El almacén de
semillas del Ártico para prevenir un desastre global necesita
reparaciones tras inundarse parcialmente.
La Bóveda de Semillas de Svalbard (Svalbard Global Seed Vault), una especie de Arca de Noé vegetal construido en el Polo Norte para salvaguardar
una copia de todas las plantas comestibles del mundo para afrontar un
hipotético desastre global, necesita reparaciones. Las autoridades
de Noruega están construyendo nuevas defensas para proteger esta
instalación, después de que las temperaturas demasiado altas del
año pasado provocaran que se derritiera el permafrost en el que está
excavada la bóveda y entrara una gran cantidad de agua en el túnel
de acceso a esta fortaleza de la humanidad. Las semillas no se han
visto afectadas, pero el incidente ha revelado que el cambio
climático supone un riesgo para el que también se conoce como "el
almacén del juicio final". Y que necesita cuidados adicionales.
La bóveda, un
banco de germoplasma universal, fue construida en el interior de una
montaña, al final de un túnel de 150 metros que se hunde en la
tierra helada de una montaña del Ártico, muy cerca de Longyearbyen,
la ciudad más al norte del mundo, capital de las Svalbard, un
archipiélago de soberanía noruega.
Al fondo, en el
seno de la montaña tres cámaras, mantenidas artificialmente a 18
grados bajo cero, albergan las semillas con la memoria vegetal de la
humanidad. En la actualidad guarda 843.400 semillas de 5.128 especies
diferentes que provienen de 233 países. Tiene capacidad para
preservar 2.500 millones de semillas. Su objetivo es poder repoblar
de plantas comestibles zonas arrasadas por un desastre nuclear, por
ejemplo.
Fue construido en
un lugar tan remoto por tratarse de uno de los territorios con menos
actividad sísmica del mundo y porque, en caso de desastre universal,
el frío permitiría conservar las semillas incluso sin electricidad.
Se suponía que el almacén estaba diseñado "a prueba de
fallos" y contra "el desafío de los desastres naturales o
provocados por el hombre". Que su propio diseño haría
innecesario el cuidado humano. Pero no.
La subida de las
temperaturas en el Ártico al final del año pasado, el más caluroso
desde que se tienen registros, ha provocado que en lugar de nieve
ligera cayeran lluvias intensas y que el permafrost, el suelo congelado en el que fue excavado el arca, se derritiera. "No
estaba en nuestros planes que el permafrost se derritiera", ha dicho a The Guardian Hege Hjaa Aschim, portavoz del Gobierno noruego,
propietario de la bóveda. Las temperaturas medias en octubre fueron
de alrededor de 0 grados, y no de -10 como acostumbran en esas
fechas. "Fue como un verano húmero en Noruega", añadió la portavoz a BBC.
El resultado es
que una gran cantidad de agua penetró en el túnel de entrada
-inundó unos 15 metros de los 100 del pasadizo de acceso- y
posteriormente se congeló. Las semillas no sufrieron, pero el
incidente ha llevado a Noruega a diseñar nuevas paredes impermeables
en el exterior y el interior del túnel, a construir zanjas de
drenaje en la montaña, a retirar varias fuentes de calor y a poner
en marcha un proyecto de vigilancia del permafrost de Svalbard. "Ya
hemos quitado el agua", ha dicho Hege Njaa Aschim
La brecha ha
puesto en tela de juicio la capacidad de supervivencia autónoma de
la bóveda. "Se suponía que funcionaría sin la ayuda de los
humanos, pero ahora estamos vigilando la bóveda de semillas 24 horas
al día", dijo Aschim. "Tenemos que ver qué podemos hacer
para minimizar todos los riesgos y asegurarnos de que el banco de
semillas pueda cuidarse a sí mismo. Nos estamos tomando esto muy
seriamente y estamos haciendo un seguimiento constante".
Existen 1.700
bancos genéticos en todo el mundo, que salvaguardan colecciones de
cultivos alimentarios. Muchos de ellos están expuestos a desastres
naturales y guerras, según el consorcio Global Crop Diversity,
informa France Presse.
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