Uno de los aviones estadounidenses involucrado en el accidente de enero de 1966. Foto: Rizzoli Press |
José
Herrera Plaza (Almería, 1955) cursó estudios de Economía en la
Universidad de Valencia. Técnico Superior en Imagen y sonido,
trabaja actualmente, como cámara operador, en Canal Sur TV. Desde
1985 ha seguido de cerca todo lo relacionado con el accidente nuclear
de Palomares. En 2003 fue coautor y coorganizador del libro y
exposición en el Centro Andaluz de Fotografía "Operación
Flecha Rota. Accidente nuclear en Palomares". Posteriormente
dirigió el largometraje documental homónimo (2007).
por Salvador
López Arnal
Estamos
en el último capítulo, ya estamos finalizando. Antes de entrar él,
si no te importa, unas preguntas fuera de guión marcado. Me ha
llegado un artículo de Ángel Munárriz [AM] del 8 de mayo
(probablemente me lo hayas enviado tú, disculpas por mi mala
memoria) que lleva por título: "Palomares carece de un estudio epidemiológico más de medio siglo después del accidente nuclear". Te pregunto en torno a él, para matizar y para recordar cosas ya
comentadas a lo largo de estas entrevistas.
Transcurridos
ya 51 años desde el accidente nuclear de Palomares, en Cuevas del
Almanzora (Almería), ocurrido el 17 de enero de 1966, AM señala que
"no se ha realizado aún un estudio epidemiológico que evalúe
su incidencia sobre la salud de la población. "Hubo otro
accidente similar dos años después, en 1968, en Groenlandia [en la base aérea de Thule]. Aparte de que se llevaron diez veces más
tierra contaminada que de Palomares, el Gobierno danés hizo estudios
epidemiológicos. En Palomares ha habido una exposición bien
definida al plutonio, al uranio y al americio. Esta exposición tiene
un alcance y se puede medir. Estas premisas, a mi juicio, obligan a
realizar un estudio epidemiológico", señala el epidemiólogo
Juan Alguacil, catedrático del área de Medicina Preventiva y Salud
Pública de la Universidad de Huelva". ¿Estás de acuerdo?
¿Algún matiz que quieras introducir?
JH.-
Como no podría ser de otra manera, estoy totalmente de acuerdo. Este
es un lugar común. Sobre tal asunto se formulan preguntas
recurrentes por toda persona interesada. Entonces, ¿por qué no se
ha llevado a cabo, más allá del realizado contra viento y marea por
el Dr. Pedro A. Martínez Pinilla?, pues porque por encima de su
oportunidad, pertinencia, justicia, están los intereses de otros.
El
accidente de aviación de Palomares, prosigue AM, "provocó la
caída de cuatro bombas nucleares estadounidenses 75 veces más
destructivas que las que fueron lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki.
Dos de las bombas liberaron plutonio, contaminante durante miles de
años y extremadamente nocivo para el ser humano. El tipo de residuos
que queda en Palomares provoca cáncer de pulmón, hígado o huesos,
lo cual permite focalizar la búsqueda de resultados. Los residuos se
encuentran aislados, para evitar su contacto con humanos". De
nuevo la misma pregunta: ¿coincides con lo que AM señala? Por lo
demás, cuando hablamos del plutonio contaminante durante miles de
años, ¿qué queremos decir exactamente? ¿Cuántos miles de años?
¿Por qué esos cánceres y no otros?
JH.-
Coincido totalmente. El mayor problema de los residuos nucleares,
además de su inmediata peligrosidad, es su larguísima actividad
radiológica. En el caso de los isótopos de plutonio (Pu), el más
presente y ponzoñoso, el 239, tiene un periodo de semidesintegración
de 24.200 años. ¡Solo la mitad!. El gamma emisor americio 241 se
desintegraría en 432 años un 50 %. Estos son un ejemplo de dos de
los actínidos más radiotóxicos presentes en los alrededores de
Palomares y Villaricos. Recordemos que un solo gramo de Pu239
equivale en radiotoxicidad a una tonelada de uranio.
Respecto
a los tipos de cánceres, te diré que depende del tipo e intensidad
de radiación del emisor, el tiempo de exposición y la sensibilidad
orgánica en los seres vivos y la naturaleza. Se sabe que el Pu239
inhalado se queda en los alvéolos pulmonares una parte de las
partículas más gruesas de la fracción 1-10 micras, el resto pasa
al torrente sanguíneo, que lo excreta en su mayoría por la orina a
lo largo de varios meses (máx. 6-10 meses). El resto tiende a pasar
al sistema linfático, con querencia a depositarse en el hígado y la
osamenta; concretamente en su membrana exterior o periostio. La
deposición a largo plazo en esos 3 lugares, emitiendo cada segundo
partículas alfa muy energéticas e ionizantes (5,1 Mev), son las que
pueden generar de manera estocástica o aleatoria células
cancerígenas.
Al
doctor Francisco Laynez Bretones, especialista en medicina interna
en el hospital de Torrecárdenas (Almería), vuelvo al artículo de
AM, "le preocupa esta falta de estudios epidemiológicos. Con
anterioridad fue jefe de servicio del hospital de Huércal Overa, del
cual depende Palomares, y allí tuvo oportunidad de familiarizarse
con el problema de los residuos y conocer de primera mano la
inquietud por los posibles problemas de salud entre la población. En
noviembre se dirigió por escrito a la Escuela Andaluza de Salud
Pública (EASP), adscrita a la Consejería de Salud de la Junta.
