Los expertos
remarcaron la alta temperatura del océano y la menor intensidad de
los vientos como factores clave.
por Brad Plumer
WASHINGTON (The
New York Times).- Mientras el huracán Irma avanza hacia Florida, los
científicos señalan que el combo perfecto de condiciones
meteorológicas desfavorables de la última semana conspiró para que
la tormenta se hiciera inusualmente grande y destructiva.
"Para que un
huracán de esta magnitud dure tantos días basta con que se combinen
los ingredientes adecuados -explica Phil Klotzbach, meteorólogo de
la Universidad Estatal de Colorado-. Irma tiene todos esos
ingredientes." Los pronosticadores ya habían previsto que este
verano boreal fuese una temporada ciclónica intensa en el Atlántico,
debido a la temperatura inusualmente alta de la superficie oceánica,
que alimenta los huracanes, así como por la menor intensidad
promedio de los vientos, que normalmente ayudan a disiparlos. Pero,
incluso en ese escenario, Irma es especial.
El desarrollo de
Irma se inició el 30 de agosto cerca de las islas de Cabo Verde,
frente a las costas de África, y un sistema de alta presión impidió
que la tormenta derivara inofensivamente hacia el norte, donde el
océano es más frío. Por el contrario, Irma fue empujada
inexorablemente hacia el oeste, y en su largo recorrido tuvo mucho
tiempo para intensificarse, alimentada por las cálidas aguas del
Atlántico central.
En su recorrido
hacia el oeste, Irma sufrió por lo menos seis ciclos de "reemplazo
de ojo", que se produce cuando el ojo del huracán se contrae
naturalmente. Si bien algunas tormentas pueden debilitarse en ese
proceso, otras se intensifican vertiginosamente y aumentan de tamaño
cuando el ciclo se completa. Irma no sólo no se debilitó, sino que
ciclo tras ciclo siguió su crecimiento.
En total, Irma
permaneció tres días consecutivos sobre el Atlántico como una
tormenta de categoría 5, un tiempo récord desde que los científicos
usan satélites para monitorear las tormentas. Según Klotzbach, con
vientos máximos sostenidos de 300 km/h durante 37 horas seguidas,
Irma también batió el récord del super-tifón Haiyan, que arrasó
el Pacífico en 2013.
Hasta el momento,
Irma no se topó con nada que aminore su marcha, y casi no
encontraron vientos que la debiliten. Y si bien a su paso devastó
varias islas caribeñas, son masas de tierra demasiado chicas como
para hacerle perder impulso.
Como Irma ahora
abarca una superficie tan grande -con vientos huracanados que se
extienden a más de 110 kilómetros del centro-, los meteorólogos
advierten que la tormenta representa un grave riesgo para Florida.
En comparación,
el huracán Andrew, que en 1992 tocó tierra en el sur de Florida
como una tormenta de categoría 5 tras intensificarse rápidamente
cerca de las Bahamas, era una tormenta relativamente compacta, con
vientos huracanados que se extendían a apenas 40 kilómetros de su
ojo. Causó 65 muertes, destruyó 63.000 viviendas y produjo pérdidas
por 26.500 millones de dólares.
Se cree que Irma
afecte una franja mucho más grande de Florida, y su inmenso tamaño
implica que podría generar una gigantesca marejada a lo largo de
toda la costa: al empujar el agua tierra adentro causaría severas
inundaciones. Desde el paso de Andrew, Florida creció a paso firme,
y ahora son muchas más las personas y propiedades en peligro.
"Es un error
hacer analogías con Andrew", dice Marshall Shepherd, director
del programa de ciencias atmosféricas de la Universidad de Georgia.
"Hay que considerar tanto la magnitud como el tamaño de la
tormenta. Por todo lo que vemos, Irma es extremadamente peligroso."
En cuanto al
cambio climático, los científicos dicen que aún evalúan el rol
exacto que tiene el aumento de la temperatura de las aguas en la
reciente actividad ciclónica. Según Thomas Knutson, investigador
meteorológico de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica
(NOAA, por sus siglas en inglés), los modelos climáticos actuales
sugieren que el aumento de las temperaturas globales podría llevar a
una menor cantidad de huracanes en la cuenca atlántica, pero que los
que efectivamente llegan a formarse serían de mayor intensidad,
debido a la mayor temperatura de las aguas superficiales del océano,
y que también acarrearían consigo mayores precipitaciones, debido
al aumento de la humedad atmosférica.
Hasta ahora, sin
embargo, fue difícil identificar una tendencia clara que exceda la
variabilidad natural de los fenómenos.
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Fuente:
Brad Plumer, Un combo perfecto alimentó el poder destructivo del huracán Irma, 10/09/17, La Nación. Consultado 10/09/17.
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