Separados. Un muro divide el barrio Primero de Mayo -con una instalación deportiva deteriorada, en el Malagueño viejo- de uno de los 15 "countries" en desarrollo. Foto: La Voz |
Ubicado entre Capital y Carlos Paz, está en plena metamorfosis: es la nueva meca de los barrios cerrados en el Gran Córdoba. Pronto sumará más habitantes en esas áreas que en su tradicional zona urbana.
por Fernando
Agüero
En viaje en auto
de Córdoba a Carlos Paz, un niño pregunta a su padre sobre las
chimeneas que veía al costado de la autopista. El papá responde que
se trata de un pueblo de cartón, una escenografía detrás de la
cual no hay nada. El relato forma parte de la novela La Vertiente,
del escritor Sergio Gaiteri, y recrea la imagen que muchos cordobeses
tienen de Malagueño, pueblo de origen minero cuyo centro está a
tres kilómetros de esa autopista.
El ejido de
Malagueño es inmenso: 239 mil hectáreas que limitan con Córdoba al
este, Carlos Paz al oeste, Falda del Carmen al sur y La Calera al
norte. Ese espacio es el llamador de los más nuevos barrios cerrados
cordobeses.
En casi todo el
Gran Córdoba, los countries fueron ocupando terreno. Tanto, que ya
escasean en las zonas más requeridas.
En ese marco,
desde hace una década este pueblo es el nuevo foco de inversiones
inmobiliarias. Ese fenómeno de countries que rodean al viejo pueblo
comenzó a producir cambios demográficos y sociales. El último
censo, en 2010, contó unos 11 mil habitantes en Malagueño. Pero en
la última elección, en 2015, el padrón de mayores de 18 años
superaba ya los 12.300 votantes, con lo que es fácil inferir una
población que se acerca a las 20 mil personas.
Son 15 los nuevos
barrios (13 cerrados), entre los que ya tienen habitantes y los que
están en construcción. El municipio proyecta que en dos décadas la
población podría llegar a los 60 mil habitantes, si se ocuparan
todos los lotes disponibles de las nuevas urbanizaciones en marcha.
Ese desarrollo
impacta en la economía pero también en la vida social local. Aquel
pueblo obrero e industrial debe convivir con el nuevo puramente
residencial, sin lazos con la identidad local.
Historias
cruzadas
Entre las nuevas
urbanizaciones, Tejas 3 está entre las más pobladas y cercanas al
pueblo viejo: un murallón los separa. La cercanía combina dos
sensaciones: el impacto visual que ofrecen las viviendas de mayor
envergadura del country respecto de las modestas “del otro lado”,
y a la vez, las necesidades cruzadas entre los vecinos de uno y otro
sector.
Gustavo Ferreri
es un empresario gastronómico y productor de eventos que se mudó
hace dos meses a Tejas 3. Hechos de inseguridad lo “obligaron” a
dejar un clásico bar en La Cumbre y en 2015 abrió otro en la ciudad
de Córdoba. En ese cambio, se mudó al nuevo Malagueño.
“Después del
último robo quedé traumado”, cuenta sobre la noche de terror que
le cambió la vida. “Mi nueva meta es vivir seguro, poder estar en
la galería tomando mates o hacer un asado con amigos a cualquier
hora sin pensar que te salta uno. O llegar de noche y no tener que
mirar a todos lados para entrar a casa”, relata.
En cuanto a su
integración con el resto de la comunidad, con el afuera del barrio,
afirma que “la relación es bárbara” en este caso. “Salgo al
barrio vecino de caminata, hago las compras, la gente es muy piola”,
afirma.
Pero el consorcio
del country tiene algunos límites para los que quieren salir por la
puerta lateral que abre el muro hacia barrio Primero de Mayo. Los
vecinos que necesitan hacerlo a diario, por razones laborales o
porque sus hijos van a colegios de Malagueño, tienen que pedir un
permiso especial. “Existe un horario para entrar y salir por la
puerta hacia el pueblo”, contó un vecino que vivió hasta hace
unos meses en Tejas 3 y pidió no ser identificado. “Teníamos que
certificar que había algún tipo de relación laboral o escolar con
Malagueño”, acotó.
De otra forma, un
habitante del country tiene que salir hacia la autopista y pagar
peaje para ir... a Malagueño.
En el murallón
que separa hay tres portones y cámaras en todo el perímetro.
Horacio Escobar
tiene una ferretería en Primero de Mayo. Su tapia es el muro que lo
separa del country . “No podemos brindarles más servicios porque
sólo podemos entrar por ese portón, por ejemplo para ingresar
garrafas de gas”, afirma. “La relación humana es buena, tenemos
conocidos que vienen y compran siempre. A veces ellos mismos se
quejan porque no tienen acceso para salir por los portones para hacer
trámites o compras a Malagueño”, asevera Escobar.
Servicios
multiplicados
Pedro Ciárez, el
intendente, apunta que el municipio debió hacer una reingeniería de
su gama de servicios para atender las nuevas urbanizaciones. “Todas
han sido aprobadas con la obligación de que cuenten con los
servicios básicos. El municipio brinda en algunos casos recolección
de residuos y alumbrado. Pero siempre hay inconvenientes”, apunta.
En cuanto a la
integración con el Malagueño de identidad minera y humilde, Ciárez
admite que los nuevos vecinos tienen otros orígenes y realidades
sociales y económicas. “Eso hace necesaria nuestra intervención
para que no se generen divisiones. La idea es integrar la gente del
lugar con los que vienen a vivir. No puede ser tan difícil. Hay que
abrir canales de comunicación”, apuesta el intendente, como un
desafío.
