España carece
todavía de un centro para depositar estos residuos.
por Hugo Gutiérrez
Uno de los
problemas por resolver con la energía nuclear es qué hacer con el
combustible gastado. Esto ha cogido por sorpresa a los municipios con
planta nuclear y es algo que les preocupa. A pesar de ser favorables
y defensores en su mayoría de la energía nuclear, prefieren no
almacenar este combustible gastado en su localidad. El problema es
que no existe todavía un cementerio nuclear al que poder llevarlo en
España. Estos residuos permanecen activos durante miles de años y
el plan nacional -de 2006- no se puede cumplir. ¿Por qué? Este plan
contemplaba que en 2010 existiría un Almacén Temporal Centralizado
(ATC). Pero todavía no lo hay y el proyecto de Villar de Cañas
(Cuenca) sigue sin tener una fecha de finalización debido a las
trabas judiciales.
La solución
temporal que ha encontrado Enresa, empresa pública encargada de la
gestión de los residuos radiactivos, es la creación de un almacén
temporal individualizado (ATI) en los terrenos contiguos a la central
en desmantelamiento. De esta forma, el carburante que se retire
(uranio en su mayoría), se guarda en unos bidones de grandes
dimensiones. Cargados alcanzan las 130 toneladas, según Enresa.
“Entre 2006 y 2009, en la nuclear de Zorita se extrajeron 12 bidones de combustible que todavía siguen aquí”, explica Elena
Gordón, alcaldesa de Almonacid de Zorita.
Esta
incertidumbre sobre qué pasará con estos contenedores ha disparado
las alertas a los residentes en el Valle de Tobalina, zona en la que
se encuentra la central nuclear de Santa María de Garoña. “Mucha
gente protesta porque están construyendo el ATI para dejar ahí el
combustible. Es algo que no sabíamos que iba a ocurrir. No hay donde
llevar esa basura radiactiva y no sabemos cuánto tiempo estará
aquí”, asegura Raquel González, alcaldesa del Valle de Tobalina.
Desde Enresa así
lo confirman. Estos residuos se mantendrán en los almacenes
temporales de las centrales hasta que se encuentre una solución al
ATC de Villar de Cañas. “Se puede quedar incluso más tiempo tras
acabar el desmantelamiento de la central”, reconoce Óscar
González, jefe del servicio de protección radiológica y seguridad
de Enresa.
Los contenedores
en los que se almacena el combustible gastado tienen unas
características especiales. Como explican desde Enresa, miden unos
cuatro metros de alto por 2,5 metros de diámetro. Tienen dos partes:
una cápsula metálica interior que está a su vez dentro de un
contenedor de hormigón y acero. Cada uno de estos bidones puede
contener hasta 32 barras combustibles. En total, en Zorita, Enresa
asegura que se extrajeron 377 de estos elementos. Fuentes de Nuclenor
-titular de la central de Garoña participada al 50 % por Iberdrola y
Endesa- aseguran que en Garoña se acumulará una mayor cantidad de
combustible.
En el caso de
Vandellòs I (Tarragona), la otra nuclear que se desmanteló tras el incendió que sufrió en 1989, la operación fue diferente. En su
caso, el cajón del reactor se mantiene en el lugar cubierto por una
estructura de protección, aunque sin el combustible nuclear.
Entonces, España decidió llevarlo a un almacén especializado en
Francia hasta tener listo su ATC.
Los residuos de
baja actividad, a El Cabril
Los residuos
retirados considerados de baja y media actividad sí son
transportados de las centrales nucleares en proceso de
desmantelamiento. En este caso, se llevan al almacén de residuos
radiactivos de baja y media actividad de El Cabril, en Córdoba. En
la central José Cabrera, de Almonacid de Zorita, entre un 4 % y un 7
% de lo retirado ha sido de este tipo de residuos y se trasladó
hasta el almacén de Sierra Albarrana, según Enresa.
Fuente:
Hugo Gutiérrez, ¿Dónde almacenar el combustible nuclear gastado?, 07/08/17, El País. Consultado 08/08/17.
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