Inédito pedido
de un fiscal federal de interrumpir el uso de glifosato. Un fiscal federal
pidió la suspensión del uso del herbicida glifosato en todo el
país. Toma en cuenta los informes que “evidencian la indubitable
peligrosidad”. Y sostuvo que la toxicidad indicada no representa la
real.
por Darío Aranda
En una decisión
inédita, el fiscal federal Fabián Canda solicitó la suspensión en
todo el país de la utilización del herbicida glifosato (el
agroquímico más utilizado de Argentina). “De los informes y
antecedentes citados (en el expediente) se deja en evidencia la
indubitable peligrosidad de los agrotóxicos en base a glifosato”,
afirma el escrito judicial. El fiscal también cuestionó la forma en
que se mide la toxicidad de los agroquímicos (en base a informes de
las propias empresas y sin medir los impactos en mediano y largo
plazo). Sólo en Argentina hay más de cien estudios científicos que
confirman distintos efectos del glifosato.
Es la primera vez
que un fiscal federal solicita una medida cautelar de suspensión
total del agroquímico más utilizado del país (200 millones de
litros cada año, en 28 millones de hectáreas). Se trata de la causa
“Giménez, Alicia Fany y otros contra Ministerio de Agroindustria y
otros”. La jueza de primera instancia, Claudia Rodríguez Vidal,
había denegado el pedido de los denunciantes (prohibición total del
herbicida), pero la sentencia fue apelada.
En un dictamen de
29 páginas, y cargado de argumentos científicos y jurídicos, el
fiscal Canda cuestionó el fallo de primera instancia por no haber
tenido en cuenta los diversos informes que confirman las
consecuencias del glifosato y alertó que no se aplicó la Ley
General del Ambiente (25.675).
Entre las bases
argumentales para suspender el uso de glifosato toma, entre otros,
informes de la Auditoría General de la Nación (AGN), la Defensoría
del Pueblo de la Nación y fallos judiciales de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación (caso contra Minera Agua Rica, en Catamarca).
También resalta la decisión de la Agencia Internacional para la
Investigación sobre el Cáncer (IARC, ámbito especializado de la
Organización Mundial de la Salud), que en 2015 vinculó el glifosato
al cáncer, y confirmó que produce daño genético en humanos.
“Los peligros
que para el ambiente y la salud implican la utilización de
agrotóxicos pueden considerarse en la actualidad como de público y
notorio conocimiento, incluso con condenas firmes”, destacó el
fiscal Canda, y refirió al juicio de 2012 en Córdoba, conocido como
“el de Madres del Barrio Ituzaingó” (donde se condenó a un
aplicador y a un productor).
Hizo propia la
argumentación de esa sentencia: “De acuerdo ha surgido de expertos
y científicos, el uso indiscriminado, descontrolado, abusivo, en la
aplicación de agrotóxicos contamina en términos alarmantes la vida
animal, vegetal y humana, en especial en habitantes cercanos a los
campos”.
El fiscal planteó
como segunda opción (primera la suspensión total en todo el país
del glifosato) establecer distancias de protección para la
población. Solicitó la prohibición de fumigaciones aéreas con
glifosato y, para las aplicaciones terrestres, una zona de exclusión
de cinco kilómetros de centros poblados, escuelas, casas rurales,
ríos, lagunas y pozos de extracción de agua subterránea.
También valorizó
argumentos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA):
“El uso exorbitante de agrotóxicos ubica a la Argentina en el
segundo lugar en el mundo de uso de herbicidas por hectárea”.
Destacó que la situación ha provocado reacciones en el mundo
científico y afirmó: “Es una situación de amenaza grave para la
salud y el ambiente”.
Firmado el 1º de
diciembre pasado, la decisión recae ahora en la Sala III de la
Cámara Contencioso Administrativo Federal, integrada por Sergio
Gustavo Fernández, Carlos Manuel Grecco y Jorge Esteban Argento.
El escrito
judicial focalizó en el glifosato y al mismo tiempo dejó en
evidencia a todos los agrotóxicos utilizados en Argentina. “La
metodología de toxicidad no evalúa las dosis subletales y crónicas
(en medianos y largos periodos de tiempo), sólo tiene en cuenta los
efectos agudos”. Explicitó lo silenciado por las empresas del
agro: “La toxicidad indicada para los agroquímicos comerciales no
representa su toxicidad real”. Y retomó a la Defensoría del
Pueblo de la Nación (Resolución 147/2010): “Es necesaria una
evaluación realizada por entes independientes, en contrario de lo
que sucede hoy, que la evaluación de riesgo (de los agroquímicos)
son provistas por las empresas (que los comercializan)”. La
Defensoría del Pueblo confirmó el mayor porcentaje de niños
nacidos con malformaciones y abortos espontáneos en zonas de
aplicación masiva de agroquímicos (de Chaco y Misiones).
El fiscal federal
también resaltó la vigencia, y necesidad de aplicación, del
“principio precautorio” (vigente en la Ley 25.675): “Cuando
haya peligro de daño grave o irreversible, la ausencia de
información o certeza científica no deberá utilizarse como razón
para postergar las medidas eficaces para impedir la degradación del
ambiente”.
En los últimos
años se produjeron fallos de freno al uso de agrotóxicos en
Formosa, Chaco, Córdoba, Salta, Santa Fe y Buenos Aires. Sectores
del agronegocio aún argumentan que “no hay pruebas” de las
consecuencias. Por contraposición, en Argentina hay más de cien
estudios de científicos de universidades nacionales (de La Plata,
Buenos Aires, Rosario, el Litoral, Nordeste, entre otras). Los papers
científicos se pueden encontrar fácilmente. Algunos de sus autores
son Rafael Lajmanovich, Damián Marino, Fernando Mañas, Delia
Aiassa, Raúl Horacio Lucero, Andrés Carrasco, Fernanda Simoniello y
Silvana Rosso, entre otros.
Fuente:
Darío Aranda, Un freno a los agroquímicos, 09/01/17, Página/12. Consultado 10/01/17.
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