La policía
hondureña anunció hoy la detención de un sexto implicado en el
asesinato de la ecologista.
por Jacobo García
“Berta Cáceres
no murió, se multiplicó” es el grito que aparece en pancartas y
pegatinas y corre de boca en boca entre activistas y defensores de
los Derechos Humanos en recuerdo de la ecologista asesinada a tiros en marzo. La frase, sin embargo, toma una dimensión más poderosa
cuando quien la pronuncia es su hija, Berta Zúñiga Cáceres, de 25
años, heredera de la batalla de su madre contra la compañía
hidroeléctrica DESA y una de las voces que se elevan contra la
supuesta impunidad cobijada por las autoridades hondureñas.
Seis meses
después del asesinato de la ambientalista Berta Cáceres, la policía
hondureña ha detenido a seis sospechosos entre ellos el autor
material, un oficial del ejército, un gerente y un trabajador de la
empresa DESA, propiedad de un consorcio chino/hondureño, como
autores intelectuales.
El último
detenido, este jueves, es Elvin Rápalo Orellana de 21 años, acusado
de ser el "coautor" del asesinato de Cáceres y quien
supuestamente disparó contra el mexicano Gustavo Castro, un
ambientalista de Chiapas que estaba junto a Cáceres y que recibió
dos disparos pero salvó milagrosamente su vida.
Sin embargo, para
la hija de la activista “sólo se ha detenido a cargos intermedios”
y los culpables de ordenar el asesinato de su madre están en la
calle. “Ni siquiera hay certeza de que los detenidos estén
implicados” y denuncia que la búsqueda de justicia se diluye como
un azucarillo entre oscurantismo y maniobras dilatorias, dijo a El País.
“Tenemos dudas
de que llegaremos a conocer a quienes pagaron por este asesinato”
denunció. Según Berta Zúñiga el asesinato quedará impune y
reclama que “la justicia verdadera es desmontar la estructura
criminal que la mató”.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos había dispuesto medidas
cautelares para proteger a la líder ecologista tras denunciar
amenazas de DESA por encabezar las protestas y movilizaciones en
contra la construcción de una represa de esa empresa en el río
Gualcarque, en las comunidades indígenas lencas. Su hija señala
directamente al estado hondureño e insistió en que sea condenado
“por todo lo que tuvo que pasar antes de ser asesinada”.
Según Zúñiga
Cáceres, “nos hemos encontrado con un muro de secretos una
práctica habitual y además nos expone a posibles venganzas” dijo
durante un acto de Amnistía Internacional la hija de la coordinadora
del Consejo de organizaciones populares e indígenas de Honduras
(COPINH).
Precisamente
Amnistía Internacional ha elevado la voz para denunciar el brutal
acoso que sufren los ecologistas en América Latina que se oponen a
proyectos mineros o hidroeléctricos y que están pagando con su
vida. Según la organización Global Witness en el último año en el
mundo hubo 185 asesinatos de ecologistas, de ellos, 122 cometidos en
América latina. Según esta organización Honduras es el país con
el mayor número de asesinatos entre ecologistas.
Además de Berta
Cáceres, otros cuatro activistas del COPINH se han dejado la vida en
los últimos meses en defender el agua del Río Gualcarque. “Ese
proyecto destruye la tierra, la envenena. El agua es el corazón de
nuestra comunidad, nuestro medio de cultivo” denuncian desde la
organización.
Fuente:
Jacobo García, La hija de Berta Cáceres denuncia que los verdaderos asesinos de su madre siguen libres, 08/09/16, El País. Consultado 09/09/16.
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