La localidad que limita con Santa Fe sigue rodeada por campos anegados aun en invierno. La ruta nacional 8 está al borde del corte. En la zona temen que en el verano todo se agrave.
por Denise
Audrito
De Arias el agua
no se va. La localidad del sur del departamento Marcos Juárez, casi
en el límite con Santa Fe, vive amenazada por las inundaciones que
afectan a miles de hectáreas de campos a su alrededor desde hace más
de dos años.
En febrero de
2016, el municipio decretó la emergencia hídrica. El agua ha
cortado en numerosas oportunidades la ruta nacional 8, una vía clave
de comunicación entre Córdoba y Santa Fe. Las lagunas de la zona
han crecido tanto que se han unido entre sí, y amenazan a la zona
urbana desde el sur. El 30 por ciento de los caminos rurales está
tapado de agua. Del resto, la mayoría están destruidos. El problema
no se mitiga: es cada vez más grave.
“En la parte
sur, el agua llega al patio de las casas. Estamos haciendo canales
con la Provincia para salvar al pueblo, pero va para el lado de la
ruta, para el norte. Ya tuvimos tres cortes en la ruta 8. Vialidad
Nacional trae piedra, hace alteos, la levanta, pero el agua vuelve a
subir. En el kilómetro 410 está ahora a punto de cortarse. Si no se
saca el agua, se sigue acumulando, por más que se pongan millones
ahí, ningún alteo alcanza”, advirtió a La Voz el intendente,
Matías Gvozdenovich.
Desde hace meses,
los gobiernos de Córdoba y de Santa Fe realizan reuniones, pero los
vecinos de Arias reclaman que se termine de acordar por dónde
derivar los excedentes hídricos, para que se puedan iniciar cuanto
antes las grandes obras que esperan, por la pendiente natural.
El municipio
admite que, si se producen lluvias intensas, el riesgo es alto para
el pueblo, a punto tal que se han comprado trajes de neoprene para
los bomberos voluntarios y se prevé otorgarles un subsidio para que
cuenten con botes de rescate, en plena zona agropecuaria.
El dilema es que
esta situación se vive en plena estación seca. Nadie quiere
imaginar la escena cuando el verano llegue acompañado de lluvias
intensas. Hoy, en todo el sudeste las napas están saturadas y los
suelos no absorben nada del agua que cae.
La economía de
la región también resulta afectada. “En el sur, hay 10 mil
camiones de soja que no se pueden sacar de los campos porque no hay
caminos. Se puede cortar la cadena de pago. Del distrito se van 300
millones de pesos en retenciones a la soja, que tendrían que volver
en obras. Además, lo que se invierta en solucionar este problema se
recupera, porque es una de las zonas más productivas del país. Hoy
las pérdidas son millonarias también para el Estado nacional y el
provincial”, insistió el intendente.
Caminos
“liquidados”
Julián Alejandro
Freiwald, productor agropecuario, asintió: “Con los 25 a 40
milímetros que cayeron en la tarde del lunes, estamos liquidados. No
hay más caminos, la situación pasó a ser de emergencia total. No
podemos pasar ni para llevar fertilizantes, todavía hay gente que
tiene el trigo del año pasado, y la cosecha de este año en el campo
no la puede sacar. Nosotros tenemos 120 hectáreas bajo agua”.
Juan Botero vive
en el campo, a 27 kilómetros e Arias. Maneja con su señora el tambo
de su padre, de 120 vacas. “Acá también han cerrado varios tambos
y otros estamos en las últimas, sin posibilidad de seguir. No
tenemos caminos para sacar la producción, ni para llevarles comida a
las vacas. Acabo de llegar al pueblo con una cisterna tirada por un
tractor, tuve que pasar 1.600 metros de laguna en el camino. Hay
estancias que no nos dan paso y se hace imposible. Hay proyectos de
canales, pero son lerdos”, testimonia.
Fernando Rossi,
contratista rural e integrante del movimiento de autoconvocados por
las inundaciones, dijo que no se descartan nuevas movilizaciones en
la ruta, para reclamar una solución definitiva. “Por suerte en el
pueblo llovió poco esta semana, pero 10 kilómetros al sur, con
apenas 30 milímetros de golpe, colapsó todo. Tienen que hacer algo
urgente, se revientan los caminos porque las napas están ahí nomás.
Es preocupante, el agua no tiene salida. Al norte, para el lado de
Guatimozín y Cavanagh, siguen también muy complicados”, remarcó.
Otros productores
de la zona destacaron que existe un proyecto para un nuevo camino
rural, de 14 kilómetros, pero hay resistencia de algunos
propietarios a ceder lotes. Sostienen que “nada va a servir si no
se hacen obras junto a Santa Fe para darle salida al agua hacia el
río Carcarañá”.
Fuente:
Denise Audrito, Arias, cercada por las aguas que no bajan en el sudeste cordobés, 09/08/17, La Voz del Interior.
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