Ezequiel
González, biólogo distinguido de la UNC, alerta de que la pérdida
de bosques implica perder también especies de insectos. Explica
algunos servicios que las poblaciones humanas obtienen de los
ecosistemas.
por Milagros
Martínez
Lleva años
dedicado a un “trabajo hormiga” del que poco se sabe. Apasionado
por la ciencia y con mención de honor en la Universidad Nacional de
Córdoba, Ezequiel González busca traducir en palabras sencillas los
resultados que son producto de madrugar, de invertir horas sobre
lupas estereoscópicas, tiempo de lectura y análisis de datos.
“Encontramos
que a medida que se pierde bosque, se pierden especies de insectos y
esto al mismo tiempo trae aparejado pérdidas en los distintos
roles que cumplen en el ecosistema”, explica.
González estudia
cómo impacta la fragmentación de los bosques en la diversidad de
insectos y forma parte del grupo que trabaja en el Centro de
Investigaciones Entomológicas de Córdoba, liderado por Graciela
Valladares.
Desde hace casi
15 años, abordan la temática de la fragmentación de hábitat,
utilizando como modelo el bosque serrano. En su tesis doctoral
estudió cómo los insectos se intercambian o se mueven entre los
bosques y los cultivos adyacentes a estos pulmones verdes. “Mi idea
era mostrar que el bosque es una fuente de insectos benéficos para
el cultivo. En general, cuando uno habla de un insecto se piensa en
bichos, en plagas y en pérdidas para el cultivo. Pero en realidad,
de la cantidad de especies que existen, que hay más de un millón,
un número muy bajo son plagas. El resto tiene otras funciones que
son de suma importancia”, aclara.
¿Por qué es
valioso estudiar estos comportamientos? Ezequiel echa luz sobre un
concepto clave: los servicios ambientales, que son los beneficios que
las poblaciones humanas obtienen de los ecosistemas. “Entre esos
beneficios, algunos los proveen los insectos, como la polinización
de los cultivos, el reciclaje de nutrientes y el control de plagas”,
repasa.
Enemigos
naturales
En el marco de
sus investigaciones, a partir de trampas que capturaron bichos en
movimiento en los bosques de la estancia Santo Domingo en Río
Ceballos, registraron unas 1.400 especies.
“Es un número
impresionante, no imaginamos que sería tan alto. En una ventana
imaginaria de un metro cuadrado de bosque, por semana se movilizaron
hasta 5.500 insectos. Algunos son enemigos naturales porque consumen
las plagas. Hay dos grupos particulares que son los predadores y los
parasitoides, que cambian en función de la forma en que consumen
esas plagas” explica.
Los estudios, que
duraron cerca de tres años, se hicieron sobre campos de soja
cercanos a los bosques. “Hoy existe una visión de los cultivos
como ambientes estériles y en realidad no es así. Está lleno de
insectos y de organismos como hongos, bacterias y otros grupos que
son importantes para regular el ambiente. Cuando se hace un uso
excesivo de agroquímicos se pierde un montón y es difícil de
recuperar”, alerta.
Avalado por sus
hallazgos y con la humildad que atraviesa todo su relato, defiende la
conservación de los pulmones verdes de la provincia y suma otros
motivos: “Más allá de los insectos, los bosques son fundamentales
para regular el clima, controlar las sequías e inundaciones,
purificar el agua, capturar dióxido de carbono que contribuye a
frenar el cambio climático. Además, tienen un valor estético como
paisajes, por lo que también son importantes para el turismo y la
recreación”.
Coherente con lo
que cree, junto a su pareja y su hija de dos años eligieron
Anisacate para construir su casa en barro con techo vivo, una técnica
con menor impacto ambiental.
Bicho de la
curiosidad
Ezequiel González
nació en el sur argentino y desde chico los insectos le llamaron la
atención. Gracias a la ayuda de su familia, pudo mudarse a Córdoba
y dedicarse exclusivamente a estudiar.
Algunos de sus
trabajos se han publicado en revistas extranjeras específicas de
entomología como I nsect Science , o Insect conservation and
diversity , entre otras. En la red social Research Gate, sus
artículos están disponibles.
“Todos los
temas que se investigan en el laboratorio con las pérdidas de
ambiente y con la importancia de los insectos a nivel ecosistémico
me apasionan mucho. En Argentina, están poco estudiados”, asegura.
Hasta marzo, sus
ingresos dependen de la beca del Conicet.
Fuente:
Milagros Martínez, Ezequiel González: El bosque es fuente de insectos beneficiosos para los cultivos, 15/01/17, La Voz del Interior. Consultado 17/01/17.
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