Si se derritiera
el hielo de la Antártida occidental, el mar subiría 1,2 metros.
por Lucas Viano
Antiguamente, los
mineros llevaban un canario a las minas. Cuando el pequeño pajarito
se moría, los obreros sabían que la atmósfera del lugar comenzaba
a enrarecerse y que lo mejor era evacuar.
La Antártida
funciona como el canario. La ruptura de uno de los icebergs más
grandes jamás registrados es una señal de alarma de lo que estamos
haciendo con el clima y con nuestra Tierra.
Pero antes de
seguir, primero un poco de incertidumbre científica.
La realidad es
que los científicos no tienen suficiente evidencia como para afirmar
que el desgajamiento de este iceberg se deba al calentamiento global
que está provocando el ser humano con sus emisiones de gases de
efecto invernadero.
El cambio
climático de origen antrópico está demostrado con abundantes
estudios. Lo que es difícil de asociar es ese fenómeno global con
este episodio antártico. Lo mismo ocurre cuando nos apresuramos en
vincular la última ola de calor o la nevada serrana con el
calentamiento planetario.
Los expertos en
la Antártida tienen más evidencias para afirmar que la reducción
de la barrera Larsen C se debe a una variabilidad climática natural.
Estas capas de hielo se vienen quebrando desde hace décadas.
De hecho, si hay
una barrera Larsen C, es porque también existieron la A y la B, las
cuales se desintegraron en 1995 y en 2002, respectivamente.
Los geólogos,
que ven la historia del planeta en escalas de miles de años,
aseguran que el rompimiento de estas barreras de hielo son procesos
naturales e históricos en este continente.
Una hipótesis no
tan descabellada sería que estos procesos naturales ahora se están
acelerando por el cambio climático.
El problema es
que ese ahora incluye a los seres humanos.
Las barreras de
hielo impiden que los glaciares antárticos se derritan más rápido.
Si ocurre eso, la preocupación será mayor. La barrera Larsen está
sobre el océano, pero los glaciares están sobre tierra firme por lo
que al derretirse agregarán volumen a los océanos. El nivel del mar
subirá.
Si se derritiera
todo el hielo que hay acumulado en la Antártida occidental,
provocaría una elevación del mar de 1,2 metros. Varias ciudades
costeras deberían evacuarse. Sería una catástrofe económica,
política y social.
Eso no ocurrirá
de un momento para el otro. El peor escenario indica que podría
tardar unos 200 años. Mucho tiempo, pero no para nuestros bisnietos.
Ayer el diario
The New York Times recordó un artículo clásico sobre el cambio
climático escrito por el geólogo John Mercer. Decía que la
humanidad sabría que la calamidad estaría llegando cuando las
barreras de hielo de la península antártica comenzaran a romperse.
Esta advertencia tiene casi 40 años. El canario hace rato que
agoniza.
Fuente:
Lucas Viano, La Antártida es un canario en una mina, 13/07/17, La Voz del Interior. Consultado 13/07/17.
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