De 15 nuevos
barrios,12 serán “cerrados”
La superficie que
ocupan es superior a la del pueblo original.
Entre la quincena
de emprendimientos privados, que en parte ya están habitados,
aparecen Tierralta, Causana, Valle del Golf, La Arbolada, Estación
del Carmen, Tejas 3 y Cañitas. En construcción, se suman Acquavista
y otros.
Los nuevos
vecinos y los “nyc”
En total, son 15
los nuevos barrios (tres abiertos y 12 cerrados) que están en
evolución o ejecución.
Malagueño vive
una transformación que impacta por los números y por las
consecuencias en la forma de vida de sus comunidades.
En total, son 15
los nuevos barrios (tres abiertos y 12 cerrados) que están en
evolución o ejecución.
“Este año
comenzaron a reactivarse las construcciones, después de un parate”,
dice el intendente Pedro Ciárez.
Un proyecto en
movimiento es el de un gran centro comercial y cívico sobre la
colectora a la autopista, ubicado al lado del barrio Yocsina.
El emprendimiento
tendrá, además de complejos de viviendas, un polo comercial y la
nueva sede de la Municipalidad.
Para los
malagueñenses “nyc” (nacidos y criados), este boom inmobiliario
reactiva la economía local y genera nuevas oportunidades laborales.
Pero, a la vez,
asoman otras realidades, como la falta de lotes para los “nyc”,
que deja latente el conflicto por tierras para construir.
Desde hace meses,
un grupo de vecinos lleva tomadas tierras que pertenecen a la
cementera Holcim y que comenzó a subdividir como propias.
El pueblo que era
modesto y no tenía lotes caros ahora está variando su fisonomía y
sus costos.
Entre
oportunidades y contrastes
Oscar Viglienghi
tiene una carnicería en Malagueño.
Oscar Viglienghi
tiene una carnicería en Malagueño. Daniel Barrale atiende una
verdulería. Hace unos años, cuando vieron el desembarco de los
countries, se unieron para hacer repartos de mercadería a domicilio.
Además de atender en sus locales, llevan carnes y verduras a la
puerta de las casas de los barrios cerrados.
“Tenemos
reparto martes y viernes”, apunta Oscar. “El tema va funcionando.
Esto que está sucediendo es bueno para el pueblo”, acota Daniel.
Oscar cuenta que
los nuevos habitantes se sorprenden cuando entran por primera vez al
viejo Malagueño: “Les asombra que sea como un pueblo grande, que
haya tranquilidad y un contacto tan directo con los clientes”,
dice.
Símbolos de la
fragmentación social
Los barrios
cerrados florecieron en Córdoba, como en otras grandes urbes
argentinas. El creciente costo de la tierra en zonas urbanas ayudó a
promoverlos, junto a instaladas pautas socioculturales que, 30 años
después, parecen gozar de buena salud. Las argumentaciones sobre la
inseguridad en áreas urbanas abiertas hicieron el resto.
por Fernando
Colautti
La primera
urbanización con el concepto de barrio cerrado en Córdoba apareció
en 1984, cuando parió Fortín del Pozo. Por entonces, el término
country sonaba desconocido. El boom amaneció en 1991, cuando se
empezó a promocionar la venta de los 386 lotes de Las Delicias.
Desde allí no paró este fenómeno urbanístico y sociocultural que
varió el modo de vivir -y de convivir- en el Gran Córdoba, y
que contribuyó a fragmentar más que a integrar a la sociedad.
Los barrios
cerrados florecieron en Córdoba, como en otras grandes urbes
argentinas. El creciente costo de la tierra en zonas urbanas ayudó a
promoverlos, junto a instaladas pautas socioculturales que, 30 años
después, parecen gozar de buena salud. Las argumentaciones sobre la
inseguridad en áreas urbanas abiertas hicieron el resto.
Pronto no quedó
espacio para esos emprendimientos en la Capital y el fenómeno se
extendió hacia Sierras Chicas primero, y los alrededores de Carlos
Paz y Alta Gracia luego.
No hay datos
oficiales pero se calcula que ya suman más de 200 en toda la
provincia.
En Sierras
Chicas, la multiplicación de countries explica buena parte del hecho
de que esa región haya sido la de mayor crecimiento demográfico de
Córdoba en las dos últimas décadas (por la mudanza de los
capitalinos). En esa zona, la última localidad con tierras
disponibles fue La Calera, donde en algunos años más el 40 por
ciento de sus vecinos será habitante de barrios cerrados.
Hacia el oeste de
la Capital, cerca de Carlos Paz, Malagueño era como La Calera en
Sierras Chicas: el pueblo más modesto y con mayores índices de
pobreza de su zona.
Malagueño
representa ahora la nueva meca de los countries . Ahí, la
fragmentación ya se percibe, entre los vecinos del viejo pueblo y
los que desembarcan para ocupar los nuevos barrios-dormitorio.
A los barrios
cerrados una característica legal los define: los de afuera no
pueden entrar y el espacio se privatiza: ni las calles y plazas son
públicas. Su exitoso crecimiento es un fenómeno más argentino que
mundial, y está ayudando a convertir a la integración social en una
utopía cada vez más lejana.
Fuentes:
Fernando Agüero, Malagueño, de pueblo obrero a polo “country”, 14/10/16, La Voz del interior. Consultado 14/10/16.
Los nuevos vecinos y los “nyc”, 14/10/16, La Voz del interior. Consultado 14/10/16.
Entre oportunidades y contrastes, La Voz del interior. Consultado 14/10/16.
Fernando Colautti, Símbolos de la fragmentación social, 14/10/16, La Voz del interior. Consultado 14/10/16.
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