Se ha
instalado en los últimos días un tema que genera intranquilidad y
preocupación en los ciudadanos de Río Negro. Tal es el del avance
de un acuerdo entre los gobiernos nacional y provincial para la
construcción de una central nuclear en territorio de la provincia.
En
nuestro sistema representativo de gobierno, la gran mayoría de temas
queda en mano de los representantes electos para ser resueltos y
gestionados, pero dada la trascendencia extraordinaria del tema en
consideración, de la repercusión en decenas de años que tendría
sobre nosotros, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos una
decisión de ese calibre, sumado al hecho de que sobre este tema no
hay mandato ya que no se trató en la campaña de las elecciones
anteriores, se debe convocar a los ciudadanos de Río Negro para que
se expidan en consulta popular vinculante sobre si aceptan o no que
se instale en la provincia una central nuclear para la producción de
energía eléctrica.
Para
ello creemos necesario arrojar un poco de luz, desde un aspecto
técnico y económico sobre el tema, en un momento en el que algunas
voces dicen que tenemos que construir nuevas centrales nucleares y
aceptar sus riesgos como única manera de mantener el modelo de vida
actual despilfarrador en el aspecto de consumo energético.
Así
es que queremos señalar que existen métodos que ajustan mejor a las
condiciones naturales de nuestra Patagonia, con ventajas de costos,
limpieza y ausencia de riesgo.
Estas
alternativas son las energías eólica y solar.
Con
datos básicos podemos extraer una primera conclusión: con la misma
inversión la energía eólica produce al año mucho más que la
energía nuclear y con ventajas adicionales, puesto que la eólica
además es inagotable.
Igual
sucede con la energía solar fotovoltaica: se han obtenido resultados
que nos permiten hacer comparaciones con la nuclear y la eólica y
concluir que dado el costo actual de este tipo de energía debemos
pensar en un sistema combinado de generación, que complemente los
períodos sin sol o sin viento para compensar por ejemplo con la
energía hidroeléctrica, o la mareomotriz.
El
costo de mantenimiento de los parques solares es muy bajo y el del
combustible es cero, por lo que las condiciones de competitividad de
la fotovoltaica son excelentes.
Hablando
de costos, la distancia desde el sitio de emplazamiento (Río Negro)
al triángulo industrializado (Buenos Aires, Córdoba, Rosario)
genera un “costo transporte”, que no tendría si la planta se
instalara junto a las ya existentes. Por qué entonces instalarla en
la Patagonia.
No
tiene sentido entonces pensar en centrales que en los países
desarrollados se están retirando de servicio y reemplazando por las
que aquí mencionamos. Es como mandar una carta por correo común
teniendo la computadora e internet a mano.
Como
hemos dicho, no sólo es hoy desventajosa la producción de energía
nuclear, sino que además tiene serios inconvenientes tales como el
accidente en la planta nuclear de Fukushima. A pesar del alto nivel
de sofisticación de los sistemas de seguridad de las centrales
nucleares el componente humano siempre tiene importante repercusión.
Ante un imprevisto o en la gestión de un accidente nuclear no se
puede garantizar que las decisiones tomadas por los responsables sean
siempre las más apropiadas. Tenemos dos buenos ejemplos en Chernóbil
y en Fukushima.
Una
dificultad importante es la difícil gestión de los residuos
nucleares generados. Tardan muchísimos años en perder su
radioactividad y peligrosidad.
Por
otro lado, el terrorismo es una terrible y lamentable realidad que
tiene en vilo a la sociedad mundial y que en nuestro país ha
mostrado ya su dolorosa garra (Embajada de Israel y AMIA). La
presencia de una central nuclear en nuestro territorio no hace sino
generar una vulnerabilidad que hoy no tenemos.
Con
todo ello, las conclusiones son obvias. La energía nuclear no es la
mejor alternativa en la actualidad, puesto que resulta cara frente a
otros sistemas de producción, produce residuos que hay que gestionar
durante miles de años y, como sabemos, lleva consigo riesgos para la
salud de las personas.
Luego
del accidente nuclear de Fukushima, países desarrollados como
Alemania, Bélgica, Suiza y Taiwán han anunciado su salida de la
energía nuclear. Por ejemplo, Alemania ha anunciado su decisión de
cerrar todas sus centrales nucleares a finales del 2022, Italia
abandonó sus proyectos nucleares después de un referéndum en el
que el 95% de los votantes rechazaron la energía nuclear, Suiza
decidió desactivarlas una vez cumplida su vida útil y no construir
nuevas centrales, Quebec cerró su central nuclear en Gentilly a
finales del 2012 y el gobierno de Japón anunció una salida nuclear
para el 2030.
Otros
países siguen el mismo camino. Entonces, mientras que los países
más poderosos del mundo muestran un movimiento hacia la era no
nuclear, la Argentina, un país con graves asimetrías y carencias en
su desarrollo y en plena crisis económica, va a invertir sumas
colosales en ella.
Parece
ignorarse que no hay energía nuclear sin riesgo. Riesgo de
accidentes, de guardar durante miles de años los residuos
radiactivos que genera, riesgo ante un posible atentado. En suma,
aumenta el riesgo y el peligro para las personas y su salud y para el
ambiente.
La
producción frutícola, la ganadera, la pesca de nuestra provincia,
tienen ya suficientes dificultades de comercialización. ¿Le
agregaremos el estar cerca de una planta nuclear? ¿Convocaremos
turismo a una región que hoy detenta con orgullo la marca Patagonia
pura y natural si tenemos una planta nuclear?
Argentina,
un país que arroja directamente las aguas contaminadas de las
cloacas en los ríos y que no ha logrado depurar esa vergüenza
ambiental que es el Riachuelo, difícilmente sea capaz de transportar
y tratar meticulosamente los desechos radiactivos de altísimo
riesgo.
Por
último, y considerando que la planta en cuestión será de uranio
enriquecido, no podemos dejar de mencionar, por potencial que sea, el
uso que se le puede dar a los residuos nucleares en la industria
militar. El primer uso que se le dio a la energía nuclear fue
construir dos bombas nucleares que arrasaron Japón durante la
Segunda Guerra Mundial. El riesgo de que en el futuro se vuelvan a
utilizar armas nucleares siempre existirá.
Fuentes:
Miguel Ciliberto, Una planta nuclear en Río Negro, 03/07/17, El Patagónico. Consultado 03/07/17.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "Nuclear Marsh" del artista Wolfang Ertl.
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