El hallazgo en el río del cadáver del último desaparecido desata todas las especulaciones mientras se suspende la campaña electoral de un país conmocionado.
por Carlos E. Cué
Nadie se fía de
nadie en Argentina. El país quedó conmocionado por el hallazgo en el río Chubut, en plena Patagonia, del cadáver del último desaparecido, Santiago Maldonado. Todo son preguntas, pero millones
de argentinos encontraron rápidamente las respuestas sin esperar
siquiera a los datos de la autopsia. Enseguida se desató una batalla
de especulaciones que muestra la total desconfianza en las
instituciones de este país. La familia y los mapuches, los indígenas
a los que Maldonado apoyaba cuando desapareció tras una operación
policial, el 1 de agosto, señalaban abiertamente que el cadáver ha
sido "plantado" porque es imposible que nadie lo viera en
esa zona ya inspeccionada varias veces durante 77 días. El Gobierno
guardaba silencio pero en privado señalaba que esas teorías
conspirativas no tienen fundamento.
La campaña electoral para los comicios legislativos del domingo quedó
suspendida. Nadie estaba para actos políticos en un país donde la
palabra desaparecido provoca escalofríos. Los argentinos cambiaron
ayer la pregunta de "¿dónde está Santiago Maldonado?" a
"¿cómo murió?". Pero la batalla entre los dos bandos no
paró un segundo.
La desconfianza
en Argentina es de tal calibre que el hermano de Maldonado, Sergio,
que ha ejercido de líder de la familia en estos dos meses y medio y
ha sido durísimo con el Gobierno, decidió no alejarse del cuerpo en
ningún momento para evitar que nadie altere posibles pruebas. La
familia está convencida de que la Gendarmería, el cuerpo policial
que actuó el día de la desaparición para dispersar a los mapuches que ocupan unas tierras del grupo Benetton en la Patagonia, asesinó
a Maldonado, escondió el cadáver y ahora lo ha dejado en el río
para que lo encontraran. "El cuerpo se encontró en el lugar
donde se hicieron tres rastrillajes. Se veía a simple vista, en un
espacio pequeño, cuando uno va caminando. Que el cuerpo haya sido
plantado es una hipótesis", sentenció la abogada de la
familia, Verónica Heredia.
En medio de una
gran tensión y con llamadas a la calma de todos los grupos, el
cuerpo será trasladado en avión a Buenos Aires para que se analice
allí bajo el control de los peritos de la familia y de la Corte
Suprema, el máximo tribunal del país. El prestigioso Equipo Argentino de Antropología Forense, que trabaja en la identificación
de desaparecidos en todo el mundo, incluidas las fosas de la Guerra
Civil española, estará en todo momento presente. Se están
extremando todas las cautelas precisamente porque nadie se fía de
nadie.
El primer juez de
este caso, Guido Otranto, fue relevado porque la familia no confiaba
en él después de que afirmara en una entrevista en La Nación que
él creía que Maldonado se había ahogado en el río. En la
desconfianza generalizada que domina Argentina, la justicia sale muy
mal parada, como demuestra el caso Nisman, lleno de enigmas tres años
después.
Decenas de miles de personas han gritado en varias manifestaciones "¿Dónde estáSergio Maldonado?" por todo el país. Los argentinos famosos
repartidos por el mundo se sumaron a la protesta. Incluso Bono, el
cantante de U2, le preguntó a Mauricio Macri por Maldonado cuando lo
visitó la semana pasada en la Casa Rosada. Las calles y los barrios
de toda Argentina están empapelados con la cara de este tatuador de
28 años, con sus rastas, que vivía en El Bolsón, un paraíso para
hippies en la Patagonia, y se acercó a las tierras de Benetton para
apoyar a los mapuches. Su rostro está en las camisetas de miles de
argentinos como el del Che Guevara.
Todo el que vive
en Argentina sabe cómo era Maldonado. Por eso cuando empezaron a
circular entre los periodistas las primeras fotografías del cadáver
desfigurado por el contacto con el agua y el paso del tiempo se
disipó cualquier duda: es él. Miembros del Gobierno confirman a El País de manera extraoficial que es Maldonado, pero aún no se puede
saber si tiene algún golpe, algún tiro, si falleció en el río o
fuera, porque nadie tocará el cadáver hasta que llegue a Buenos
Aires. Maldonado no sabía nadar y el agua estaba muy fría en pleno
invierno austral, pero la familia rechaza la hipótesis de la muerte
accidental en plena huida de la policía.
Con la aparición
del cuerpo quedan en ridículo todas las teorías, trasladadas por el
propio Gobierno, que apuntaban que Maldonado nunca estuvo allí el 1
de agosto o incluso que estaba tranquilamente escondido en Chile
mientras su familia lloraba frenta a las cámaras en manifestaciones
multitudinarias. Pero también pierde peso la idea de que lo escondió
la Gendarmería y nunca aparecería el cadáver.
Para millones de
argentinos los datos son lo de menos, porque en las redes sociales ya
se desató la batalla entre los que creen que el cuerpo lo colocaron
allí los policías y los que piensan que lo hicieron los mapuches.
La posibilidad de que esta vez no haya una mano negra detrás ni
siquiera se plantea. Es demasiado sencilla para un país amante de
las conspiraciones.
Fuente:
Carlos E. Cué, Argentina, el país donde nadie se fía de nadie, 18/10/17, El País. Consultado 18/10/17.
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