Laynez pedía que en el marco de las X Jornadas de Salud Pública,
que se celebrarían en diciembre, se aprobase la realización del
primer estudio epidemiológico en Palomares, transcurrido ya más de
medio siglo desde el vertido, tras el cual no se evacuó a la
población local". Hemos hablado del tema también nosotros.
¿Por qué hay tantas dificultades para ese estudio? ¿Por qué es
tan imposible?
JH.-
Antes te comentaba al respecto que las razones son las de siempre:
los intereses de otros. Como en el resto de cualquier análisis de la
actividad humana, el materialismo histórico se muestra como
herramienta metodológica útil para comprender lo aparentemente
incomprensible. En el caso concreto de las actitudes y el proceder de
los dos gobiernos implicados a partir del día siguiente del
accidente hasta la actualidad, todo casa perfectamente, como regido
por la misma ley. Elaborar un estudio independiente de ese tipo
supondría la posibilidad de atribuir a algún o algunos cánceres la
relación con la radiación existente. La oleada de demandas legales
nacionales e internacionales de indemnizaciones con astronómicas
cifras podría convertirse en una pesadilla para la clase política;
también el malditismo de la zona, que sin una descontaminación
definitiva previa, sufriría un incierto pero seguro quebranto en sus
dos pilares económicos: la agricultura y el turismo.
En su
propuesta, de nuevo AM, Laynez destaca que los trabajos realizados se
han limitado a estudios de la antigua Junta de Energía Nuclear [JEN]
actualmente el Centro de Investigaciones Energéticas,
Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), cuyas conclusiones "han
sido brevemente publicadas". En su monografía Palomares, desde
el accidente a la restauración, este organismo dependiente del
Ministerio de Economía señala que el seguimiento desde 1966 no ha
observado "ninguna evidencia de patología directamente
relacionada con el accidente, incluso en aquellas personas que
presentan algún resultado dosimétrico por encima del límite
[...]". "El riesgo que se podría dar en Palomares",
advierte el informe, "es que las partículas contaminantes que
están de un modo estable adheridas a los suelos puedan ser ingeridas
o inhaladas por su transferencia a alimentos o al aire"".
También te he preguntado. Vuelvo a hacerlo: ¿qué opinión te
merece las acciones del CIEMAT en todo este asunto?
JH.-
A finales de los 80 e inicios de los 90, con el relevo generacional
de investigadores formados en democracia, la capacidad, actitud y
algo el talante respecto a Palomares, mejoraron en esa institución.
Funcionarios como Rubio, Mendizábal, Espinosa, Sancho, Gascó,
Mateos, Aragón, Benito.... han mejorado la deriva mantenida durante
24 años con respecto a Palomares. Eso sí, sigue padeciendo un
extemporáneo oscurantismo, a pesar de financiarse con el dinero de
los ciudadanos. La regeneración de la función pública progresa muy
lentamente, de ahí el gran desfase que ha existido y existe entre
los organismos y la sociedad a la que teóricamente sirven.
El
doctor Laynez, de nuevo AM, subraya que, desde los años 80, hay un
incremento del plutonio en el aire de Palomares, debido a las faenas
agrícolas. "En los últimos años", añade, "parte
del plutonio se está transformando en americio, que emite
radiaciones gamma y es más nocivo para la salud que el plutonio".
"Sin embargo, no se ha realizado ningún estudio epidemiológico
solvente en la zona de Palomares en estos 50 años", concluye
Laynez su propuesta, que califica de "imperiosa" la
necesidad de abordar la tarea "sin más demora". La
pregunta se impone de nuevo: si es así, si hay ese incremento del
plutonio en el aire de la zona, ¿cómo se explica esa dejadez de los
organismos públicos?
JH.-
Ni a los Gobiernos de España y de los Estados Unidos, ni a los propietarios de
los medios de producción locales les interesa conocer la verdad. La
JEN-CIEMAT y el Consejo de Seguridad Nuclear llevan décadas
afirmando de manera pseudocientífica que no se ha hallado ninguna
patología relacionada. Entonces ¿por qué tanta renuencia a que se
realice un estudio independiente?. Además, ¿Cómo se atreven a
realizar tal aseveración sin estar respaldada por un estudio
epidemiológico riguroso?. ¡Qué fácil es lisonjear los tímpanos
de la población; decir lo que desean oír!. A eso se le llama
demagogia. De la misma manera que no podemos aseverar, así a las
buenas, que los cánceres de pulmón, hueso o hígado del lugar han
sido generados por la contaminación radiactiva, tampoco podemos
afirmar categóricamente que no ha habido relación. Para eso están
los estudios epidemiológicos, para que en un tema tan delicado, que
afecta a la salud y la economía de un colectivo maltratado durante
décadas, nadie conjeture tan fácilmente con rango de tesis en uno u
otro sentido.
Lo
dejamos aquí por el momento si te parece.
De
acuerdo.
Fuente:
Salvador López Arnal, “JEN-CIEMAT y el CSN llevan décadas afirmando que no se ha hallado ninguna patología relacionada. ¿Por qué la renuencia a un estudio independiente?”, 14/06/17, Rebelión. Consultado 15/06/17.
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