En
Colonia Bremen, Marcelo Carletta resiste a la masa hídrica que se
adueñó de sus tierras. Ya no tiene animales y el verde de los
cultivos desapareció. “Tengo esperanzas, sólo hay que tener
paciencia”, dijo.
Marcelo
Carletta tenía 7 u 8 años cuando su papá, don Julio, adquirió un
campo de 500 hectáreas a unos pocos kilómetros de Colonia Bremen.
Seguramente,
para este trabajador su sueño fue dejarle el futuro asegurado a la
familia, pero hoy la inundación que afecta el sureste borró parte
del sacrificio de décadas.
Es
que el campo “La Laguna”, nombre que parece haber presagiado lo
que hoy se vive, está cubierto de agua. De las 500 hectáreas, unas
470 están sepultadas bajo la gran masa hídrica, y sólo hay unas 30
hectáreas que permanecen resistiéndose a desaparecer. Estas tierras
históricamente retuvieron en su interior a la laguna “La Soba”,
que ocupaba menos de 70 hectáreas y que era como un lugar que
embellecía a las tierras ganaderas y agrícolas. Pero fue en 2004
cuando una primera inundación hizo crecer este espejo de agua, y en
los últimos dos años, prácticamente éste se apropió de todo el
campo.
Marcelo
es hoy quien se resiste a dejar sus tierras, y confía en que el agua
se retirará y volverán a florecer los cultivos. Sabe que deberá
tener paciencia y esperar “unos 5 a 7 años”, para que estos
suelos recuperen su productividad.
“Mi
padre compró estas tierras allá por el ‘72, cuando la estancia
Las Martinetas puso a la venta una fracción. En esa época los
campos no valían nada. Yo habré tenido 7 u 8 años. Era un campo de
trigo y hacienda muy productivo. Pero en el 2004 tuvimos una primera
inundación. Después lo superamos, pero una vez más en 2014 el agua
avanzó y hoy estamos en esta situación”, detalló Marcelo a El Puntal de Río Cuarto.
“Hoy
me queda la casa y unas pocas hectáreas alrededor. El resto es toda
agua. Los alambrados ya no existen; los estanques y bebederos
quedaron bajo agua. Se me salvaron unas 30 a 40 hectáreas que aún
están aprovechables”.
Sobre
las causas que llevaron a esta situación sostuvo que el factor
climático fue primordial, a lo que se sumó además la desidia. “Acá
se habían hecho algunos canales, pero después de algunos años de
sequía la gente comenzó a tirar cosas y se taponaron. También hubo
quienes impidieron que se avanzara en obras, y ahora sufrimos esto”,
admite este productor. “Acá no hay que echarle la culpa a la
Provincia, porque se hicieron cosas, y hasta se habían colocado
bombas para expulsar el agua, pero desaparecieron. Lo que pasa es que
hay gente que no colabora, es el sálvese quien pueda”, aseguró
Marcelo.
De
vacas a patos
“Uno
se angustia porque si mira para atrás ve que allá por los años ‘90
y el 2002 se podía tener hacienda y cultivos, producción mixta. Y
hoy vemos que el ganado vale pero tenemos un campo para criar patos.
Esta es la angustia que uno tiene”.
Carletta
supo tener más de 300 cabezas de ganado, hoy en su campo sólo se
ven patos y hasta algún carpincho que se asoma en la laguna, cuya
profundidad llega a los 6 metros.
Aún
así, este productor se resiste a bajar los brazos y sigue luchando
para que el campo que su padre le heredó vuelva a producir. “Tengo
seis hijas. Ellas estudiaron, son profesionales. Yo les digo que
deben buscar otras cosas. Uno no trata de desalentarlas, pero sí que
busquen alternativas y que tengan esto como un complemento. Estamos
en un país donde no se sabe con qué negocio se va a poder
sobrevivir”, reflexiona.
El
sureste provincial sufre la peor inundación de toda su historia. Así
lo aseguran habitantes de más de 80 años. “Hay gente que vivió
toda la vida para hacerse de tierras y luego disfrutar del descanso.
Siempre menciono el caso de un vecino productor de 65 años de
Colonia Bismarck que trabajó toda su vida, y en estos últimos años
se hizo una casa en el campo para irse con su mujer a vivir allí y
descansar. Tenía 200 hectáreas, le quedaron 20 y tiene más de 60
centímetros dentro de la vivienda. A esta edad ya no le quedan ganas
de empezar de nuevo, se fue desprendiendo de herramientas, animales,
de todo”.
Marcelo
asegura que aún tiene esperanzas de que el agua se retirará, y que
las obras que ahora ha encarado la Provincia permitirán aliviar la
crisis hídrica. “Nos llevará unos 5 a 7 años, pero hay que
armarse de paciencia”.
Consultado
si las tierras volverán a ser productivas, aseguró que sí, pero
dijo que es necesario llevar adelante un trabajo serio y con
compromiso. “Que el agua se retire, se evapore, no termina con el
problema. No hay que sacarla toda, estamos en la Pampa Húmeda, y si
nos falta agua también nos perjudica. Hay que hacer obras como
diques niveladores, pero no secar todas las lagunas”, sostuvo este
vecino.
Además,
dijo que desde el Estado se deberán aplicar políticas que
incentiven la implantación de pasturas para ir recuperando las
tierras.
“Mientras
tanto, uno se va comiendo lo que ha hecho en toda su vida. Y se
resigna a esperar, a que pase el tiempo. Yo tengo esperanzas porque
veo que ahora se están haciendo obras para aliviar la presión del
agua, están canalizando, y si se toma conciencia y todos colaboramos
vamos a salir adelante”, concluyó este productor.
Patricia
Rossia
prossia@puntal.com.ar
Fuente:
Patricia Rossia, prossia@puntal.com.ar, Tenía 500 hectáreas de campo y hoy 470 están bajo agua, 05/02/17, El Puntal de Río Cuarto. Consultado 08/02/17.
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