua comenzó a hacer estragos, la displicente actitud social
posterior es la conclusión más preocupante de todo el proceso que
aflora seis meses después de la tormenta. Oficialmente se cobró
milagrosamente una sola vida, aunque varias otras no engrosan las
estadísticas oficiales porque algunas muertes no fueron provocadas
directamente por el caudaloso torrente de agua sino por sus
consecuencias.
1.800
certificados de catástrofe
La magnitud del
temporal puede cuantificarse desde lo material, aunque no hay forma
de medirla en lo afectivo y en sus daños psicológicos. Más de
1.800 certificados de catástrofe solicitados desde diferentes
barrios, 340 comercios damnificados, cerca de 300 cuadras dañadas, y
casi 840 viviendas afectadas y destruidas por la tormenta son una
cara de esa dimensión de lo cuantificable.
Seis meses
después no se hizo aún la puesta en valor de los daños causados y
tampoco se dimensionó de manera rigurosa el costo económico que
tendrá recuperar lo perdido y proyectar lo nuevo que se debe hacer.
Esos valores
rondarían entre 10.000 pesos y 40.000 pesos por persona afectada,
pero oficialmente no hay ningún tipo de cuantificación que haya
definido una dimensión real del problema a encarar con vistas al
aquí y ahora, pero también con la mirada puesta en el futuro.
Un 5,5 % de lo
anunciado
Los anuncios
gubernamentales formulados desde el temporal alcanzan los 2.350
millones de pesos; de los cuales 1.500 millones serían aportados por
el Gobierno nacional, 542 por el de la Provincia y otros 308 millones
por el Municipio.
De esa cantidad,
escasa por cierto, sólo fueron enviados para la reconstrucción un
total de 131 millones de pesos; es decir que de los 2.350 millones
que se comprometieron, seis meses después solamente se aportó el
5,5% de dicho total.
Según publicó
el contador César Herrera, hasta agosto Nación envió 50 millones
de pesos que representan el 3 % de lo comprometido; Provincia envió
43 millones que se traducen en el 8 % del total previsto; y la
Municipalidad puso 38 millones de pesos que significan el 12 % de todo
lo comprometido.
En su último
informe brindado en el Congreso de la Nación por el ministro Jefe de
Gabinete, Marcos Peña Braun detalló que el Gobierno nacional envió
Aportes del Tesoro Nacional (ATN) a los Municipios chubutenses por un
total de 102,5 millones de pesos; de los cuales 5 llegaron a Comodoro
el 7 de abril pasado, 55 millones fueron a Comodoro y Rada Tilly el
12 de abril, otros 17 millones fueron distribuidos el mismo de abril
entre las comunas de Esquel, Corcovado, Gobernador Costa, Gualjaina,
Río Mayo, Trelew, Gaiman y Lago Puelo. El 11 de mayo fueron enviados
2,5 millones de pesos a Sarmiento.
Vale recordar que
la Ley 23.548 de Coparticipación Federal creó el Fondo de Aportes
del Tesoro Nacional a las provincias, que se compone con el 1% del
total de los impuestos coparticipables y que debe ser destinado a
“atender situaciones de emergencia y desequilibrios financieros de
los gobiernos provinciales”.
Palabra de Peña
Braun
Según lo
afirmado por Peña Braun ante el Parlamento, el Presupuesto 2017
destina en concepto de ATN un total de 5.000 millones de pesos; pero
hasta julio pasado sólo se habían ejecutado 2.240 millones de
pesos, habiéndose entregado en promedio la mitad a los Municipios
que atravesaron emergencias y la otra mitad a los Gobierno
provinciales.
El sitio
Chequeado.com elaboró un minucioso informe sobre el destino de los
ATN en lo que va del año y llegó a la conclusión que “los
mandatarios provinciales que más dinero recibieron fueron Gerardo
Morales, gobernador jujeño de Cambiemos, con 300 millones de pesos;
el neuquino Omar Gutiérrez, por el Movimiento Popular Neuquino
(MPN), con 250 millones; y el mendocino Alfredo Cornejo, integrante
de Cambiemos, con 200 millones de pesos”.
En dicha
investigación concluyeron que “mientras que Cambiemos gobierna el
20 % de las provincias, sus mandatarios provinciales recibieron cerca
del 50 % de los fondos que fueron directamente a los gobernadores”.
Das Neves y
Linares, en deuda
Más allá del
manejo discrecional de los ATN que efectúa la Administración de
Mauricio Macri, se observa que ni la gestión de Mario Das Neves ni
la de Carlos Linares han cumplimentado con la entrega de los fondos
comprometidos y menos aún proyectaron realizar las inversiones
necesarias para solucionar los problemas existentes y evitar los por
venir.
La lluvia paró,
el sol volvió a salir -mientras la política y los políticos juegan
su juego-, mientras es válido preguntar si Comodoro y sus habitantes
fueron, son y serán siempre así, que sólo mostrarán su mejor cara
de involucramiento y solidaridad por unos pocos días en medio de una
catástrofe, o si aún quedan resquicios para imaginar, diseñar y
realizar una sociedad completamente distinta donde no haya que correr
detrás de la emergencia y cargarse al hombro las consecuencias de lo
previsible y evitable.
Fuente:
Marcelo García, A seis meses de la catástrofe, Comodoro duerme el sueño del desinterés y la apatía, 06/10/17, El Extremo Sur.
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