viernes, 9 de junio de 2017

Un criminal nazi en Villa María

Un nazi de la más alta jerarquía, junto a su familia, vivió en Villa María. Fue el encargado de los prisioneros de guerra en aquella alemania trágica. Luego de la derrota huyó a nuestro país y aquí desarrolló una vida que lo llevó hasta el ejercicio de un cargo público.

por Jesús Chirino

No es un secreto que al final de la segunda gran guerra se produjo un importante ingreso de nazis a nuestro país donde, durante los años treinta, se produjeron enormes acontecimientos en adhesión al Nacional Socialismo de Hitler. Es bien conocido que, quizás, fue el más grande acto del nazismo fuera de Alemania el que se desarrolló el 10 de abril de 1938 en el Luna Park de la ciudad de Buenos Aires. Asistieron 20.000 personas a un predio en el cual pudieron verse banderas argentinas y estandartes con cruces esvásticas y toda la simbología del Tercer Reich. Pero este tipo de manifestaciones no fue privativa de la Capital Federal, en este espacio dominical hemos dado cuenta de importantes actos nazis en la ciudad de Córdoba como también de simpatías por esa ideología en nuestra ciudad.

Vale recordar que, a ese impactante acto nazi del Luna Park asistieron, entre otros, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Manuel A. Fresco, y el entonces ministro de Gobierno Roberto J. Noble. Este último en el año 1945 fundaría el diario Clarín. En tanto que Fresco fue un destacado admirador del nazismo y entre sus acciones de gobierno debemos recordar que, en 1937, clausuró las escuelas obreras judías de la provincia que gobernaba. También apoyó a los grupos de choque fascistas que hostigan a la población judía en Capital Federal. Como villamarienses también podemos mencionar que Fresco tuvo como arquitecto preferido a Francisco Salamone, el profesional que realizara importantes trabajos en nuestra ciudad, tal como la plaza Centenario.

Primer destino: Villa María
El periodista argentino Jorge Camarasa junto al chileno Carlos Basso Pietro en su libro “América Nazi” señalan que “durante 1949 continuaron los arribos. Uno de los primeros en llegar aquel año fue el general de las SS Ludolf von Alvensleben. Cuando entró a la Argentina, estaba acusado por la muerte de más de cinco mil judíos en los campos polacos de Resvin y Karolewo. General de división, exjefe del Estado Mayor de Himmler, sería el de más alto grado entre los criminales ingresados al país, en Córdoba, adonde iba a radicarse…”. Uno de los lugares en el cual vivió este criminal fue la ciudad de Villa María.

Su último cargo, durante el nazismo fue el de comandante mayor de prisioneros de guerra. Al final de la Segunda Guerra Mundial, luego de la derrota alemana, el por entonces teniente Ludolf von Alvensleben, apodado Bubi, fue capturado por soldados británicos. En 1945 fue llevado al campo de prisioneros Neuengamme, en Hamburgo, donde se enteró del suicidio del jefe Heinrich Himmler. Existen diferentes versiones de cómo, luego de estar detenido 16 meses, el 11 de septiembre de 1946, logró fugarse. En un artículo de 2015, en La Voz del Interior, Camarasa escribió “no bien pudo, como otros centenares de criminales de guerra, Alvensleben viajó a la Argentina. Primero vivió en Buenos Aires, y después se trasladó a Córdoba. Al principio a Villa María, y, tras un paso fugaz por Villa General Belgrano, se instaló en Santa Rosa de Calamuchita”. A este lugar el jerarca nazi llegó solo, posteriormente arribó su esposa Melitta von Guaita junto a tres de sus cuatros hijos: Ludovica, de 31 años; Constantino, de 14 y Busso, de 12.

Otra de sus hijas, Erika, de 22 años, habría tenido un “desliz” con un peón en Villa María por lo cual la habían mandado a Alemania. Erika habría quedado embarazada en el marco de esa relación con el campesino villamariense. No existen datos acerca de la identidad del hombre que enamoró a la joven alemana.

Al centro Alvensleben, sentado Himmler

Criminal condenado, pero en libertad
Según el documental “De regreso a la patria con Bubi”, del realizador polaco Stanislaw Mucha, el noble barón Ludolf Hermann von Alvensleben (“Bubi” para los amigos) fue responsable de la muerte de, por lo menos, 30.000 de sus compatriotas. En un artículo del año 2000, escrito por Luciano Monteagudo, desde Berlín, para el diario Página12, se comenta acerca de los testimonios que aparecen en el referido documental. Entre otras cuestiones se menciona que “el filme consigue registrar que el 27 de noviembre de 1952 el Gobierno de Juan Domingo Perón le concede la ciudadanía bajo el nombre de Carlos Lücke”. También se hace referencia a un cordobés, de familia alemana, quien ante la cámara testimonia que en el entierro de Carlos Lücke, el primer día de abril de 1970, “se hizo el saludo nazi”.

Para entonces el criminal era prófugo de la Justicia polaca, lugar donde había recibido la condena por 4.247 asesinatos en Crimea, durante el invierno de 1939. Dos meses antes de su muerte, en Santa Rosa de Calamuchita, a raíz de un cáncer, un tribunal alemán, y otro polaco, habían pedido su captura a Interpol. Jorge Camarasa, en 2011, también señala según los testimonios que pudo recoger, al entierro del criminal de guerra habrían asistido “unos 20 alemanes que no eran de la zona, que habían cantado una marcha militar en el momento de la despedida y dejado una corona con la leyenda “Deine Kameraden” (Tus camaradas)”.

En Santa Rosa, el nazi, llegó a ser concejal de la ciudad, integrando el bloque de la Unión Cívica Radical. También ejerció como inspector de caza y pesca en Embalse de Río Tercero, operador inmobiliario en la zona y presidió el club de fútbol Unión.

Melitta, su esposa, vivió con él hasta su muerte, luego de la cual abandonó Santa Rosa de Calamuchita. De su paso por Villa María quedaron pocos datos, pero, quizás, como suele pasar con estas notas en El Diario del Centro del País, algún vecino memorioso pueda acercar más datos del criminal nazi que caminaba por las calles de la ciudad.

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Fuente:
Jesús Chirino, Un criminal nazi en Villa María, 04/06/17, El Diario del Centro del País. Consultado 09/06/17.

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