Villa El
Libertador sufre por el incremento de aguas subterráneas. El
problema fue creciendo en silencio y atendido una vez que explotó en
la superficie. Aseguran que el desenlace era previsible.
por Juan Pablo
Martínez
Ana María
muestra su casa, y luego de entrar a cada uno de los ambientes donde
las paredes están partidas o el suelo desnivelado, rompe en llanto.
Lo contuvo durante todo el recorrido, pero no puede ver a su hogar en
esas condiciones de fragilidad, y tampoco lo entiende.
Es la tragedia
silenciosa que les toca vivir a los vecinos de Villa El Libertador,
donde el agua de las lluvias del verano hace estragos, pero bajo
tierra.
El barrio no
vivió un alud de proporciones catastróficas, el agua llegó desde
las napas, sin que el Estado -Provincia o Muni- tuvieran la
capacidad de prevenir el drama.
Manuel Guzmán,
exdirector de Defensa Civil de la Municipalidad, especialista en
fenómenos climáticos extremos y en Gestión del Riesgo, compara el
caso de este barrio del sur la ciudad con los de Idiazábal o Pozo
del Molle, donde además de llegar agua de los campos aledaños a
estas localidades del Este de la Provincia, el incremento del nivel
de napas también fue un factor que contribuyó a los anegamientos.
En estas
localidades, cientos de casas fueron afectadas por el agua. El caso
de Villa El Libertador no está lejos de ese angustiante resultado
final, ya que según reportan los vecinos a partir de un relevamiento
que ellos realizaron con la ayuda del movimiento ADN, serían unas
300 las viviendas de Villa El Libertador afectadas por el incremento
de nivel de napas y el colapso de pozos negros.
Pero ¿se podría
haber previsto esta catarata de inconvenientes que se generó desde
las napas hacia la superficie?
Guzmán asegura
que poco se aprendió de las grandes inundaciones que ha padecido la
provincia en los últimos dos años: “Nadie se hizo ninguna
pregunta, ni estudió la situación. La ciudad de Córdoba no es una
isla, sin dudas que fue afectada por el volumen de lluvias que se
precipitó en este tiempo, al igual que muchas localidades que están
al Este en la provincia, básicamente porque estamos en medio del
camino del agua hacia el mar”.
Sacar la mugre
afuera. Con el suelo degradado por el incremento de nivel de napas
aparecen las grietas y los hundimientos de los pozos negros en las
viviendas de Villa El Libertador.
Elsa Andrada
terminó de pintar su casa hace unos días pero las humedades no
dejan de trepar por las paredes. Ella maquilló las grietas de su
hogar con un intenso violeta, pero el patio está minado de pozos
negros.
“La cámara
séptica se nos llena todo el tiempo. Dejamos de utilizar el pozo
negro de siempre e hicimos uno nuevo que también rebalsó muy
rápido, y ahora estamos con un tercero que está a punto llenarse
también. Teníamos un caño que sacaba toda esta agua a la calle y
creo que lo vamos a volver a colocar”, cuenta la mujer sobre su
decisión.
En lo mismo está
pensando Graciela, otra vecina que cuenta que ya no puede ni lavar
los platos porque se le rebalsa la cámara séptica. Lo que quiere
hacer esta mujer es sacar una cañería a la calle para evacuar el
agua residual del lavarropas, la ducha y la bacha de la cocina.
Trabajar sobre lo
previsible. Guzmán explica entonces que la situación por la que
está atravesando hoy Villa El Libertador podría haber sido
detectada a tiempo para reducir su impacto:“Nadie se preocupó por
escuchar o entender los estudios orientados a lo que podría suceder
después de los desastres climáticos que enfrentamos, de mirar más
allá o de oír advertencias”.
Según el
exfuncionario municipal, la Defensa Civil del Palacio 6 de Julio
“sólo está capacitada para trasladar colchones y chapas hacia los
lugares donde se derivan a los evacuados”.
“Si tuviéramos
equipos formados con biólogos, geólogos, hidrólogos, entre otros,
se podría trabajar con anticipación para prever qué es lo que
puede ocurrir y estar preparados para mitigar los posibles peligros,
para trabajar en la contingencia y no en la emergencia”, destacó
el especialista.
A Norma se la
tragó la tierra
“Estaba
barriendo y me tragó la tierra, no pensé en nada más que en salvar
mi vida. Me pude agarrar de unos hierros que se ve que quedaron de la
tapa del pozo y ahí me aferré gritando para que me rescataran”,
cuenta Norma Cicerone (63), quien ayer cayó dentro del pozo negro de
su casa luego de que se desmoronara.
Norma vive en
Villa El Libertador, en la calle Gobernación al 500. El accidente se
produjo cerca de las 8.
Según cuenta
Norma, estuvo “20 minutos que parecieron un eternidad” dentro del
pazo hasta que sus parientes llegaron a auxiliarla.
La situación se
tornó más desesperante cuando llegó su yerno para intentar sacarla
del pozo: “Me extendió la manito (sic) y en ese momento se
desmoronó más el pozo y cayó él también”.
Fueron su hija
María José y su esposo los que finalmente lograron sacarlos del
pozo.
“Estaba todo
oscuro adentro, ni me fijaba en el agua. Sólo pensaba que se trataba
de una desgracia con suerte porque ayer mis nietos habían estado
jugando en el patio, justo encima del pozo negro. Cerré los ojos y
dije: ‘Menos mal que me tocó caer a mí, que ya soy grande”,
cuenta Norma.
María José
explicó que los servicios de emergencia (Bomberos y Policía)
llegaron después de que su mamá y cuñado fueron sacados del hueco.
Luego llegó el 107, que revisó que Norma no tuviera
nada más que un susto después de esta terrible experiencia.
La casa de Norma
está dentro del área declarada en emergencia sanitaria por la
Municipalidad de Córdoba por el incremento del nivel de napas
freáticas, el colapso de pozos negros y el derrame de líquidos
cloacales sin tratar a la calle.
Fuente:
Juan Pablo Martínez, Emergencia sanitaria: la emboscada subterránea en Villa El Libertador, 13/08/16, Día a Día. Consultado 16/08/16.
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